"Hay que ponerse las pilas", reclama Marrero en una visita a Ciego de Ávila

La condición deplorable del asilo de ancianos del municipio de Primero de Enero fue lo que más horrorizó al primer ministro

La condición deplorable del asilo de ancianos del municipio avileño de Primero de Enero fue lo que más horrorizó al primer ministro
A la salida de un centro médico, un anciano de 85 años abordó al ministro y le desgranó un rosario de padecimientos / Manuel Marrero Cruz
14ymedio

20 de abril 2024 - 19:49

La Habana/Con un séquito de once ministros, tres viceprimeros ministros y una veintena de altos funcionarios, Manuel Marrero abandonó Ciego de Ávila este viernes insatisfecho con los resultados de la provincia y dejando una estela de lemas y consignas. “No venimos a pedir imposibles”, “La eficiencia no depende de cigüeñas salvadoras” o “Hay que ponerse las pilas” fueron algunos de los “consejos” que ofreció en lo que –subraya la prensa oficial– es su tercera visita anual para que los cuadros comprendan que el país vive en una “economía de guerra”. 

“Nos hemos concentrado en lo que no se ha hecho”, dijo Marrero explicando el “método” de su comitiva para “corregir distorsiones y reimpulsar la economía”. La condición deplorable del asilo de ancianos del municipio avileño de Primero de Enero fue lo que más horrorizó al primer ministro, admite Invasor. “No podemos dormir tranquilos”, aseguró el gobernante, al sacar sus conclusiones sobre el centro.

Alimentación deficiente y edificios en mal estado, dos características que también afectan, acotó el periódico del Partido Comunista en la provincia, a “hogares maternos, de niños sin amparo familiar, casas de abuelos, centros de deambulantes y psicopedagógicos”. La situación es tan alarmante que el dirigente ordenó “cambiar de padrino” al asilo, por la “mala atención que les brinda la cooperativa Bocanaza, del propio territorio”. 

Marrero, que llevó en su comitiva a viceprimeros ministros como Inés María Chapman, Jorge Luis Tapia Fonseca y Jorge Luis Perdomo Di-Lella, dijo que exhortaba a los dirigentes locales a “hacerse acompañar de un plan de medidas para solucionar los problemas”. 

“Revisen las estadísticas y comprueben en el terreno que son ciertas, porque el pueblo no come estadísticas”, remachó Tapia Fonseca

“Revisen las estadísticas y comprueben en el terreno que son ciertas, porque el pueblo no come estadísticas”, remachó Tapia Fonseca –“con su ya conocida elocuencia”, apunta Invasor–. Los números son, en efecto, graves. El propio diario lamentaba en marzo que la masa ganadera de Ciego de Ávila haya decrecido en los últimos 12 años en más de 5.100 animales cada año y que disponga de apenas 12.300 litros diarios de leche, la mitad de lo que debería ofrecer. 

Marrero combinó voluntarismo y regaños en cada una de las reuniones, en especial durante las que sostuvo con el sector agropecuario e industrial, que no logran “sacudirse de los quebrantos de décadas”.

Constató, inspeccionando la situación de la zafra, que el central Ecuador es “inestable” y que el Ciro Redondo –en el cual se cifraban las esperanzas de la cosecha– es “un gigante con pies de barro al no poder mover su andamiaje porque no se ha hecho efectiva la sincronización con la bioeléctrica aledaña”.

Chapman, que se apartó de la comitiva para inspeccionar el municipio de Florencia, tampoco fue optimista en su evaluación: no solo la sequía, sino también la pésima gestión de Recursos Hidráulicos en la provincia, han provocado una escasez crítica de agua. El principal embalse del municipio solo cuenta con 7 millones de metros cúbicos de agua, cuando debería almacenar 30. Los directivos locales se defendieron: tienen las tuberías rotas y no cuentan con equipos de bombeo.  

Además, lamentaron, el poco combustible del que dispone Recursos Hidráulicos se gasta en mover los camiones cisternas que distribuyen agua a los 6.500 residentes en Florencia que “oficialmente” carecen de ella. 

El único éxito discreto del municipio es su fábrica de conservas, que cumplió su plan de 500 toneladas de puré de tomate

El único éxito discreto del municipio es su fábrica de conservas, que cumplió su plan de 500 toneladas de puré de tomate en el primer trimestre del año. Sin embargo, no sé sabe qué sucedió con el producto, pues “los golpeó” la falta de envases para comercializarlo. 

Por su parte, el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, visitó el psiquiátrico de Ciego de Ávila. Las “problemáticas” fueron múltiples. No tienen enfermeras ni conserjes, no ha recibido una reparación en más de 20 años y carece de medicamentos, admitieron sus directivos ante el funcionario. “Al no disponer de todos los medicamentos que necesitamos, se dificulta conseguir que los pacientes mejoren, y por ello los tiempos de ingreso han aumentado”, aseguró uno de los médicos. 

Todavía más alarmante es la situación de los pacientes: siete desnutridos y 10 “con un peso inferior al recomendable”. La falta de comida se ha vuelto uno de los “factores desencadenantes de psicosis”. A la salida del centro médico, un anciano de 85 años abordó al ministro –cuenta el diario– y le desgranó un rosario de padecimientos sin aparente solución. 

La conclusión de Portal Miranda, citada por Invasor, no es buena noticia para los enfermos: “Aunque la intención es reinsertarlos en su familia lo más pronto posible, algunos estarán ingresados aquí una larga estadía”. 

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