El paro académico en Cuba desata solidaridad, mientras las autoridades entran en pánico

Tarifazo

Roberto Morales Ojeda llamó a “cerrar filas”, como si se tratara de una nueva orden de combate

Pero ni siquiera en los espacios más leales al régimen se mantiene la compostura.
Ni siquiera en los espacios más leales al régimen se mantiene la compostura. / 14ymedio
Yunior García Aguilera y José Lassa

04 de junio 2025 - 19:29

Madrid/La Habana/Los propagandistas del régimen cubano han activado el modo “manual de crisis” y no tardaron en culpar a EE UU y los “enemigos de la Revolución”, por el anunciado paro académico en varias universidades del país. Según la narrativa oficial, la protesta estudiantil no es más que “una campaña orquestada desde el exterior”. Sin embargo, los comunicados defendidos por facultades enteras este miércoles desmontan ese guion gastado. 

La Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana fue la primera en anunciar el paro, seguida por la Cujae y la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Los estudiantes decidieron bajarse de las aulas en protesta contra el tarifazo de Etecsa, una medida que dolariza en la práctica el acceso a internet en un país donde el salario promedio apenas alcanza para cubrir la comida de la semana. 

En un video difundido en Facebook, se aprecia cómo una joven toma la palabra durante una asamblea estudiantil: “Vamos a seguir convocando a la no asistencia a clases”. El estallido de aplausos que interrumpe su intervención deja claro que la convocatoria no llegó por bluetooth desde Miami, sino desde las entrañas de un aula abarrotada. 

Mientras tanto, Roberto Morales Ojeda –el “cuadro de cuadros” del Partido Comunista– intentó apagar el fuego con gasolina. En un comunicado impregnado de dramatismo bélico, Morales describió la protesta como resultado de “manipulaciones mediáticas” y “tergiversaciones oportunistas”. Recurrió a palabras como “guerra”, “caos” y “violencia”, y llamó a “cerrar filas”, como si se tratara de una nueva orden de combate. 

Pero ni siquiera en los espacios más leales al régimen se mantiene la compostura. En el grupo de Telegram La Manigua, conocido por su fervor revolucionario, las filtraciones han dejado ver grietas profundas. “Estamos viviendo momentos como los del 11 de julio”, escribe un usuario. Otro replica, con una franqueza que haría enrojecer a más de un funcionario: “Nuestros talones de Aquiles son la juventud y la cultura. En ambos casos nos están dando de lo lindo”. 

Las acusaciones cruzadas de “contrarrevolucionarios” entre manigüeros evidencian lo que muchos temen: el relato oficial se deshilacha desde dentro, y ni la narrativa de siempre ni el miedo habitual están funcionando como antes. 

El movimiento estudiantil, lejos de replegarse, suma apoyos. Profesores del departamento de Sociología de la Universidad de La Habana se sumaron públicamente al rechazo, exigiendo la suspensión inmediata de la medida de Etecsa, una consulta ciudadana real y mecanismos institucionales que garanticen decisiones colectivas, no verticalismos disfrazados de diálogo. 

Egresados de diversas universidades comenzaron a recolectar firmas

Mientras tanto, egresados de diversas universidades comenzaron a recolectar firmas en solidaridad con el paro y en protesta por el manejo represivo de la crisis. La indignación crece al mismo ritmo que la inflación: rápido, visible y sin piedad. 

Ni las promesas de “ofertas especiales” para estudiantes, ni la repentina visita de la ministra de Comunicaciones, Mayra Arevich, a Rusia (donde, irónicamente, el internet también es un lujo y una amenaza), han servido de calmante. El desconcierto en las altas esferas se nota. Las reacciones son torpes, las explicaciones contradictorias y el control cada vez más difícil de sostener. 

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