Habilitan un preuniversitario para atender a niños con arbovirosis en Guantánamo
Salud
La medida se adopta mientras la provincia se prepara para el posible impacto del ciclón tropical Melissa
La Habana/Ante el agravamiento de la crisis sanitaria por arbovirus –dengue y chikungunya– en la provincia de Guantánamo, las autoridades locales han acondicionado el instituto preuniversitario José Maceo Grajales, para que funcione como una extensión del Hospital Pediátrico Pedro Agustín Pérez. Con esta decisión se proponen descongestionar el hospital principal y atender de forma más ágil a menores con síntomas leves.
La medida se adopta mientras la provincia se prepara para el posible impacto del ciclón tropical Melissa, que según los pronósticos amenaza con fortalecer sus efectos sobre el oriente cubano y que se espera se convierta en huracán en las próximas horas.
Según la publicación oficial en Facebook de Radio Guantánamo, el espacio ha sido habilitado para niños mayores de dos años, sin signos de alarma, o con enfermedades crónicas que requieren seguimiento. Allí se ofrecerán servicios como hidratación con sales orales, control de fiebre, manejo del dolor, análisis de laboratorio –incluyendo conteo de plaquetas– y observación médica 24 horas. El objetivo explícito es aliviar la presión sobre el hospital pediátrico, saturado por la ola arboviral.
El Hospital Pediátrico Pedro Agustín Pérez, inaugurado en noviembre de 1918, sufre un deterioro que ha sido denunciado con frecuencia tanto por los pacientes como por el personal médico. Las instalaciones del preuniversitario tampoco ofrecen condiciones óptimas. Una usuaria comenta en la publicación de Radio Guantánamo: “Existen cubículos que, cuando llueve, lo hace más adentro que afuera. Y mira que malgastan materiales en otros lugares”.
La reapertura de esta extensión en el centro docente pone en evidencia la fragilidad de un sistema sanitario rebasado por la crisis epidemiológica
Varias denuncian locales han advertido que muchas de las estructuras auxiliares carecen de condiciones mínimas: filtraciones, cuartos sin ventilación adecuada, falta de insumos básicos y equipos obsoletos. La reapertura de esta extensión en el centro docente pone en evidencia la fragilidad de un sistema sanitario rebasado por la crisis epidemiológica en la Isla. Si los casos de arbovirus aumentan, el hospital central puede colapsar.
A nivel nacional, Cuba vive un recrudecimiento simultáneo de dengue, chikungunya y otras enfermedades transmitidas fundamentalmente por el mosquito Aedes aegypti. Las estadísticas oficiales reconocen zonas con elevada incidencia, mientras que el control vectorial se ve limitado por la falta de combustible, insecticidas y personal. A esto se suma la acumulación de basura en las zonas urbanas. “Quitando el churre que hay en toda la ciudad, enseguida disminuirán significativamente los casos”, señala otra usuaria en redes sociales.
Guantánamo figura entre las provincias más afectadas por arbovirosis, con un crecimiento sostenido de los casos. La situación hospitalaria es crítica, muchos centros no tienen capacidad para análisis rápidos, las salas de observación son insuficientes, y los equipos de apoyo –como suero oral, bombas de infusión, sistemas de monitoreo– son escasos o están en mal estado.
Guantánamo podría recibir lluvias intensas, vientos huracanados y daños estructurales en los próximos días
Para las familias humildes, el drama de enfrentar la enfermedad de un niño se complica debido a la mala alimentación, los apagones, el encarecimiento del transporte y la falta de medicamentos. Una buena parte de la ayuda para enfrentar la actual emergencia proviene del apoyo de familiares exiliados.
En medio de este panorama se cierne la amenaza del ciclón tropical Melissa, cuya proyección apunta al oriente cubano. Guantánamo podría recibir lluvias intensas, vientos huracanados y daños estructurales en los próximos días. En esas condiciones, la proliferación del mosquito puede multiplicarse, las vías de acceso quedar intransitables y el saneamiento puede colapsar aún más.
La simultaneidad de una crisis arboviral con un evento climático extremo es una tormenta perfecta. Espacios provisionales –como el recién activado preuniversitario– podrían quedar inutilizables, y los pacientes graves tendrían aún más dificultades para recibir atención oportuna.