La montaña de basura alrededor de una iglesia de Matanzas alcanza niveles de herejía
Matanzas
"La Empresa de Servicios Comunales ha dejado toda esta suciedad a propósito", lamenta una feligresa de la parroquia San Pedro Apóstol
Matanzas/"Que el Señor nos proteja de tanta basura". La frase, pronunciada por un anciano que eleva su mirada al campanario de la parroquia San Pedro Apóstol, resume la preocupación ante los desechos que se acumulan junto a esta iglesia de Matanzas. El panorama se repite por toda la ciudad pero alrededor del majestuoso inmueble la montaña de residuos alcanza niveles de herejía.
"Vengo todos los domingos a misa y es muy desagradable el mal olor", comenta a 14ymedio Lydia, una católica de la barriada de Versalles que considera a la parroquia su "segunda casa". Con más de siete décadas de vida, la matancera asegura haberlo "visto todo". En carne propia vivió los días del extremismo antirreligioso, con escapularios arrancados de los cuellos de los que mantenían públicamente su fe católica.
Si en aquellos años, Lydia tuvo que guardar el cuadro del Sagrado Corazón que su abuela había colgado mucho antes en la sala del hogar y llenarse de valor para asistir al culto dominical, ahora debe sortear los desperdicios para poder sentarse en los largos bancos de madera en el interior del edificio diseñado por el arquitecto italiano Daniel Dall’Aglio.
"Creo que la Empresa de Servicios Comunales ha dejado toda esta suciedad a propósito, porque ni un recolector ha puesto", lamenta la mujer, que se queja de la falta de contenedores en las cercanías y de los vaivenes en la recogida de desechos. "Hemos enviado cartas al Gobierno y a la Oficina de Asuntos Religiosos del comité central del Partido. Nos prometen limpiar el área, pero todo se queda en palabras".
Mientras el cura repite en voz alta fragmentos de la Biblia, a la nariz de los feligreses reunidos llega el hedor de la basura descompuesta. De la montaña de bolsas lanzadas en la acera y que ya alcanzan parte de la calle, brota un riachuelo putrefacto que sigue cuesta abajo esparciendo sus miasmas. Los transeúntes que pasan tratan de evitar ensuciarse los zapatos y van dando pequeños saltos para esquivar las aguas.
La mayoría de los innumerables templos católicos que hay en la Isla están situados en zonas muy céntricas y densamente pobladas. De ahí que, con el colapso del servicio de recogida de basura, sea cada vez más común la imagen de hileras de desechos alrededor de la tapia de iglesias, casas sacerdotales y conventos. Pero, la extensión del mal no consuela a los feligreses que creen que hay una desatención oficial, más marcada, hacia estos edificios.
"La basura está amontonada en el muro de un espacio que tiene la categoría de Monumento Nacional", lamenta otro residente en la cercanía de San Pedro Apóstol. "Lo que queda para que llegue a la puerta no es nada", señala a este diario. El hombre reporta que los camiones de Comunales asignados a la zona no cumplen con los ciclos previstos para la recogida, con la excusa de que hay déficit de combustible, personal y piezas de repuesto.
Aunque reconoce que los responsables de botar los residuos en el área son los vecinos, justifica la actitud con la falta de suficientes latones para depositar la basura doméstica. "Si con lo que recaudan con los turistas que traen para hacerse fotos frente a la Iglesia hubieran comprado contenedores, otro gallo cantaría", sostiene.
El enojado matancero no deja de advertir que el problema no se repite con la misma magnitud en las cercanías de las principales instituciones oficiales de la provincia, como la sede del Partido Comunista o el local de la Asamblea Nacional. "No hay interés en que las iglesias se vean más bonitas y que a la gente le dé gusto venir a misa, eso está claro".