La insólita rapidez de la captura del presunto asesino de un policía causa asombro entre la población

Cuba

El sospechoso fue detenido en Remedios con un arma blanca y la pistola reglamentaria de la víctima supuestamente usadas para cometer el crimen

En redes sociales circularon imágenes del funeral con honores del capitán.
En redes sociales circularon imágenes del funeral con honores del capitán. / Facebook/Henry Omar Pérez
14ymedio

21 de septiembre 2025 - 08:00

La Habana/La Policía cubana ha capturado en tiempo récord al presunto asesino del capitán Leonel Mesa Rodríguez, jefe de sector en Caibarién, Villa Clara, quien fue encontrado muerto en una carretera la mañana del viernes. La detención ocurrió apenas un día después del crimen, a las 16:45 del sábado en la ciudad de Remedios, según confirmó el Ministerio del Interior en una nota publicada en redes sociales, donde también se informa de que el detenido llevaba la pistola reglamentaria del oficial y un arma blanca, ambas utilizadas en el asesinato.

Las autoridades no dieron detalles sobre la identidad del detenido –inicialmente se dijo que era un “matarife y traficante de ganado mayor”–, lo que generó suspicacias incluso entre los ciudadanos. “No dicen nombre y apellidos como suelen hacerlo, es muy raro”, escribió un lector en los comentarios al pie de la nota oficial en Facebook. Otros usuarios, expresaron su desconcierto ante la rapidez del proceso: “Qué rápido, y para el cubano de a pie pasan años y nada”.

Buena parte de los comentaristas pidió para el agresor una sanción severa o, incluso, la pena capital, una expectativa que las autoridades se han mostrado dispuestas a cumplir. “El detenido será sometido al proceso penal correspondiente, con el rigor que establece la justicia revolucionaria y conforme a la magnitud y gravedad del hecho cometido”, dijo el ministerio en la nota oficial. 

La justicia rápida y dura para el homicida contrasta con la lentitud e indiferencia con la que las autoridades se enfrentan a crímenes menos llamativos, que involucran a ciudadanos comunes. La disparidad no pasó desapercibida: “Me choca ver cómo de rápido se procedió a esclarecer este hecho y otros tantos tan crueles o más que están aún sin resolver. ¿Por qué será?”, ironizaba otro internauta.

La muerte del capitán ha sido una oportunidad para que el régimen cierre filas en torno a sus fuerzas policiales

La muerte del capitán ha sido una oportunidad para que el régimen cierre filas en torno a sus fuerzas policiales y envíe un mensaje de unidad y fortaleza. El féretro de Mesa recorrió las calles de su pueblo natal, Taguasco (Sancti Spíritus) a bordo de un vehículo militar, con guardia de honor, en una ceremonia solemne que se interpreta como un aviso al enemigo interno. 

En redes sociales circularon numerosas fotos del velatorio, donde se veía el ataúd del policía sobre el que se tendió una bandera cubana y, a los costados, sendas ofrendas florales tenían lazos con los nombres del general de Ejército Raúl Castro y el presidente Miguel Díaz-Canel. 

También asistieron al sepelio altos cargos del partido de Villa Clara y Sancti Spíritus, así como del Ministerio del Interior. 

El vocero oficialista Henry Omar Pérez, de Villa Clara, que ha sido uno de los más activos en la difusión de información sobre el policía asesinado, así como uno de los más “combativos” en sus mensajes, describió a Mesa como un “coloso” del orden público, un hombre que “día y noche surcaba hasta los senderos más apartados de la ciudad de Caibarién, en el empeño por cumplir con efectividad las misiones a él asignadas”.

Mesa, quien ingresó al Ministerio del Interior en 2004, era reconocido con múltiples distinciones –se exhibieron 12 medallas en el sepelio–, entre ellas la de “Combatiente Internacionalista en Etiopía”, y más recientemente, el “Elogio a la Virtud”, concedido en junio pasado. A los 62 años, todavía patrullaba su zona asignada sin relevo, destaca la prensa oficial. Según el coronel Eddy Sierra Arias, jefe de la Dirección General de la PNR, Mesa fue un “ejemplo de valores, compromiso, sentido de pertenencia, horas de desvelo e incansable lucha contra la delincuencia”.

“No cabe dudas: si no fuera policía, no se hubiera movido un dedo”, zanjaba un lector frente al aluvión de elogios que el oficialismo ha dedicado al capitán. Apenas unas horas después del crimen, la narrativa oficial ya estaba clara: se trató de un “acto vil, un ultraje infame”, como escribió Henry Omar Pérez –conocido por tener acceso a información privilegiada de la Policía– en una segunda publicación, donde calificó al asesino como “un cobarde incapaz de enfrentar la grandeza de Leonel”. 

Sin embargo, han surgido también testimonios extraoficiales que ofrecen matices diferentes y se refieren a él con el apodo de “Cal Viva”, aludiendo a sus supuestos métodos abusivos como jefe de sector.

Leonel Mesa Rodríguez fue encontrado la mañana del viernes “con seis heridas de arma blanca y un disparo en la cabeza”, hecho presuntamente con su propia arma de fuego, en el Consejo Popular La Reforma del municipio de Caibarién. En redes circularon videos donde se veía su cuerpo tendido en la carretera mientras varios oficiales desviaban el tráfico.

En pocas horas, su muerte generó un aluvión de reacciones entre quienes piden mano dura para el agresor y quienes temen que el asesinato de un policía devuelva a Cuba a los tiempos oscuros de los fusilamientos. La tensión del caso se concentra en una frase de Raúl Castro que los afines al régimen han revivido en redes sociales: “Quien a hierro mata, a hierro muere”. 

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