El régimen cubano organiza un acto de bajo perfil en apoyo a Nicolás Maduro

Venezuela

En ausencia de Díaz-Canel, el canciller Bruno Rodríguez preside la tribuna y evita mencionar los contactos con Washington sobre Maduro

El evento oficial en la calle 17 de La Habana se desarrolló entre consignas previsibles y discursos que insistieron en una narrativa de “agresión inminente”.
El evento oficial en la calle 17 de La Habana se desarrolló entre consignas previsibles y discursos que insistieron en una narrativa de “agresión inminente”. / Cubadebate
14ymedio

07 de diciembre 2025 - 08:44

La Habana/La Habana amaneció este sábado con un acto oficialista en la calle 17, en El Vedado, convocado a toda prisa y con una discreción que contrastó con las multitudinarias manifestaciones de venezolanos repartidos por América Latina en respaldo a María Corina Machado, Premio Nobel de la Paz 2025. Mientras en Bogotá, Lima o Panamá predominaban las camisetas tricolor, las banderas y los carteles que celebraban a la líder opositora, en La Habana la cita organizada por el Gobierno cubano repitió sus condenas a Washington, las acusaciones de amenazas bélicas y su respaldo sin matices a Nicolás Maduro.

La ausencia del gobernante Miguel Díaz-Canel –cuya presencia ha sido constante en actos internacionales de propaganda del oficialismo– marcó desde el inicio un tono menor. En su lugar estuvo el canciller Bruno Rodríguez, acompañado por la secretaria de la Federación de Mujeres Cubanas, Teresa Amarelle Boué, y el embajador venezolano en La Habana, Orlando Maneiro Gaspar. Ninguno mencionó las versiones que circulan desde hace días sobre presuntas conversaciones entre La Habana y Washington sobre el incierto futuro político de Maduro.

Fuentes anónimas citadas por Reuters, señalaron este sábado que “algunos miembros del régimen cubano" habrían entablado contactos discretos con funcionarios estadounidenses para explorar escenarios posibles en caso de que Maduro dejara el poder. Según el informe, entre las opciones discutidas figura un “mundo sin el régimen de Maduro”, lo cual revela que en ciertos círculos del poder cubano ya se analiza la viabilidad de un cambio en Caracas ante la escalada de sanciones, presión internacional y operaciones militares.

Tras más de un cuarto de siglo de “violaciones, muerte y miseria”, el país se encuentra “en el umbral de la libertad”

En contraste con el frío acto oficial de este sábado en La Habana, las calles de ciudades latinoamericanas reunieron a miles de venezolanos convocados por Machado a marchar “por la paz y la libertad”, cuatro días antes de recibir oficialmente el Nobel en Oslo. En Bogotá, Mauricio Vaquero, del Comando con Venezuela en Colombia, resumió el sentimiento de muchos al señalar que, tras más de un cuarto de siglo de “violaciones, muerte y miseria”, el país se encuentra “en el umbral de la libertad”. Las palabras de Vaquero, lejos del tono defensivo de los discursos en Cuba, reflejaban la convicción de que la distinción internacional a Machado es un golpe simbólico al chavismo.

En Panamá, decenas de venezolanos caminaron desde la Cinta Costera hasta la Plaza de la Democracia. “Estamos orgullosos de tener una Premio Nobel que ha luchado por la libertad de toda una región”, dijo Ricardo Contreras, uno de los organizadores. La marcha, que muchos describieron como “llena de luz y esperanza”, no tuvo nada que ver con la atmósfera rígida del acto capitalino cubano, donde cada intervención parecía una repetición ensayada sobre el pánico en la cúpula castrista frente a la posible pérdida de su principal aliado en la región.

Lima también fue escenario de una concentración frente a la Embajada venezolana, donde la diáspora –1,5 millones de migrantes en Perú– llevó réplicas de la medalla del Nobel, banderas y carteles con frases como “El Nobel es de los injustamente detenidos” o “El Nobel es de quienes han dado su vida por esta lucha”. Verónica Durán, de la Alianza Nuevo Pueblo Global, afirmó que el premio “es una victoria para toda Venezuela”.

Los venezolanos han reaccionado con indignación por la muerte bajo custodia de Alfredo Díaz, ex gobernador de Nueva Esparta, tras un año de aislamiento en el Sebin. Su fallecimiento se suma a una cadena de al menos seis opositores muertos en prisión desde noviembre de 2024 y a un historial que, según Foro Penal, incluye 17 presos políticos fallecidos desde 2014. Tanto la ONG como María Corina Machado denunciaron que estas muertes responden a un patrón de torturas, aislamiento, negación de atención médica y juicios paralizados, mientras que el país mantiene 887 presos políticos.

Hoy, las convocatorias de La Habana carecen de fuerza, opacadas por la crisis interna y una población cada vez menos dispuesta a validar espectáculos oficiales

Mientras tanto, el evento oficial en la calle 17 de La Habana se desarrollaba entre consignas previsibles y discursos que insistieron en una narrativa de “agresión inminente” por parte de Estados Unidos. La doctora Idalmis Rodríguez, escogida para hablar como “representante de las fuerzas defensoras de la paz”, criticó la concesión del Nobel a Machado, calificándola de “grotesca contradicción” y acusándola de pedir una intervención militar extranjera. Esa retórica –ya gastada– se escuchó entre un público pequeño, compuesto mayoritariamente por militantes movilizados y funcionarios estatales.

El embajador del régimen de Caracas, Maneiro Gaspar, por su parte, repitió el discurso de que su país enfrenta “una amenaza real” desde agosto y denunció “asesinatos en el mar Caribe”, haciendo referencia a los ataques estadounidenses contra una veintena de embarcaciones vinculadas al narcotráfico. Aun así, se permitió anunciar un “crecimiento exponencial del 6%”, un optimismo económico que contrasta con la crisis que vive el país y la falta de entusiasmo de los emigrados venezolanos para volver a casa.

Amarelle Boué volvió sobre las sanciones como “tortura colectiva”, la negación de vínculos entre el régimen venezolano y estructuras criminales, y la exigencia de “fuera las manos de Venezuela”. Pero ni ella ni los demás oradores aludieron a un asunto que persiste como telón de fondo: ¿qué papel juega La Habana en las movidas diplomáticas en torno al futuro político de Maduro?

Durante décadas, Cuba fue el escenario natural de grandes actos “antiimperialistas”, pero hoy sus convocatorias carecen de fuerza, opacadas por la crisis interna y una población cada vez menos dispuesta a validar espectáculos oficiales. Que el Gobierno haya optado por un acto modesto y que Díaz-Canel se mantuviera al margen refuerza la impresión de que la prioridad en este momento no es Venezuela, sino la propia supervivencia política en la Isla.

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