Una ola de despidos sacude las empresas estatales en Sancti Spíritus

En la Cadena de Tiendas Caribe los empleados han puesto el grito en el cielo. Las brigadas de estibadores han sido desactivadas

Los directivos de la entidad estatal no solo han recortado significativamente la plantilla sino que han advertido a los trabajadores que mantienen sus puestos que ahora "tendrán que trabajar más". (Facebook/TRD Caribe)
Los directivos de la entidad estatal no solo han recortado significativamente la plantilla sino que han advertido a los trabajadores que mantienen sus puestos que ahora "tendrán que trabajar más". (Facebook/Tiendas Caribe)
Mercedes García

11 de febrero 2023 - 15:28

Sancti Spíritus/Una llamada, la convocatoria a una reunión o la simple frase "el director quiere verte" ponen a temblar a los trabajadores de la provincia de Sancti Spíritus por estos días. Las empresas estatales del territorio hacen agua y, obligadas a reducir su plantilla de empleados debido a la caída en los ingresos, el número de despidos no hace más que crecer.

En la Cadena de Tiendas Caribe que gestiona parte de la venta de alimentos en territorio espirituano, los empleados han puesto el grito en el cielo. Las brigadas de estibadores que se trasladaban en los camiones con mercancías para descargar los productos en cada comercio han sido desactivadas, según confirma un directivo de la empresa.

"Ahora le toca a los propios trabajadores de las tiendas, almaceneros y al personal que se ocupa de la venta al público, bajar la mercancía de los camiones, o sea, hacer el trabajo que antes hacían los estibadores", detalla el funcionario. "Todo esto está basado en el Decreto Ley 53 de 2021", puntualiza.

La normativa, aprobada por el Consejo de Ministros, flexibiliza el mecanismo para establecer la organización del sistema salarial de los trabajadores de las empresas estatales y le da mayor capacidad de decisión a los directivos locales. "En principio suena bien, pero lo que está ocurriendo es que están despidiendo personal para ajustar los números, en lugar de producir más, están ajustando las cuentas sacando gente".

"Ahora le toca a los propios trabajadores de las tiendas, almaceneros y al personal que se ocupa de la venta al público, hacer el trabajo que antes hacían los estibadores"

Al entrar en vigor el Decreto Ley 53, muchos trabajadores se sintieron esperanzados de que la nueva legislación contribuyera a subir los salarios, pero la realidad ha sido bien diferente. "Le deja suelta las manos a los directores y administradores de empresas para reajustar a su antojo la plantilla, suben los sueldos de unos pero a base de dejar sin trabajo a otros", lamenta este trabajador de la Cadena de Tiendas Caribe en Sancti Spíritus.

Las dudas sobre la aplicación de la normativa se hicieron sentir desde el inicio. En septiembre pasado, Guillermo Sarmiento Caba­nas, director de Organización del Trabajo, y Edith González, jefa del departamento de Orga­nización del Salario del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, tuvieron que responder en la prensa oficial los cuestionamientos que ya iban surgiendo sobre el nuevo Decreto.

Los funcionarios aseguraron entonces que "la esencia" del cambio de legislación era "transfor­mar la empresa, ya que para pa­gar más esta debe obtener me­jores resultados", lo que sintetizaron "en la fórmula más productividad más eficiencia más salario", pero en la realidad los directivos de entidades estatales parecen haber optado por la vía más fácil: menos empleados más dinero para repartir entre los que quedan.

En la Unidad Empresarial de Base Baldosas, perteneciente a la Empresa de la construcción y montaje de Sancti Spíritus, se inició desde finales del pasado año un proceso de eliminación de plazas. "Nos convocaron para decirnos que no pueden seguir pagando todos los salarios y hay que reducir personal", cuenta a 14ymedio uno de los trabajadores damnificados. "Pero a los que se quedan tampoco les será nada fácil", subraya.

Los directivos de la entidad estatal no solo han recortado significativamente la plantilla sino que han advertido a los trabajadores que mantienen sus puestos que ahora "tendrán que trabajar más" y asumir "hasta dos responsabilidades" en la línea de fabricación de baldosas. Una medida que ha sido criticada por los empleados que, sin embargo, no encuentran respaldo en el sindicato local.

"Uno se pasa la vida pagando la cuota sindical pero en el momento en que necesita que el Sindicato saque la cara por uno, entonces no hace nada", lamenta otra trabajadora del área administrativa de esta industria de baldosas que pasó a contarse entre los "trabajadores interruptos", el eufemismo que utiliza el Gobierno cubano para los desempleados.

"Al sector estatal no vuelvo más, te usan cuando quieren y te desechan por cualquier cosa. Ahora me voy a ganar la vida vendiendo churros o destupiendo baños, pero por mi cuenta"

Pero no todos los despedidos corren a cuenta del Decreto Ley 53, la falta de ingresos y de materia prima también elevan el número de despidos. En la planta de asfalto de la ciudad de Sancti Spíritus, ubicada en el barrio de Chambelón, en enero pasado este diario reportó la paralización de la industria, equipada con una vieja maquinaria, modelo DK-117 de fabricación ucraniana, que llegó a la Isla durante los años del subsidio soviético.

El paso de los años, el deterioro y la escasez de piezas le pasaron factura a la planta pero el puntillazo final se lo ha dado la falta de combustible y materiales. "Desde abril del año pasado comenzó a mermar la producción porque no teníamos materiales para el proceso, aunque solo hace unos días, al inicio de este año, se anunció que iba a dejar de producir", contó a 14ymedio uno de los empleados que, tras el cierre de la fábrica, pasó a quedar interrupto.

Las opciones de encontrar un empleo en una provincia golpeada por la crisis económica y la improductividad son "como encontrar agua en el desierto", ironiza ahora el mismo trabajador que lleva "meses buscando y buscando y no aparece nada".

Para la mayoría de los desempleados, sin embargo, hay al menos algo en lo que se sienten muy seguros: "Al sector estatal no vuelvo más, te usan cuando quieren y te desechan por cualquier cosa. Ahora me voy a ganar la vida vendiendo churros o destupiendo baños, pero por mi cuenta", sentencia el empleado.

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