Un sobrino nieto de Fidel y Raúl Castro asciende a viceprimer ministro

Cuba

  • Óscar Pérez-Oliva Fraga encabeza el estratégico Ministerio de Comercio Exterior
  • Un tecnócrata que combina legado familiar, disciplina partidista y continuidad

Un detalle no menor distingue a Pérez-Oliva de la mayoría de sus colegas en el Consejo de Ministros: no es diputado a la Asamblea Nacional.
Un detalle no menor distingue a Pérez-Oliva de la mayoría de sus colegas en el Consejo de Ministros: no es diputado a la Asamblea Nacional. / Cubadebate
14ymedio

18 de octubre 2025 - 13:04

La Habana/El Gobierno cubano anunció este viernes la promoción de Oscar Pérez-Oliva Fraga al cargo de viceprimer ministro de la República. El nombramiento, aprobado por el Consejo de Estado a propuesta del presidente y con el visto bueno del Buró Político, refuerza la tendencia de que las más altas responsabilidades del país se concentren en figuras vinculadas estrechamente al poder político y económico.

Con 54 años, Pérez-Oliva mantendrá además su cargo como ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, una de las carteras más sensibles de la economía nacional en medio de la crisis económica más profunda en décadas. El nombramiento fue anunciado en horario estelar por el Noticiero Nacional de Televisión.

En la cúpula del régimen cubano no hay lugar para sorpresas ni outsiders. Aunque los medios oficiales han omitido cualquier referencia a sus vínculos familiares, Pérez-Oliva es sobrino nieto de Fidel y Raúl Castro, hijo de la bióloga Mirsa Fraga Castro y nieto de Ángela Castro, hermana de los fundadores de la Revolución. También es sobrino de José Antonio Fraga Castro, quien presidió la poderosa empresa Labiofam hasta 2014. 

Sus apellidos, por tanto, no son ajenos a las altas estructuras de poder. La nueva generación de tecnócratas, a la que pertenece Pérez-Oliva, se mueve dentro de una élite cerrada que combina legado familiar, disciplina partidista y ausencia de cuestionamientos públicos al modelo imperante.

Ahora suma la responsabilidad de viceprimer ministro, en sustitución de Ricardo Cabrisas Ruiz, fallecido a mediados de septiembre

Graduado de ingeniería en electrónica, Pérez-Oliva ha transitado toda su carrera dentro de las estructuras estatales. Dirigió la Empresa Maquimport –una de las importadoras estatales clave–, posteriormente asumió la Dirección de Evaluación de Negocios en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel y más tarde fue promovido a viceministro y viceministro primero en la cartera que dirige desde mayo de 2024. Ahora, poco más de un año después, suma la responsabilidad de viceprimer ministro, en sustitución de Ricardo Cabrisas Ruiz, fallecido a mediados de septiembre a los 88 años de edad. 

El área que gestiona Pérez-Oliva es estratégica. En medio del desplome productivo y el colapso de los ingresos estatales, el Gobierno ha apostado al capital extranjero como tabla de salvación. Su cartera es la encargada de atraer inversiones, gestionar contratos y, sobre todo, controlar la puerta de entrada de divisas a un sistema que las necesita desesperadamente. En los hechos, se trata de un puesto con más poder real que muchos ministerios sociales.

Un detalle no menor distingue a Pérez-Oliva de la mayoría de sus colegas en el Consejo de Ministros: no es diputado a la Asamblea Nacional. En un país donde las "elecciones" legislativas son procesos cerrados y controlados por la propia estructura del Partido, esta condición evidencia que su poder no proviene de ningún mandato popular –aunque simbólico– sino directamente de la cúpula partidista.

De mantenerse esta situación hasta las “elecciones” de 2028, Pérez-Oliva podría convertirse en uno de los rostros más visibles del Ejecutivo sin haber pasado por el Parlamento. Tampoco sería un caso aislado, ya que varios ministros y altos funcionarios han desempeñado cargos clave sin ser diputados, lo que confirma la irrelevancia práctica del órgano legislativo en la toma de decisiones reales. Aunque ser parlamentario le resultaría indispensable para ocupar el cargo de Presidente de la República.

Su perfil técnico y reservado encaja perfectamente en la lógica de “continuidad”

La promoción de Pérez-Oliva no apunta a un cambio de rumbo. El Gobierno mantiene la estrategia de reciclar cuadros medios que han crecido dentro de las estructuras estatales, sin incorporar voces externas ni figuras con algún nivel de autonomía. Su perfil técnico y reservado encaja perfectamente en la lógica de “continuidad” que domina la escena política desde que Miguel Díaz-Canel Bermúdez asumió la presidencia.

Durante su gestión ministerial, Pérez-Oliva no ha presentado ninguna propuesta de apertura significativa ni de reformas estructurales. Ha defendido la política de atraer capital extranjero bajo férreo control estatal y ha reiterado el discurso oficial que responsabiliza al embargo estadounidense de los problemas económicos internos, evitando cualquier mención a los errores de planificación y a la falta de garantías jurídicas para los inversionistas.

De cara a las renovaciones previstas para 2028, la cúpula apuesta por cuadros que puedan garantizar la continuidad del modelo sin desafíos internos. En este sentido, Pérez-Oliva es una pieza ideal: disciplinado, con pedigrí familiar, sin base política propia y con experiencia en un área económica estratégica. Un rostro nuevo para una vieja estructura que se mantiene inamovible.

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