El régimen cubano expresa su impotencia ante el colapso económico del país
Economía
Los datos oficiales confirman una caída del PIB del 11% en los últimos cinco años
La Habana/La economía cubana no levanta cabeza. Así lo dejó en evidencia este lunes el ministro Joaquín Alonso Vázquez durante la sesión de la Comisión Económica del Parlamento, en presencia del propio mandatario Miguel Díaz-Canel y del presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo. En su informe, el titular de Economía reveló que el Producto Interior Bruto (PIB) ha registrado una caída del 11% en los últimos cinco años, aunque es probable que haya sido aún más al margen de las estadísticas oficiales. La sesión estuvo marcada por el tono sombrío, la falta de soluciones y el reconocimiento implícito de un país en medio de un colapso económico.
El dato más contundente fue la contracción del 1,1% del PIB en 2024, frente al modesto crecimiento del 2% que había sido planificado. Pero lo más alarmante es que, desde 2019, la economía nacional ha perdido más de una décima parte de su tamaño. En palabras del ministro, las producciones primarias –que incluyen la agricultura, ganadería y minería– han sido las más golpeadas, con una caída del 53%. También descendieron la industria manufacturera (23%) y los servicios sociales y no sociales (6%).
A este retroceso se suma un contexto externo complicado, marcado por la falta de acceso a combustibles, el aumento de los precios internacionales y la paralización de importaciones claves por escasez de divisas. Sin embargo, los mayores obstáculos siguen siendo internos: distorsiones estructurales, una deuda externa que crece sin freno, ineficiencia empresarial y un sistema energético en ruinas.
Las exportaciones cubanas en el primer semestre de 2025 apenas alcanzaron el 62% del plan previsto
El informe del ministro Alonso reveló que las exportaciones cubanas en el primer semestre de 2025 apenas alcanzaron el 62% del plan previsto, muy por debajo del desastroso 78% del mismo período del año anterior. El país no logra colocar en el mercado internacional productos como el níquel, la miel, el carbón vegetal o el camarón, y las biofarmacéuticas también registran retrocesos. Aunque rubros como el tabaco, la langosta y los productos pesqueros experimentaron cierta recuperación, no fue suficiente para revertir el saldo negativo.
En cuanto al turismo, otro de los sectores estratégicos del país, las cifras son particularmente deprimentes. Al cierre del primer semestre, Cuba recibió 1,6 millones de visitantes, lo que representa solo el 71% del plan previsto. El turismo nacional también se resintió, con una caída del 5,2%.
Durante su exposición, el ministro Alonso explicó que el país sigue importando más de lo que exporta, lo que aumenta el déficit comercial. Las importaciones apenas cubrieron el 67% de las necesidades previstas en el plan, pero el gasto fue superior en un 7% respecto al año anterior, lo que evidencia un encarecimiento de los productos y los fletes internacionales.
La abultada deuda externa sigue siendo una carga creciente e insostenible
Uno de los lastres más pesados para la economía cubana es su abultada deuda externa, cuyo tamaño –según admitió el ministro– sigue siendo una carga creciente e insostenible. Aunque el Gobierno ha logrado renegociar plazos y reestructurar compromisos, la falta de liquidez y el incumplimiento sistemático de pagos han deteriorado la credibilidad financiera del país.
La situación es tan crítica que, según el propio Díaz-Canel, los ingresos actuales del Estado "no alcanzan para adquirir materias primas fundamentales que permitan aumentar la producción nacional". Tampoco son suficientes –dijo– para “inyectar divisas a un mercado cambiario funcional” ni para abastecer con productos semielaborados las tiendas en moneda nacional. "Intentamos resolver problemas redistribuyendo escasos recursos, pero eso ya no basta", reconoció.
En su evaluación del sistema empresarial, el ministro advirtió que, si bien ha disminuido el número de empresas con pérdidas, esto no se debe a mejoras en la eficiencia sino a un alza generalizada de precios. Las mipymes privadas –que ya superan las 11.000 en todo el país– representan más del 50% de la economía nacional, pero aún enfrentan trabas burocráticas, restricciones de importación y una presión fiscal creciente.
Los diputados pidieron explorar nuevas formas para captar remesas
Sobre las remesas, uno de los motores financieros del país en la última década, el ministro señaló que existen dificultades crecientes para canalizarlas debido a las restricciones impuestas por EE UU, pero no ofreció detalles sobre posibles alternativas. Los diputados pidieron explorar nuevas formas para captar ese flujo monetario que, en la práctica, sostiene a millones de cubanos.
Tampoco hay avances en la inversión extranjera. En el primer semestre de 2025 solo se aprobaron 14 nuevos negocios con capital foráneo, centrados en áreas como la producción de hidrocarburos, la comercialización mayorista y minorista, la industria ligera y las finanzas. Ninguno de estos proyectos ha comenzado a generar ingresos sustanciales.
Alonso subrayó la urgencia de implementar medidas para estabilizar la economía. Entre ellas mencionó la reforma del mercado cambiario, la contención del déficit fiscal y el impulso a las exportaciones con esquemas de autofinanciamiento, de los cuales ya se han puesto en marcha 23. Sin embargo, ninguna de estas medidas parece tener un efecto inmediato.
El Parlamento admite que el modelo actual no da para más
El ministro reconoció además el aumento de las cuentas por cobrar, la persistencia de la evasión fiscal y la falta de “encadenamientos” productivos, elementos que lastran cualquier intento de recuperación. Mientras tanto, los precios siguen altos, los salarios no alcanzan y la inflación –aunque menor que en 2023– sigue afectando el poder adquisitivo.
El régimen cubano no logra contener el desplome económico y admite ahora, con palabras cada vez menos eufemísticas, que el modelo actual no da para más. Pero, en lugar de emprender una reforma profunda, insiste en medidas parciales, atribuye las causas a factores externos y se aferra a un enfoque de control que ya ha fracasado. El pesimismo que se respira en el Parlamento no hace más que reflejar el sentimiento generalizado en las calles: la economía cubana está, literalmente, en caída libre.