La mujer del preso del 11J Yosvany Rosell García alerta de su situación crítica por su huelga de hambre y sed
Cuba
La Embajada de Estados Unidos condena “los abusos y malos tratos que sufren los presos políticos en las cárceles del régimen cubano”
Madrid/Yosvany Rosell García Caso, quien lleva 26 días en huelga de hambre en la prisión de Cuba Sí, en El Yayal (Holguín), ha declarado que dejará también de ingerir líquido. Lo cuenta a 14ymedio su esposa, Mailin Rodríguez Sánchez, tras haberse enterado de ello, este mismo lunes.
La situación del preso político, condenado a 15 años de cárcel por participar en las manifestaciones pacíficas del 11 de julio de 2021, “es cada día más crítica”, dice su mujer, quien afirma sentirse desesperada. “Ya a él lo trasladan hasta en silla de ruedas porque no se puede sostener”, pero a pesar de eso, denuncia, “no ha sido trasladado a un hospital”. García Caso padece varias patologías, como cardiopatía, hipertensión y gastritis crónica.
El día a día de Rodríguez Sánchez y sus tres hijos se complica ahora, además, porque todos se han contagiado de chikungunya, una de las arbovirosis extendidas por la Isla en epidemia. “Estamos con el virus todos, recuperándonos, esto es terrible”, relata. “Aquí en mi cuadra estamos todos tumbados”.
“Ya a él lo trasladan hasta en silla de ruedas porque no se puede sostener”
Diversas instancias internacionales se han manifestado en favor del prisionero político en las últimas semanas. Este mismo lunes lo hizo la Embajada de Estados Unidos en La Habana, a través de sus redes sociales, al condenar “los abusos y malos tratos que sufren los presos políticos en las cárceles del régimen cubano”. Es alarmante, indica la sede diplomática en X, “que presos del 11J como Yosvany Rosell García estén en huelga de hambre manifestándose en contra de los constantes abusos, nos unimos a su exigencia de liberación para todos los presos políticos”.
García Caso comunicó en una carta escrita de su puño y letra que a partir del 23 de octubre se pondría en huelga de hambre y exigía que se le trasladara a una celda de castigo, como una “nueva forma de protesta”, por el “continuo encierro de todos los presos políticos”. En su misiva, el activista expresaba su “apoyo inequívoco a una máxima presión del Gobierno de Estados Unidos al narcoterrorista Gobierno cubano”.
Y concluía con una posdata: “Lo que haces solo por ti se desvanece cuando mueres, lo que hacemos por los demás es nuestro legado divino”.
También se han pronunciado sobre el preso varias organizaciones, como el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, que el viernes envió una alerta “sobre el grave riesgo que corre su vida cada minuto que pasa”, exigiendo “atención médica adecuada y su liberación inmediata”. Cubalex, por su parte, recordó que las huelgas de hambre son “una medida extrema a la que recurren las personas privadas de libertad cuando se les niegan vías efectivas para denunciar abusos o hacer valer sus derechos”.
El propio García Caso ya había realizado muchas protestas similares para denunciar su condena, que considera injusta y consecuencia de un proceso arbitrario. Esas huelgas de hambre –seis hasta el 11 de septiembre de 2022– son, constata Justicia 11J en su lista de presos, lo que le produjo la gastritis que sufre.
Detenido en su casa el 10 de julio por un cacerolazo, según consigna esa misma ONG, García Caso lo fue de nuevo por su participación en el 11J. Casi un mes después, lo trasladaron a la Prisión Penal Provincial de Holguín. Con supuestos antecedentes de tráfico de drogas, le imputaron por atentado, desórdenes públicos, propagación de epidemias e incitación a delinquir y lo condenaron, primero, a 20 años de privación de libertad y, en un juicio de casación, a 15 años.