Luchando por el agua en La Habana, madres cierran una calle con cubos y vecinos asaltan una pipa con machetes

Cuba

La empresa estatal admite enfrentar dificultades para reparar "la conductora de 78 pulgadas de la fuente de abasto Cuenca Sur"

En muchos barrios de La Habana, se repite la imagen de agentes de la Policía custodiando los camiones de abastecimiento.
Momentos más tarde, a la calle Monte llegó una pipa, custodiada por la Policía / 14ymedio
Juan Diego Rodríguez

29 de septiembre 2025 - 17:09

La Habana/Mujeres que se echan a la calle con sus hijos y hombres con machetes que obligan al chófer de una pipa a entregarles una parte de su carga, estas dos estampas reflejan la desesperación de los habaneros para conseguir agua luego de varios días sin suministro. Este lunes, unos policías intentaban disuadir a un grupo de madres de cerrar la calle Monte, a pocos metros del Parque de la Fraternidad, quitándoles los cubos y empujándolas.

Encabezaba la manifestación Magalys Anglada Mena, hija de la activista residente en Estados Unidos Ariadna Mena Rubio. Momentos más tarde, al lugar llegó una pipa, custodiada por la Policía.

La protesta, similar a la que hace casi dos años protagonizaron otras madres muy cerca de ahí y por el mismo motivo, evidencia la situación crítica del suministro en la capital, que se ha agravado en las últimas semanas y afecta a casi todos los municipios.

En El Vedado, cuenta un vecino, varios hombres con machetes se pararon delante de un camión cisterna para impedirle el paso hasta que no les repartiera agua también a ellos. “No se sabe si la habían pagado particulares o era de las pocas pipas estatales que mandan, que vienen y echan un poco de agua y se van”, dice el hombre.

En muchos barrios de La Habana, se repite la imagen de agentes de la Policía custodiando los camiones de abastecimiento. Y cada mañana, se ve a la gente salir de sus casas cargadas con cubetas vacías. “No sé de dónde sacan el agua”, refiere una anciana de La Habana Vieja, “imagino que la van a buscar a un centro de trabajo o de casa de alguien que tiene cisterna”.

“La gente está muy desesperada, porque no tiene agua ni de tomar ni para lavar ni nada”, lamenta Mary, vecina de Luyanó. “Hay lugares que tienen diez, otros que tienen doce días sin servicio. Nosotros no tenemos agua desde el lunes pasado. Y todavía llamé hoy y me dijeron que iban a bombear pero que no sabían cuándo”. Son numerosas las publicaciones en Facebook de habaneros que lamentan tener que usar ropa sucia ante la imposibilidad de poner una lavadora.

Ya a finales de agosto, asegura Mary, había problemas. “En el edificio de apartamentos de mi hermana, un tumulto de personas obligó al chofer de una pipa que había resuelto otra vecina de su dinero a darles agua a ellos también. No lo dejaron ir hasta que el hombre lo hizo”.

A principios de septiembre, los medios oficiales reconocían el “complejo escenario hídrico” de la ciudad, con un déficit de 2.500 litros por segundo, que estaba afectando “como promedio diario” a unos 150.000 habitantes. Algunos entrevistados decían que les faltaba el suministro desde hacía “por lo menos tres meses” y las autoridades movilizaron 90 vehículos para repartir agua a domicilio.

En el canal de Telegram de Aguas de La Habana, los pocos mensajes a primera hora de este lunes informando del restablecimiento del bombeo en algunos lugares dieron paso a un mayoritario arsenal de comunicaciones sobre interrupciones del servicio. Este sábado, tras varios días de corte de agua para reparar el sistema conocido como Cuenca Sur, la conductora volvió a romperse.

Al día siguiente, explicaba la empresa estatal, “finalizó la fase final de sustitución de 250 metros de conductora de 78 pulgadas de la fuente de abasto Cuenca Sur”. Sin embargo se le presentó a la empresa estatal otro problema: “Al reponer el servicio, una sección de la misma conductora, aguas arriba, que también presentaba un importante debilitamiento, colapsó”.

"Cuando los colocaron, tenían cerca una fábrica para elaborarlos, pero estos comunistas la cerraron porque dijeron que era tecnología vieja"

El comunicado asegura que esta situación era “previsible”, pero que no se podía realizar una “inspección exhaustiva en el campo de pozos pues habría sido necesario interrumpir el servicio de todo el sistema, lo que habría sumado aún más afectación a los municipios que ya estaban experimentando dificultades en el suministro, y se optó por avanzar con las reparaciones para minimizar las molestias iniciales”.

La empresa mantenía el optimismo y añadía afrontarlo como una oportunidad para fortalecer “aún más” el sistema, identificando otro punto crítico. “Además de la sustitución de la conductora, estamos aprovechando esta oportunidad para llevar a cabo otra acción clave: la interconexión entre los pozos 1 y 2. Esta interconexión permitirá mejorar el servicio a los municipios del sistema central”, añadió.

Sin embargo, un viejo trabajador de Aguas de La Habana achaca los problemas del colapso de Cuenca Sur, que fue originalmente “hecha por los capitalistas” –es decir, antes de enero de 1959–, a otra cuestión. “Los tubos originales son de hierro revestidos de cemento. Cuando los colocaron, tenían cerca una fábrica para elaborarlos, pero estos comunistas la cerraron porque dijeron que era tecnología vieja”, narra.

Y prosigue: “La semana pasada anunciaron por radio, televisión, internet, que Cuenca Sur iba a parar tres días para cambiar 50 metros de tubería. Hicieron tremenda propaganda. Pues bien, el viernes echaron a andar la conductora y todo lo que hicieron se rompió”.

Un colega suyo abunda en los detalles: “El tubo original tenía 90 centímetros. A esa tubería le pusieron, para llevarla al diámetro, dos tubos de 45 de PVC. Le hicieron una boquilla de hierro a los lados en cada empate y las atornillaron, pero se volvió a romper, porque hay que ponerles ventosas para que la presión del agua no vuelva a reventar la tubería”. 

Técnicamente, es posible conectar dos tubos de 45 centímetros con uno de 90 centímetros para aducción de agua, siempre que se utilicen accesorios y piezas adecuadas, como manguitos y acoples flexibles. Debe calcularse correctamente, eso sí, la velocidad, el caudal y la pérdida de carga, para asegurar que la transición de dos tuberías de menor diámetro a una mayor no genere turbulencias excesivas ni pérdida de eficiencia hidráulica.

Algo falló en Cuenca Sur, de lo que no ha informado Aguas de La Habana. Los trabajadores de la estatal, en cualquier caso, “están movilizados”, aseguran los trabajadores. “Y en agosto el DTI [Dirección de Inteligencia] instaló un centro de escucha y monitoreo en la empresa”, añade uno de ellos. El abastecimiento a la capital es ya una cuestión de seguridad nacional.

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