En Holguín, la falta de vitamina K pone en riesgo la vida de los pacientes con dengue

Holguín

El precio oficial de las ámpulas ronda los 5 pesos –cuando aparecen– mientras se cotizan entre 850 y 1.000 pesos en el mercado negro

La vitamina K es un compuesto esencial para la coagulación de la sangre.
La vitamina K es un compuesto esencial para la coagulación de la sangre. / 14ymedio
Miguel García

11 de noviembre 2025 - 16:26

Holguín/El desabastecimiento de medicamentos esenciales en los hospitales cubanos ha alcanzado un punto crítico en Holguín, donde la falta de vitamina K y ácido tranexámico –imprescindibles para detener hemorragias– ha provocado emergencias graves entre pacientes con dengue y enfermedades renales. En el Hospital Clínico Quirúrgico Lucía Íñiguez Landín, los familiares deben recurrir al mercado negro para conseguir los fármacos.

"Pasé por una experiencia personal el miércoles con el papá de mi hermano y el señor por poco se desangra por falta de vitamina K en ámpulas y ácido tranexámico", relata a 14ymedio Patricio, un holguinero de 52 años. "Le hicieron una hemodiálisis de urgencia porque tenía dengue y ya padecía una insuficiencia renal crónica. Al ponerle el catéter, empezó a sangrar desde el miércoles en la tarde hasta el jueves que lo bajaron de urgencia al salón".

El hombre detalla que en todo el hospital no había ninguna de las dos medicinas necesarias para controlar la hemorragia. "El paciente también necesitaba una transfusión de plaquetas, pero cuando la doctora fue al banco de sangre no había ningún empleado. Requería además un análisis urgente, pero en el laboratorio tampoco había un solo trabajador", añade. "Los médicos de hemodiálisis son muy buenos, pero trabajan sin medicamentos y muchas veces hasta sin comer, porque la comida que les dan es pésima".

"Los médicos de hemodiálisis son muy buenos, pero trabajan sin medicamentos"

La vitamina K es un compuesto esencial para la coagulación de la sangre. Se usa en tratamientos de emergencia para detener hemorragias internas o externas y es vital para pacientes que, como los que se someten a hemodiálisis, tienen fragilidad capilar o alteraciones en la coagulación. También se aplica para contrarrestar efectos de anticoagulantes o complicaciones asociadas al dengue, donde el sangrado puede ser fatal.

En el mercado informal de Holguín, cada ámpula cuesta entre 850 y 1.000 pesos, una cifra prohibitiva para jubilados o familias con bajos ingresos. En las farmacias estatales, cuando aparecen, su precio oficial ronda los 5 pesos, pero llevan meses sin distribuirse.

Otra paciente del Lucía Iñiguez Landín también estuvo a punto de morir la semana pasada por un cuadro clínico similar. "Mi abuela tuvo una hemorragia rectal intensa, creemos que estaba asociada al dengue pero todavía no nos han dado los resultados de los análisis", explica a este diario una joven que pide anonimato. "Estaba ingresada y se puso muy mal, no reaccionaba y tenía la piel que parecía un papel de tan pálida. El médico nos dijo que había que conseguirle, entre cielo y tierra, la vitamina K para intentar detener la hemorragia".

La familia tuvo que comprar una caja con diez ámpulas en el mercado negro, "porque la persona que las tenía no las vendía por separado, y fueron 10.000 pesos, tres veces la pensión mensual de ella", asegura la joven. Aunque la salud de la paciente ha logrado estabilizarse, los familiares guardan las ámpulas sobrantes "por si le vuelve a hacer falta o para cualquier otro que coja dengue".

El déficit de medicamentos no es nuevo. Desde hace más de un lustro, el Ministerio de Salud Pública reconoce que más del 40% del cuadro básico nacional de fármacos presenta "afectaciones". La situación se ha agravado desde 2022, cuando la falta de divisas y materias primas redujo la producción de BioCubaFarma, el conglomerado estatal que controla la fabricación y distribución de medicinas.

Familiares de enfermos reportan que también escasean fármacos esenciales como heparina, insulina o anestésicos

Según la prensa oficial, las dificultades incluyen el déficit de envases, reactivos, combustible y financiamiento para importar ingredientes activos. En septiembre, el propio ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, reconoció que el suministro "no se estabilizará a corto plazo".

Holguín, una de las provincias más pobladas del país, enfrenta además un repunte de arbovirus, con hospitales desbordados y carencia de antibióticos, soluciones salinas y analgésicos. En agosto pasado, 14ymedio documentó colapsos en las salas de urgencia del Hospital Vladimir Ilich Lenin y del propio Lucía Iñiguez, donde los pacientes deben llevar desde las jeringuillas hasta el algodón.

Los testimonios sobre la falta de vitamina K se suman a un panorama sanitario cada vez más crítico. En redes sociales, familiares de enfermos reportan que también escasean fármacos esenciales como heparina, eritropoyetina, insulina, anestésicos y medicamentos cardiovasculares. En el oriente del país, los médicos recurren a "inventar" combinaciones o aplazar tratamientos por falta de recursos.

"Cada vez que uno entra a un hospital, es una ruleta rusa", resume Patricio. "Los doctores hacen lo que pueden, pero sin medicamentos y con hambre no hay milagros".

La escasez de vitamina K, un medicamento básico y barato en cualquier país del mundo, se ha convertido así en una sentencia para los más frágiles: enfermos de dengue, pacientes renales, ancianos con hemorragias. En Holguín, cada ámpula que aparece fuera del sistema sanitario es una pequeña esperanza que se paga a precio de oro.

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