"No sé de dónde la gente saca los dólares, pero compran por cantidad"
Alimentación
Los huevos importados de Brasil se dolarizan en San José de las Lajas y se venden en pocos minutos
San José de Las Lajas (Mayabeque)/Las luces blancas del mercado La Época, en San José de las Lajas, Mayabeque, hacen brillar las hileras de huevos apilados sobre el mostrador. Los clientes que llegan observan, calculan. Alguien pregunta el precio, otro se queja y un tercero decide llevarse cinco cartones, con 30 unidades cada uno. "No sé de dónde la gente saca los dólares, pero se los llevan por cantidad", confiesa una empleada de una de las dos tiendas estatales del municipio que comercializan sus productos en la moneda estadounidense.
El precio –5,25 dólares el cartón– equivale a unos 2.572 pesos, según el tipo de cambio informal reportado diariamente por El Toque. Si el pago es en efectivo, los clientes deben entregar seis dólares y recibir el vuelto en caramelos. "Como no tengo tarjeta Clásica, no me queda más remedio", protesta Tamara, una jubilada que ha traído un pequeño envase plástico para proteger los huevos.
"Por estos días en San José es un lujo comerse un huevo, no solo por el precio, sino porque no hay en ninguna parte". Su compra, que compartirá con una amiga, cuenta a 14ymedio, le permitirá almorzar durante algunos días. "El costo equivale a más de un tercio de mi pensión. No se pueden comprar cinco o seis unidades, hay que llevarse el cartón completo".
"El costo equivale a más de un tercio de mi pensión. No se pueden comprar cinco o seis unidades, hay que llevarse el cartón completo"
Las imágenes dentro del mercado, administrado por la cadena oficial Tiendas Caribe, hablan por sí solas: estantes llenos de vino, mayonesa, galletas importadas y huevos con licencias comerciales en inglés y portugués. En las cajas puede leerse el origen: Brasil. La prometida "soberanía alimentaria" no acaba de llegar y los datos revelan que Cuba ha tenido que importar cada vez más este producto, principalmente desde República Dominicana y Brasil.
El pasado agosto, el diario oficialista Trabajadores calificó la actual situación como la peor en 60 años, al señalar que en solo tres décadas Cuba pasó de producir 2.717 millones de huevos en 1991 a solo 385 millones en 2024. Provincias tradicionalmente productoras, como Mayabeque, han perdido más del 60% de sus volúmenes. Las granjas avícolas, afectadas por la falta de pienso, y las constantes interrupciones eléctricas apenas logran sostener una parte del consumo interno.
"Ni siquiera con dinero se puede resolver a veces, porque el desabastecimiento es total", asegura Vladimir, un vecino que paga en dólares gracias a la ayuda de su hermana emigrada. "Las neveras se pasan la mayor parte del mes vacías y las tiendas en MLC (moneda libremente convertible) están peor", reconoce el lajero.
En la dieta de los cubanos, el huevo se ha convertido en la proteína animal de emergencia: sustituye la carne de cerdo, el pollo y el pescado
En la dieta de los cubanos, el huevo se ha convertido en la proteína animal de emergencia: sustituye la carne de cerdo, el pollo y el pescado, todos con precios que van en aumento, en un país donde este octubre la libra de bistec de cerdo alcanzó los 1.000 pesos. Pero el huevo tampoco es barato: hoy un cartón de 30 unidades cuesta casi la mitad del salario medio mensual —unos 6.500 pesos—, una proporción que ilustra la crisis sin necesidad de cifras adicionales. "Los cartones de huevos se están vendiendo en la calle hasta en 3.000 pesos, pero eso es cuando los encuentras", dice Vladimir.
En los pasillos del mercado La Época se respira una mezcla de resignación y rutina. Nadie discute, nadie sonríe. Cada cliente carga su cartón como si llevara algo frágil y valioso, una reliquia que se esfumará pronto. Afuera, el calor golpea la acera, pero adentro el aire acondicionado sigue zumbando sobre los estantes bien iluminados. Por unos minutos, ante la vista de los que llegan y ven las pilas del demandado producto, la escasez parece haberse suspendido. Luego alguien pregunta si habrá huevos la semana próxima, y la empleada responde sin levantar la vista: "Eso no lo sabe nadie".