Los estanquillos ya no venden periódicos en Cuba

Los viejos kioscos se transforman en comercios que venden material de oficina

Sin anuncios ni fanfarria, los kioscos destinados a la prensa oficial se han ido convirtiendo en negocios particulares. (14ymedio)
Sin anuncios ni fanfarria, los kioscos destinados a la prensa oficial se han ido convirtiendo en negocios particulares. (14ymedio)
Juan Diego Rodríguez

10 de octubre 2022 - 22:56

La Habana/Donde antes solo había revistas viejas y algún periódico del día ahora se exhiben bolígrafos coloridos, libretas escolares y pegamento para papel. El estanquillo de la calle 26 próximo a Tulipán, en La Habana, ha sido arrendado a una cuentapropista que oferta productos de oficina en lugar de los ejemplares de Granma o Juventud Rebelde que hasta hace poco se vendían en el pequeño local.

Sin anuncios ni fanfarria, los kioscos destinados a la prensa oficial se han ido convirtiendo en negocios particulares que ya no comercializan las publicaciones de titulares triunfalistas que salen de las imprentas cubanas. La transformación apenas ha sorprendido a los clientes, que ya habían notado que la llegada de los diarios se retrasaba cada vez más y disminuía el número de ejemplares.

"Yo compraba el periódico para usarlo como papel sanitario pero hace unos días vine y me encontré con que ya aquí no venden la prensa"

En un país donde las fuentes informativas digitales van arrebatando espacio al papel, la crisis económica ha contribuido también a que los medios oficiales pierdan protagonismo. "Yo compraba el periódico para usarlo como papel sanitario pero hace unos días vine y me encontré con que ya aquí no venden la prensa", explica a 14ymedio un jubilado que vive en las cercanías del estanquillo de 26.

En Centro Habana la mutación de los kioscos de periódicos también va a ritmo acelerado. En la barriada de Cayo Hueso "ya no quedan prácticamente estanquillos que vendan periódicos", lamenta una vecina de la esquina de Infanta y San Lázaro. "El que no tiene móvil para leer las noticias en internet no se entera de nada porque ya no te encuentras una revista o un periódico en toda esta zona".

"Los más afectados son los viejitos que compraban el Granma y lo revendían", explica la mujer, y señala a un kiosco de la calle Infanta donde todavía traen el diario del Partido Comunista pero solo los lunes. "Se quedaron sin esa entrada de dinero o ahora tienen que ir más lejos a buscar dónde lo están vendiendo". Pero no solo ha cambiado el tipo de mercancía que se oferta en los estanquillos, sino que del precio subvencionado de la prensa nacional se ha pasado a los liberados del sector particular. "Un bolígrafo, 200 pesos y una libreta, 500", señala.

"Al menos se están usando estos kioscos para algo, porque antes era un crimen verlos vacíos", opina la mujer. En el mostrador de uno de estos locales asoman gomas de borrar, rollos de precinta transparente y portaminas de varios modelos. Una caja de lápices de colores atrae la mirada de un niño que pasa y pregunta también el precio de un sacapuntas. "Son a 50 pesos y están muy buenos, aquí todo es importado y de calidad", subraya la vendedora. En la parte exterior del estanquillo sigue escrita la palabra "Prensa".

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