Las pymes cubanas están optimistas: sobrevivirán en 2026 dentro de un país que irá a peor

Economía

La consultora Auge publica un informe que recoge las opiniones de 175 directivos de empresas privadas de hasta cien empleados

El 76% de los empresarios encuestados asegura sentirse optimista de cara a 2026, mientras que el 60% prevé que la economía nacional irá mucho peor.
El 76% de los empresarios encuestados asegura sentirse optimista de cara a 2026, mientras que el 60% prevé que la economía nacional irá mucho peor. / 14ymedio
14ymedio

13 de diciembre 2025 - 09:39

La Habana/El recién divulgado Primer Estudio de Clima Empresarial para Mipymes Cubanas, realizado por la consultora Auge, revela un contraste que resume bien el momento que vive el sector privado en la Isla. Los resultados del estudio fueron presentados este viernes durante El Break, un encuentro celebrado en Nodo Habana

Según el estudio, el 76% de los empresarios encuestados asegura sentirse optimista o muy optimista de cara a 2026, mientras que el 60% prevé que la economía nacional irá algo o mucho peor el próximo año. La aparente contradicción, calificada en el propio informe como una “marcada divergencia”, muestra la desconexión entre el desempeño individual de las pequeñas firmas y la percepción del entorno económico en el que están obligadas a operar.

El estudio, el primero de su tipo elaborado de forma independiente en Cuba, recoge la opinión de 175 directivos de compañías privadas con hasta 100 empleados y mayoritariamente con más de tres años de funcionamiento. Auge advierte de que la selección de entrevistados no fue aleatoria y que los resultados deben asumirse como una aproximación cualitativa y no como una generalización estadística del universo empresarial del país. Aun así, la consultora destaca que este primer mapa ofrece una perspectiva valiosa sobre las experiencias y preocupaciones de un segmento representativo del actual tejido de mipymes.

Uno de los elementos que más llama la atención del análisis es la coexistencia de un marcado optimismo sobre el desempeño propio con una profunda desconfianza hacia el futuro del país. Para los autores, esta tensión evidencia de manera cruda la falta de seguridad en el entorno regulatorio y económico y explica por qué, pese al empuje del sector privado, la inversión sigue siendo tímida y la innovación se orienta más a resistir que a dar saltos cualitativos. Aunque la mayoría de los encuestados espera aumentar sus ventas y utilidades en 2026, muestra más cautela a la hora de prever incrementos en la inversión o en la plantilla de empleados, señal de la inseguridad que provoca la volatilidad normativa y la imprevisibilidad macroeconómica.

La consultora recomienda mejorar la predictibilidad jurídica, habilitar mecanismos transparentes de acceso a divisas, institucionalizar un diálogo entre los actores privados y el Gobierno y adoptar medidas firmes para contener la inflación

Entre las empresas más optimistas sobresalen las dedicadas a las tecnologías de la información y las comunicaciones, los comercios mayoristas y minoristas, la producción industrial y agrícola y los negocios gastronómicos y de alojamiento. Son sectores que, pese a operar en condiciones adversas, mantienen cierto dinamismo y adaptabilidad. 

Sin embargo, los obstáculos del presente continúan erosionando su margen de maniobra. Este año, los problemas más señalados fueron la inflación –mencionada por el 60%–, la infraestructura estatal deficiente –43,4%– y la dificultad para acceder a divisas –38,9%–. Las preocupaciones para 2026 crecen en intensidad, ya que el 68% teme una mayor inestabilidad económica, el 56,6% anticipa nuevas regulaciones que compliquen aún más la actividad privada y el 48% espera un aumento adicional de los costos por la inflación.

El informe ve en este conjunto de inquietudes un mapa de cuellos de botella sistémicos que se agravan sobre un suelo movedizo marcado por tarifas crecientes, apagones prolongados, inflación persistente y la ausencia de un mecanismo formal y estable para que las mipymes accedan a divisas. Los emprendedores fueron explícitos al identificar lo que consideran las tres áreas prioritarias para las autoridades: garantizar estabilidad regulatoria, abrir un acceso real y autónomo a las divisas y reconocer de manera formal el aporte del sector privado a la economía nacional. Sin avances tangibles en estas direcciones, sostiene Auge, el país seguirá atrapado en una dinámica de baja inversión, baja productividad y una innovación reducida a estrategias de supervivencia.

Las mipymes se han convertido en uno de los pocos actores con capacidad de adaptarse y generar cierto dinamismo económico

A partir de las conclusiones del estudio, la consultora recomienda mejorar la predictibilidad jurídica, habilitar mecanismos transparentes de acceso a divisas, institucionalizar un diálogo entre los actores privados y el Gobierno y adoptar medidas firmes para contener la inflación. En opinión de Auge, cualquier intento de dinamizar la economía cubana pasa necesariamente por ofrecer un marco más estable y menos arbitrario para la actividad de las empresas no estatales.

Entre 2020 y 2024 el PIB del país se ha contraído un 11%, y no se espera crecimiento en el actual ejercicio. Aunque no se ha divulgado un pronóstico oficial para 2026, nada apunta a un cambio de tendencia. Las políticas económicas internas fallidas y las dificultades que enfrentan los principales países aliados del régimen han agravado problemas estructurales que se expresan en la escasez de alimentos, combustible y medicinas, en los apagones diarios, la inflación desbordada, el déficit fiscal, el deterioro de los servicios estatales, la descapitalización bancaria, la dolarización creciente y una migración masiva que no se detiene.

En ese panorama convulso, las mipymes se han convertido en uno de los pocos actores con capacidad de adaptarse y generar cierto dinamismo económico. Pero su optimismo contrasta con la certeza, cada vez más extendida, de que el país se desliza hacia un deterioro sostenido. 

También te puede interesar

Lo último

stats