Ruinas en licitación: el Estado cubano ofrece al sector privado resucitar espacios en decadencia
La Habana
"El particular que se meta ahí va a tener que gastar muchísimo dinero"
La Habana/Donde una vez se levantó un edificio ahora solo queda un descampado frente al mar. El terreno en la esquina de Perseverancia y Malecón, Centro Habana, forma parte de las licitaciones públicas abiertas en la capital cubana, en busca de algún empresario privado que las convierta en una cafetería, un restaurante, un puesto de venta de artesanías o un taller de reparación de vehículos.
La tarea de atraer al sector privado resulta más que complicada, dado el estado actual de estas parcelas y edificios, la mayoría vacíos y ruinosos. La de la calle Perseverancia es solo un espacio baldío, donde, en el pasado, se levantaba uno de esos tantos inmuebles del litoral habanero que terminaron por derrumbarse tras décadas de salitre y desidia. Después, un pequeño parque reemplazó a la mole de ladrillos y, finalmente, el perímetro se convirtió en un improvisado basurero y lugar para pintarrajear grafitis.
La Empresa de Gestión del Patrimonio, perteneciente a la Oficina del Historiador de la Ciudad, incluyó la explanada entre los seis lugares que, hasta el próximo 30 de junio, están disponibles para ser arrendados. La lista contiene, además, una parcela en el casco histórico de la ciudad y un stand en los antiguos Almacenes San José. Las actividades que se pueden realizar en estos sitios van desde la gastronomía y el comercio minorista hasta la recreación y los espectáculos culturales.
Pero una cosa es el papel y otra la realidad. Otra de las parcelas que buscan un empresario privado está en la esquina de Malecón y Crespo, donde a diferencia de su vecina de la calle Perseverancia, ni siquiera se han retirado todos los escombros del edificio que hace años se desplomó en el lugar. Su caída dejó a un hombre gravemente herido y unas imágenes que retrataron con crudeza la ruina habanera.
Los vecinos todavía recuerdan la polvareda que se levantó cuando los muros del inmueble, ya deshabitado y en obras de demolición, se vino abajo. Después de recoger los trozos más grandes de aquel destrozo, las autoridades colocaron alrededor una valla metálica para impedir que la zona se convirtiera en vertedero o baño público. El área, que parece ubicada en una ciudad en plena guerra, es de las que ahora se ofrece en licitación.
"El particular que se meta ahí va a tener que gastar muchísimo dinero para limpiar ese terreno", considera un vecino de la cercana calle Lealtad, que ha visto el esplendor y la ruina del litoral habanero. "Dejar esto listo para montar un negocio no lo puede hacer el Estado, que no tiene dinero, pero para un particular tampoco tiene mucho sentido por los costos de acondicionarlo", explica a 14ymedio.
El lote de Crespo es de grandes dimensiones porque se extiende hasta la vecina calle San Lázaro, donde el edificio colindante también se desplomó hace años. Un área por la que en muchos países pujarían con fuerza, dada su ubicación frente al mar, su buena conexión con otras partes de la ciudad y su historia. Pero, en La Habana de estos tiempos, el terreno espanta los bolsillos más que atraerlos.
La escena se repite, más o menos sin variación, en las parcelas de Malecón esquina a Escobar y en la ubicada también en la avenida del litoral con la calle Genios. Espacios sin ninguna obra erigida, plazoletas vacías, terrenos donde una vez las familias se asomaban a los balcones, los niños corrían por las escaleras y los ancianos disfrutaban de la brisa marina sentados en la puerta pero en los que, en un segundo, todo se derrumbó y dio paso al enésimo hueco abierto en la sonrisa de la costa habanera. Una boca cada vez más desdentada.
También compitiendo en deterioro, el espacio ubicado en las calles Aguacate y O'Reilly de La Habana Vieja parece a años luz de poder acondicionarse para albergar un negocio. Dos palmas reales resisten vigorosas en el terreno que, a pesar de la valla que lo rodea, ha derivado en un vertedero que los transeúntes evitan y los buzos escarban. "Esto podría ser Jauja, pero hay que tener bastante billete para mejorarlo", considera un residente en uno de los edificios cercanos.
Situado en el corazón turístico de La Habana, hace unos años, cuando los vientos de una apertura económica y democrática daban esperanzas a los cubanos "esto habría tenido una pila de ojos puestos encima", aventura el habanero. Pero ahora, cuesta creer que alguien pueda estar interesado en "embarrancarse en un proyecto así, para sacar algo de la nada". Las licitaciones recién anunciadas parecen un intento de resucitar espacios en franca decadencia.
El monopolio estatal Cupet tampoco se ha quedado atrás y ha publicado un anuncio que busca arrendar a algún privado el taller automotor ubicado en la esquina de Justicia y Municipio, en Luyanó, Diez de Octubre. Hasta el 11 de junio, los interesados podrán postularse para "usar el área del taller, así como el equipamiento del mismo". Pero según los empleados del lugar, los emprendedores que se han acercado para mirar la infraestructura del local no han quedado muy satisfechos.
"El techo es una cubierta ligera, los equipos están muy desgastados y habría que empezar por invertir bastante dinero en poner a funcionar esto", comenta a este diario uno de los trabajadores estatales que queda en el lugar, que actualmente apenas brinda servicio. "Todos los insumos que hacen falta para reparar y chapistear carros son caros, muchos en divisas". explica. "El inversionista que quiera buscarse este dolor de cabeza va a tener que tener mucha paciencia y bastantes fulas".
Por su parte, en el listado de ofertas de la Oficina del Historiador la que mejores condiciones presenta es la opción de obtener un stand en el Centro Cultural Antiguos Almacenes San José, próximo a la bahía habanera. El mercado, donde los artesanos venden collares de semillas o cuadros con la fachada de la Bodeguita del Medio también ha sufrido el éxodo migratorio y hay numerosos espacios vacíos. Con un techo, muros sólidos y una fachada pintada de amarillo es la joya de la corona entre tanta ruina en licitación.