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No hubo apagón en el acto del 26 de Julio, pero tampoco ideas para superar la crisis

Cuba

El primer ministro Manuel Marrero llamó, sin decir cómo, a "convertir el esfuerzo del pueblo en resultados tangibles"

Raúl Castro y su cohorte en la clausura de la ceremonia. / Televisión Cubana
14ymedio

26 de julio 2025 - 14:00

La Habana/El acto por el 26 de Julio es lo más cercano que tiene el régimen a la Semana Santa, con su propio papa nonagenario –Raúl Castro– asistido por altos funcionarios en calidad de monaguillos, y costosas procesiones hasta Ciego de Ávila, la “santa sede” de este año, para la celebración de lo que ha pretendido ser, pese a la desastrosa situación del país, un Sábado de Gloria. 

De toda la fanfarria habitual ha dado cuenta Televisión Cubana, que transmitió el acto esta mañana –se reserva siempre su tiempo para hacer los recortes que sean necesarios–, marcado por evocaciones lacrimógenas al asalto fallido a los cuarteles orientales de Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en 1953.

No faltaron las imágenes fúnebres de Fidel Castro, la piel brillosa de Miguel Díaz-Canel ni los dramatizados –tanto en el escenario como fuera de él– para satisfacer a los contados “históricos” que le quedan a la Revolución. Ramiro Valdés y José Ramón Machado Ventura fueron otros de los representantes de la vieja guardia que asistieron a una cita que este año ha estado apocada y precisó acarrear gente desde las provincias vecinas.

A sus 94 años, Raúl Castro prefiere salir de su cómodo retiro solo en ocasiones especiales, en las que aprovecha para dar palmadas en la espalda a Díaz-Canel, aplaudir su gestión y fingir que el país no se resquebraja. Y el acto en Ciego de Ávila no fue la excepción.

No faltaron las habituales rasgaduras de vestiduras por el 'bloqueo', pero hubo también autocríticas en el 'show'

No faltaron las habituales rasgaduras de vestiduras por el bloqueo, pero hubo también autocríticas en el show que le tocó al primer ministro Manuel Marrero y que un año antes fue el negociado de Salvador Valdés Mesa ya que, desde 2023, el presidente prefiere no llevarse el protagonismo.

Según Marrero, el país enfrenta, como nunca antes, “desafíos enormes”, pero dice estar convencido de que la fórmula de siempre le traerá esta vez resultados distintos: “sí se puede, gracias a la decisión, laboriosidad, inteligencia y compromiso del pueblo cubano”. Salieron a relucir los “molestos apagones” que tanto afectan a los ciudadanos, aunque durante la ceremonia no se fue la luz ni una vez en la plaza Máximo Gómez Báez.

También mencionó otras carencias como los problemas con el abastecimiento de alimentos, agua potable, transporte y medicamentos, así como la inflación desenfrenada, y subrayó la urgencia de “eliminar trabas, corregir deficiencias y convertir el esfuerzo del pueblo en resultados tangibles”.

En cuanto al “enemigo imperialista”, Marrero aseguró que “no descansa en su empeño por destruir la Revolución cubana” y que busca “aprovechar cualquier dificultad interna para sembrar el desaliento, dividir, y provocar estallidos sociales que justifiquen una intervención”. Asimismo, hizo un llamado a “derrotar cualquier intento de subversión” con “la experiencia histórica, la unidad, la conciencia política y la moral”.

La crisis quedó rápidamente sepultada por los grandes “esfuerzos” que el Gobierno puso este año en Ciego de Ávila

No obstante, la crisis quedó rápidamente sepultada por los grandes “esfuerzos” que el Gobierno puso este año en Ciego de Ávila, y que en la práctica se traducen en dar manos de pintura y usar chapapote para tapar los baches: siete parques solares construidos en nueve meses; logros deportivos y en el turismo; rehabilitación de un hospital; 22 centros de salud; 16 escuelas; el teatro; un hogar para niños sin cuidado parental; el mercado agropecuario; 702 áreas de cultivo electrificadas y 25 nuevos servicios de bombeo de agua.

La experiencia la vivió el año pasado Sancti Spíritus, igual de remozada entonces y que hoy luce como si las calles no hubiesen visto un solo galón de pintura y ni un saco de cemento.

En cuanto a Díaz-Canel, en su breve parlamento cumplió con las expectativas de la habitual retórica plagada de lugares comunes y con tonos belicistas, con frases como “Convertir los reveses en victoria”, “Vivimos bajo un imperialismo hegemónico que alienta guerras” o “A la solidaridad debemos haber resistido los ataques del imperialismo”.

La noche acabó con aplausos para los amigos de Cuba –los mismos 500 extranjeros que todos los años marchan durante el 1 de Mayo o participan en actos políticos– que viajaron para apoyar la celebración, con dirigentes bailando al ritmo de la salsa de Arnaldo y su Talismán, y con Raúl y su cohorte moviendo a toda velocidad unas banderas cubanas de papel y abandonado el escenario con la Marcha del 26 de Julio

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