El precio del saco de carbón vegetal se duplica en Sancti Spíritus
Cuba
Una combinación de factores dispara el principal combustible para cocinar en la ciudad
Sancti Spíritus/Después de un amplio recorrido en bicicleta por la ciudad de Sancti Spíritus, Walfrido se topa con el enésimo cartel que anuncia "No hay carbón". El trozo de papel resume la grave situación que viven en las últimas semanas las familias de una provincia donde los apagones y la falta de gas licuado hacen del carbón vegetal el combustible principal para cocinar los alimentos.
Las intensas lluvias de estos meses, el aumento de la demanda y la reciente aplicación de una nueva normativa que causa más dudas que certezas han hecho que el saco de carbón supere los 2.000 pesos cubanos en territorio espirituano, más del doble de los 900 a los que se encontraba en septiembre pasado.
"Desde hace semanas no encuentras carbón en ningún lado y cuando alguien te dice que tiene es con un precio por las nubes", comenta a 14ymedio Walfrido, que ha sido durante años consumidor habitual del carbón de marabú, una planta invasora que azota los campos de la Isla pero de la que se obtienen unos trozos de carbón de excelente calidad para cocinar, por su aroma y porque arden muy lentamente.
"Si no encuentro un saco en los próximos días, voy a tener que sacrificar el puerquito que tenía guardado para fin de año"
La hornilla del patio, donde Walfrido prepara la comida para los cerdos que cría, lleva semanas sin encenderse: "Si no encuentro un saco en los próximos días, voy a tener que sacrificar el puerquito que tenía guardado para fin de año", lamenta.
La subida de los precios obedece, en parte, a mayores controles en el comercio del producto sobre el que, hasta hace poco, había obrado cierta vista gorda. Saúl, un vendedor del reparto Sevillano con el nombre cambiado para evitar represalias, fue multado recientemente con 8.000 pesos y la confiscación de varias decenas de sacos del producto que comercializaba sin un permiso específico para ese renglón.
"No tengo licencia para carbón pero llevo años vendiéndolo sin problemas, solo que ahora se han puesto para nosotros porque dicen que los carboneros deben entregar la mayor cantidad posible al Estado para la exportación, porque el país necesita urgentemente divisas", explica el hombre. Los comerciantes que ofrecían su mercancía por las calles, en bicicletas o triciclos, también han desaparecido, pues la gran mayoría labora informalmente.
En su cuenta de Facebook, Isbel Reina Abreu, primer secretario del Partido Comunista para el municipio de Sancti Spíritus, ha negado categóricamente que se estén aplicando multas o decomisos por comerciar el producto. "Nadie en Sancti Spíritus ha prohibido la venta de carbón", puntualizó el funcionario. Sin embargo, en los comentarios a su publicación varios internautas denuncian represalias contra comerciantes y la desaparición del producto.
Hasta hace poco, en el patio de Saúl se amontonaban los sacos de carbón que llegaban desde el municipio La Sierpe. En esa región espirituana los campesinos elaboran el producto y venden una parte a la entidad oficial que lo exporta y la otra la comercializan entre los clientes nacionales. Pero la llegada de sacos a la ciudad a través de esa ruta ha caído y los guajiros también tienen sus razones.
"El horno de carbón no se puede armar cuando hay amenaza de lluvia porque se puede perder todo, el tiempo y el trabajo invertido", cuenta desde La Sierpe vía telefónica un productor con más de tres décadas de experiencia. "Yo no vendo directamente a la gente, sino que aquí vienen a buscar el carbón varios contactos que me compran al por mayor y ellos se ocupan de todo lo demás".
"El que tengo lo estoy guardando una parte para autoconsumo y la otra para ver si me dan los números con eso del pago en divisas"
En septiembre y octubre los viajes de abastecimiento a la finca del productor han disminuido. "Mucha lluvia y ahora mismo tengo poco carbón y el que tengo lo estoy guardando una parte para autoconsumo y la otra para ver si me dan los números con eso del pago en divisas".
El carbonero se refiere a la Resolución 25/2025 del Ministerio de Economía y Planificación (MEP), aprobada en abril pasado y firmada por el ministro Joaquín Alonso Vázquez. La legislación fue anunciada como una oportunidad para mejorar la vida de los productores de carbón vegetal, y se fijaba como objetivo "incrementar y controlar los ingresos en divisas" por la exportación de este producto. Al fijar un esquema de financiación, además, eliminaba los subsidios.
Según la nueva normativa, cada dólar que entra por exportaciones de carbón en divisas se reparte de esta forma: 30 centavos van a la cuenta de financiamiento central y 70 centavos para la empresa estatal que lo comercializa. De estos últimos, 38 centavos van al productor y el resto cubre los gastos de la entidad oficial. El pago al carbonero se hace a una cuenta en divisas, pero sin la posibilidad de realizar transferencias desde esta o extraer efectivo en dólares.
La insatisfacción del sector por los bajos ingresos parece estar en el centro de la caída en la producción que lleva varios años evidenciándose. Aunque no hay datos nacionales de exportación actualizados hasta 2024, en 2022 Cuba produjo 39.400.000 toneladas de carbón vegetal, menos de la mitad que dos años antes, cuando logró 75.600.000, en medio de la pandemia de covid-19.
Para el productor de La Sierpe, la norma es "un pasito hacia delante" si se compara con la situación a finales del año pasado, cuando los productores de carbón de Sancti Spíritus lamentaban que el porcentaje que recibían era del 20% –frente al 80% que se embolsaba el Estado. Pero la gran pregunta sigue siendo si la morosidad en los pagos continuará. "Estoy aguantando el carbón que tengo para eso pero si veo el más mínimo retraso ya no le vendo más al Estado", advierte el guajiro.
Todavía es muy pronto para tener una respuesta. "Aunque la resolución es de abril, aquí solo ha empezado a leerse en los centros de trabajo hace unas pocas semanas y a hacerse las reuniones con los productores", cuenta a este diario una empleada del área administrativa de una dependencia del Ministerio de la Agricultura en la ciudad de Sancti Spíritus. "Una cosa es lo que dice el papel y otra las interpretaciones que se le han agregado aquí porque la presión que llega desde La Habana para que se produzca más para la exportación está siendo muy fuerte", reconoce.
La trabajadora estatal cree que el objetivo es "presionar todo lo que se pueda al carbonero para que entregue el mayor volumen de su producción a las empresas estatales que, no solo son las que pueden exportar sino que ya tiene acuerdos con empresas hoteleras extranjeras en los polos turísticos".
"Incluso cuando el saco llega a 2.000 pesos y a la gente le parece que está por las nubes, eso no son ni cinco dólares al cambio que te encuentras en las calles"
"La provincia no ha levantado cabeza en la cantidad de carbón entregada y nos están poniendo el pie en el acelerador, nosotros tenemos que hacer lo mismo con los productores y al final eso llega también hasta el cliente nacional que paga el producto en pesos". La mujer asegura que ya ha visto surgir un “mercado paralelo en dólares" donde los familiares emigrados o los cubanoamericanos que llegan de visita a la provincia pagan el producto en divisas.
"Incluso cuando el saco llega a 2.000 pesos y a la gente le parece que está por las nubes, eso no son ni cinco dólares al cambio que te encuentras en las calles, y un carbón de buena calidad, con trozos grandes y un muy buen aroma no vale eso en ninguna parte del mundo", reconoce la administrativa. "Hay carboneros que ya tienen contactos para vender a paladares y servicios de envío de comida que les pagan en dólares contantes y sonantes, con esos no puede competir ni el Estado que lo que da es una tarjetica plástica ni los particulares que solo tienen pesos cubanos".
En un texto publicado en OnCuba, el economista Juan Triana ya había advertido de las deficiencias de la nueva resolución. El experto criticó los bajos ingresos que reciben los productores y recordó las dificultades de su trabajo. "El marabú es muy duro; el carbón que se le saca es tan duro como el marabú. En Cuba, la producción de carbón es prácticamente manual. Quien haya estado alguna vez dentro de un campo de marabú lo sabe perfectamente".
Conocedor de lo que puede provocar la ineficiencia y los excesos de control estatales, Triana resumió los temores que alberga alrededor del carbón con una metáfora ganadera: “Una vez tuvimos una vaca que daba azúcar y logramos secarla; luego tuvimos otra que daba ingresos por turismo y también la secamos. Más tarde nos apareció una nueva que daba medicamentos biotecnológicos y parece que tampoco estamos alimentándola como necesita; aún tenemos una que produce ingresos provenientes de servicios profesionales, que tampoco alimentamos bien. Los vaqueros lo saben: cuando se extrae más leche de la debida, las vacas se secan”.