Punta Brava, donde murió Maceo, es ahora "el pueblecito más ripiado" de Cuba

Artemisa

Antes había un cine, tiendas, un bulevar; hoy no queda nada

Los carros particulares a La Lisa cuestan 150 pesos.
Los carros particulares a La Lisa cuestan 150 pesos. / 14ymedio
Darío Hernández

20 de julio 2025 - 14:54

Punta Brava (Artemisa)/En Punta Brava no hay nada que ver, nada que hacer ni nada que funcione. El pueblito artemiseño, enclavado en plena frontera con La Habana, tiene un aire de escenografía de película wéstern. Polvo, basura rodando por las calles y esqueletos de edificios sin uso. Todo da la sensación de estar estancado en el tiempo.

“Es un desastre. Creo que el pueblecito más ripiado que hay en todo el país es este”, dicen a 14ymedio dos guajiros atareados bajo una mata, pelando mazorcas de maíz. Su opinión es la misma que repite cada vecino entrevistado por este diario, sin excepción: antes había “cosas” –un cine, tiendas, un bulevar– hoy no hay nada. 

El cine, explican tres ancianos sentados en un balcón donde evitan el calor del día, “lo desbarataron y se lo llevaron todo, hasta las losas y el techo. No se sabe quién, pero se lo robaron todo”. Ahora, hueco por dentro y semiderruido, es el baño público de Punta Brava. “Lo limpiaron un poco, pero sigue siendo la letrina del pueblo”.

La historia se repite con todas las instalaciones y espacios de uso público. “Yo nací aquí y tengo 82 años, pero cuando era un muchachito el parque estaba en condiciones. Lo único que dejaron fue la glorieta, y está desbaratada. Las nuevas generaciones han acabado con todo eso”, señala otro de los ancianos, que desde el balcón divisan el parque donde está enclavado un busto de Maceo.

En ese pueblo fue donde cayó el Titán de Bronce, recuerdan, y aseguran, “sin fanatismo político”, que el desastre en el que se ha convertido deja muy mal parada hasta la Historia.

La decadencia de Punta Brava puede señalarse con el dedo: “Eso era antes el bulevar, ya ahora no es ni el cementerio”, “Por allá pasa el río Cochino, que hace honor a su nombre, los edificios están viejos y descuidados”. Cuando acaba la enumeración, los jubilados se dan cuenta de que en el pueblo solo siguen en pie las iglesias. “El Nazareno, la metodista, la evangelista, los Testigos de Jehová, todas las iglesias aquí funcionan”, resaltan.

Destruido por completo, el antiguo cine es ahora la letrina del pueblo.
Destruido por completo, el antiguo cine es ahora la letrina del pueblo. / 14ymedio

La vida en el pueblo consiste, para los jubilados, en sentarse en los portales hasta los que llega el insoportable hedor de los basureros –“esto no hay quien lo resista, hasta animales muertos echan ahí”, se queja uno–. Para los más jóvenes, la meta es embarcarse en lo primero que pase por la avenida para llegar a La Habana, donde muchos trabajan. Pero por Punta Brava, olvidado en la frontera con la capital, ni los ómnibus pasan. 

“Es muy difícil salir y entrar de Punta Brava. Pasa la guagua 436 a las 8:30 am, luego, agárrate”, describe el hombre, que hurga su bolsillo en busca de su billetera. “Yo fui guagüero, mira mi pase. Para qué me sirve si no hay guaguas”, cuestiona.

A veces también pasa por las mañanas la ruta 180, que va hasta Santa Fe, pero fuera de esos ómnibus, por carretera no pasa casi nada. Hay carros particulares, pero un pasaje hasta La Lisa, el municipio habanero más cercano, cuesta 150 pesos, así que muchos prefieren pararse a la orilla de la vía, alzar el brazo y esperar a que algún chofer quiera adelantarlos hasta donde pueda.

Frente al parque, señalan los vecinos, hay un acueducto y un tanque elevado coronado por un reloj solar y con el letrero: Agua pura a todas horas.
Frente al parque, señalan los vecinos, hay un acueducto y un tanque elevado coronado por un reloj solar y con el letrero: Agua pura a todas horas. / 14ymedio

El otro transporte es el tren, que sale de Tulipán y pasa por varias estaciones como Cien y Boyeros, El Cano, Punta Brava, Bauta, Caimito, y otras más hasta que llega a Mariel. Tiene unos cinco vagones y todos los habitantes de los pueblos por los que pasa lo utilizan para desplazarse a La Habana, por lo que siempre está lleno. No obstante, para disgusto de muchos, “hace tres días que está parado, nadie informa nada. Es la única forma en que yo voy al Cerro”, cuenta uno de los vecinos de Punta Brava.

El resto de los servicios públicos exhiben condiciones igual de deplorables. Los apagones son tan molestos como en el resto de la Isla y el abasto de agua es muy deficiente. Frente al parque, señalan los vecinos, hay un acueducto y un tanque elevado coronado por un reloj solar y con el letrero: Agua pura a todas horas. “Antes había agua todo el día, pero ahora es de los bomberos. El agua aquí viene un día sí y otro no, pero a mi casa no sube. Tengo que poner la bomba en la escalera para que llegue”, dice.

El resto del pueblo es una postal del mismo desastre. El correo en pleno día está cerrado y en el parque no hay niños pese a las vacaciones. "Mira como están las calles, compadre. Aquí hay que poner una cruz en el medio que diga: en paz descanse", suspira el anciano. 

El hedor de la basura llega hasta las casas y molesta a los residentes.
El hedor de la basura llega hasta las casas y molesta a los residentes. / 14ymedio

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