Puerto Escondido consigue una victoria contra Energas y sus residentes van por más

"Por lo menos no destruyeron el terreno de pelota y pasaron las tuberías por debajo de la tierra a un lado del pueblo", afirman los vecinos

Parte de la instalación que lleva el gas desde Puerto Escondido a Jaruco está ahora bajo tierra tras las protestas de los vecinos. (14ymedio)
Parte de la instalación que lleva el gas desde Puerto Escondido a Jaruco está ahora bajo tierra tras las protestas de los vecinos. (14ymedio)
Natalia López Moya

28 de octubre 2023 - 18:00

La Habana/Los pobladores de Puerto Escondido, en Santa Cruz del Norte (Mayabeque), se han anotado una pequeña victoria. Luego de denunciar que la empresa Energas estaba instalando una nueva tubería de gas que atravesaba el único terreno de béisbol del pueblo, la industria ha trasladado el conducto y soterrado parte de la instalación.

"Por lo menos no destruyeron el terreno de pelota y pasaron las tuberías por debajo de la tierra a un lado del pueblo", cuenta a 14ymedio Ronaldo, un joven de Puerto Escondido que utiliza con frecuencia el terreno deportivo, la única fuente de entretenimiento para los adolescentes de la zona. "Inicialmente iba a poner parte de los tubos también por el medio del pueblo con pilotes, pero nuestras quejas lo impidieron", añade.

En marzo de este año, a través de las páginas de este diario, los vecinos de Puerto Escondido denunciaron la instalación de una nueva conductora que trasladaría gas hacia el cercano poblado de Jaruco. Con el nuevo trazado, la empresa Energas, que gestionan la compañía canadiense Sherritt y la estatal cubana Cupet, además de la Unión Eléctrica, busca ampliar el traslado del producto que se extrae de más de dos centenares de pozos cercanos a la costa.

Los vecinos se movilizaron cuando a inicios de este año vieron llegar brigadas de trabajadores que comenzaron a extraer tierra y poner los cimientos para los pilotes. Al percatarse de que la tubería no solo pasaba por áreas habitadas sino que también quedaba al aire libre, temieron que ocurrieran accidentes y salideros, además de protestar por el daño al ornato de la comunidad y el impacto medioambiental.

"Aquí hasta los flamboyanes se están muriendo, porque constantemente de la planta salen mechones de gas", explicó entonces otro vecino. "Este era un pueblo muy natural, teníamos varios campismos populares, pero la mayoría ya están cerrados. ¿A quién le va a interesar ahora venir a un pueblo con peste a petróleo y con una tubería atravesada?".

Ahora, a pesar de la rectificación en el trazado de la tubería, Ronaldo considera que "no se ha ganado la batalla completa, recuperamos nuestro terreno de pelota pero seguimos sin poder dormir". Entre los residentes del lugar se mantienen los reclamos a la empresa Energas por las llamaradas que exhala su planta, acompañadas de explosiones, olor a hidrocarburo y el fuerte sonido de una sirena. "El mechón nos tiene locos", reconoce otra vecina, que nació en lo que una vez fue un hermoso balneario.

Los pobladores le dicen "mechón" a la antorcha que asoma en la parte superior de la chimenea de la instalación industrial, a veces de menor tamaño, pero otra veces tan grande que ilumina todo el pueblo y viene acompañada por la activación de una alarma de seguridad. La peste y el ruido "como un soplete" que brotan de la estructura, completan la escena casi dantesca en las madrugadas.

El aumento de los mechones ha coincidido con un crecimiento de la explotación de los yacimientos de gas de Puerto Escondido, de la que se están extrayendo actualmente unos 200.000 metros cúbicos al día y en la que se prevé duplicar la producción en los próximos meses.

Aunque sufren las emanaciones y ruidos de la cercana industria, los residentes del pueblo no disfrutan de ninguna de sus ventajas. "Ni siquiera tenemos suministro de gas de la calle [manufacturado que llega a través de tuberías]. Aquí a la poca gente que tiene un contrato de gas licuado le venden una balita al año, el resto cocinamos con electricidad, con leña o con lo que aparezca", contó hace unos meses a este diario Maritza, vecina de la comunidad. "Esa industria lo único que nos trae es dolores de cabeza y noches en vela".

La falta de transparencia sobre lo que ocurre en la planta de Energas también golpea la vida cotidiana en el pueblo

En el año 2000, el Gobierno cubano decidió explotar el gas en Puerto Escondido. Entonces se abrió en el lugar el pozo número 14, que se sumaba a los que anteriormente suministraban petróleo nacional pero que frecuentemente se inundaban con el agua del mar. Con el transcurso de los años, la coalición Cupet-Unión Eléctrica-Sherritt ha hecho más perforaciones y planifica seguir ampliando el área de extracción.

La falta de transparencia sobre lo que ocurre en la planta de Energas también golpea la vida cotidiana en el pueblo. En mayo pasado los medios oficiales informaron de una falla en el interruptor del sistema de compresores de la industria, que suministra el gas a La Habana. Los residentes de Puerto Escondido se enteraron un día después a través de la televisión nacional.

La rotura en la planta fue reportada por el noticiero pero las cámaras y los micrófonos no llegaron hasta la pequeña comunidad que sufre los estragos de la cercanía de la industria. "El periodista que vino fue Bernardo Espinosa, pero no pasó por el pueblo ni entrevistó a ninguno de los pobladores", se quejaron entonces. Todavía, los vecinos de Puerto Escondido siguen esperando por los reporteros del noticiero, aunque ya han aprendido que cuentan con otros canales para denunciar a Energas.

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