Mensaje de "apoyo al pueblo cubano" por los 10 años de la reapertura de la Embajada de EE UU

Cuba-EE UU

Cerrada en 1961 y reabierta con el 'deshielo' en 2014, la sede diplomática ha sido un termómetro de la difícil relación entre los dos países

El 14 de agosto de 2015, el secretario de Estado John Kerry izó la bandera en la explanada que da hacia el Malecón por primera vez desde 1961.
El 14 de agosto de 2015, el secretario de Estado John Kerry izó la bandera en la explanada que da hacia el Malecón por primera vez desde 1961. / EFE
14ymedio

14 de agosto 2025 - 16:18

La Habana/Diez años después de reabrir sus puertas, la Embajada de Estados Unidos en La Habana recordó este jueves la fecha con un mensaje sin ambigüedad en su cuenta oficial de Instagram: “Seguimos con nuestra misión de apoyar al pueblo cubano en sus aspiraciones para un mejor futuro”.

En las imágenes compartidas, el embajador Mike Hammer recorre las calles, saluda a ciudadanos y conversa con ellos. El entusiasmo que provoca su presencia contrasta con la frialdad que suelen recibir los cuadros del poder en la Isla. Tanto ha incomodado su estilo al Gobierno cubano, que incluso ha echado mano de burdos montajes con militantes del Partido Comunista haciéndose pasar por “cubanos de a pie”, que lo increpan en público, para intentar erosionar su imagen. Sin embargo, la Embajada confirma que Hammer no tiene intención de desistir: "Estamos comprometidos con seguir hablando con cubanos de a pie a través de todo el país para conocer sus prioridades y preocupaciones, y para amplificar sus voces”

Castro aplicó la misma táctica con la que había eliminado a rivales internos: azuzar a las masas antes de actuar

Desde 1959, la sede diplomática estadounidense ha sido un termómetro de la relación bilateral. Tras la llegada de Fidel Castro al poder, las tensiones por las expropiaciones, el asilo a opositores y el acercamiento de Cuba a la URSS desembocaron en una crisis. Castro aplicó la misma táctica con la que había eliminado a rivales internos: azuzar a las masas antes de actuar desde el Gobierno. “Utilizaban ellos la embajada para introducir aquí agentes conspiradores y terroristas, porque han estado dirigiendo el terrorismo amparados en la inmunidad diplomática”, denunció el 2 de enero de 1961 ante una Plaza Cívica desbordada y bajo un aguacero. El gentío respondió al grito de “¡Fuera!”, “¡Que se vayan todos!”.

Al día siguiente, la Administración de Eisenhower rompió relaciones y cerró la Embajada. Suiza asumió la representación como “potencia protectora” en La Habana, mientras Checoslovaquia hacía lo propio en Washington. El edificio del Malecón quedó bajo custodia suiza hasta 1977, cuando, en el marco de la distensión impulsada por Jimmy Carter, ambas partes acordaron abrir Secciones de Intereses. La Oficina de Intereses de EE UU (Usint) retomó entonces el inmueble construido en 1953 y comenzó a funcionar como una embajada de facto.

James Cason y su contacto con la oposición fueron el pretexto para desencadenar la represión de la Primavera Negra

En los años 80, la sede fue epicentro del éxodo del Mariel y, tras la crisis de los balseros de 1994, pieza clave en la implementación de los Acuerdos Migratorios. Entre 2002 y 2006, el protagonismo del jefe de la Usint James Cason y su contacto con la oposición fueron el pretexto para desencadenar la represión de la Primavera Negra y un endurecimiento del discurso del régimen. En 2005, ante el Parlamento cubano, Castro no dudó en llamar “loca” a la entonces secretaria de Estado Condoleezza Rice, “comemierdas” a los miembros de la Comisión para una Cuba Libre y “pequeño matón” a Cason.

La “guerra de carteles” entre la Usint y el régimen tuvo su clímax en 2006, con un enorme panel electrónico que difundía mensajes sobre derechos humanos y que Castro replicó con marchas, un Monte de las Banderas y vallas antiestadounidenses. La tensión bajó en 2009, ya con la Administración de Obama.

El acercamiento se truncó en 2017 con el llamado síndrome de La Habana

El deshielo llegó en 2015. El 20 de julio, las sedes en La Habana y Washington recuperaron oficialmente su estatus de embajadas y, el 14 de agosto, el secretario de Estado John Kerry izó la bandera en la explanada que da hacia el Malecón por primera vez desde 1961. El acercamiento, sin embargo, se truncó en 2017 con el llamado síndrome de La Habana y la reducción drástica del personal diplomático. La llegada a la Casa Blanca de Donald Trump y el aumento del tono de la confrontación entre ambos gobiernos terminaron por congelar el deshielo.

En 2023, Washington reanudó gradualmente el procesamiento de visas de inmigrantes. Un informe de inteligencia de ese mismo año calificó de “improbable” que un adversario extranjero estuviese detrás de los incidentes de salud, debilitando la hipótesis de ataques.

Con Mike Hammer al frente, la Embajada ha recuperado visibilidad y el contacto directo con la sociedad civil

Desde 2024, con Mike Hammer al frente, la Embajada ha recuperado visibilidad y el contacto directo con la sociedad civil. Sus declaraciones sobre los presos del 11J y el apoyo al sector privado han provocado roces con el Gobierno, que lo ha acusado de “conductas injerencistas”.

Si las imágenes de hace diez años muestran decenas de rostros sonrientes que contemplan el izaje de la bandera de las barras y las estrellas frente a la sede diplomática, hoy a los alrededores del edificio apenas se acerca el personal que labora en su interior, los policías que patrullan la zona y los solicitantes de un visado para emigrar a EE UU.  

Dos visiones antagónicas resumen la historia de esta sede diplomática: símbolo del odio al "imperio" para el régimen, pero también oportunidad para la mayoría de un pueblo cansado, hambriento, y con más ganas de marcharse que de sumarse a una marcha.

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