El sospechoso del atropello múltiple es el dueño de Casalinda, el italiano Berto Savina
Cuba
- El chofer del Audi rojo implicado en la muerte de una mujer de 34 años presume de relaciones con la cúpula del régimen cubano
- “No preguntes mucho, eso está en candela”, advierten los vecinos a los reporteros de '14ymedio'
La Habana/El hombre detenido en La Habana por el atropello múltiple que en la madrugada del 25 de agosto dejó una víctima mortal, Mairovis Valier Heredia, y ocho heridos, entre ellos tres mujeres de su misma familia, es italiano y no un italiano cualquiera. Según una fuente que ruega a 14ymedio conservar el anonimato, se trata de Berto Savina –conocido en la Isla como Bartolomeo Sabina Tito–, dueño de la tienda en dólares Casalinda y estrechamente relacionado con la cúpula del régimen cubano.
Esta misma persona cuenta que el empresario “está siendo atendido por un departamento que se ocupa de los VIP”, las personalidades de renombre involucradas en alguna investigación policial. Las autoridades, que enseguida informaron de la detención de un “ciudadano extranjero residente en el país” como responsable del atropello, han guardado hasta ahora la nacionalidad y el nombre. “No le costará encontrar a alguien que cargue con la culpa”, asevera la fuente de este diario.
"No pudo gestionar una discusión con uno de nuestros vecinos, así que se puso un par de rayas y salió a hacer daño"
A la protección de la que es objeto Berto Savina aludió, también bajo condición de anonimato, una vecina de El Vedado, donde tiene su casa la ex mujer del empresario y donde se oyó a este pelear en voz alta momentos antes de coger el Audi rojo que echó encima de varios transeúntes por las calles de Centro Habana. “Lo cuidan tanto porque algo debe de haber”, especulaba esta vecina, sin saber fehacientemente de las conexiones del hombre.
“No pudo gestionar una discusión con uno de nuestros vecinos, así que se puso un par de rayas y salió a hacer daño”, contaba a este diario. Si pudo ejecutar esa acción, asegura la misma fuente, es porque se sabía impune. “Es la segunda vez que ese tipo hace un atropellamiento masivo en Cuba”, asegura, aunque 14ymedio no ha podido confirmar este antecedente.
Otro residente cercano corrobora el testimonio de la fuerte pelea: “No sé si con un vecino o con alguien de su casa, pero todo el mundo lo oyó”. En el barrio era conocido “por ser consumidor de droga”.
En el mismo lugar, sin embargo, se cuidaban de revelar ni el nombre ni el oficio del agresor. “No preguntes mucho, que eso está en candela”, venía a ser la respuesta generalizada a este diario en una visita al lugar este miércoles. En la ventana del apartamento donde vive la ex mujer, estaba este miércoles un mulato alto y delgado componiendo algo, que se ocultó al sentirse observado.
Berto Savina, presidente del conglomerado Italsav, presente en la Isla desde mediados de los años 90 a través de tiendas como Agua y Jabón, nunca ha escondido sus lazos con las más altas jerarquías. En algunas de las entrevistas que le han hecho en medios italianos, se observa en su despacho una imagen con el mismísimo Fidel Castro, y también se ha dejado fotografiar con altos funcionarios, como Esteban Lazo o el actual mandatario, Miguel Díaz-Canel.
En la inauguración de Casalinda el pasado 12 de abril –en pleno Galiano, justo donde arremetió contra los transeúntes–, eran visibles varios boinas rojas (Tropas de Prevención del Ejército) vigilando la larga cola antes de la apertura de puertas. Ese día, 14ymedio pudo comprobar cómo el empresario, acompañado de su hijo, supervisaba la operación. Preguntado al respecto, se negó a recibir los apelativos de "dueño", "propietario" o "gerente". "Yo soy un cubano", precisó con un fuerte acento italiano.
La identidad y los nexos del sospechoso explican no solo por qué las autoridades han guardado total silencio sino la inacción hacia las víctimas. Inalbis Heredia, hermana de la fallecida y quien fue una de las heridas, contó en un video cómo su hermana, una prima, una tía y ella iban caminando por Galiano cuando “un extranjero” les “tiró el carro arriba a propósito”. Mairovis, que había llegado a vivir a La Habana apenas hacía unos días desde Guantánamo, dejó huérfanos a dos niños pequeños y uno mayor que estudia en la escuela militar para entrar en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
“Aquí no ha venido nadie a ayudarnos, siendo mi nieto de las FAR y el papá también”, lloraba la abuela de los niños en la misma transmisión, donde además explicaba que su hija fallecida se había mudado apenas días antes a la capital para salir adelante. Ninguna autoridad, denunciaba, había ido a verlos, y tampoco le dijeron quién era el causante de su desgracia. “Yo no duermo ni vivo, pido justicia. Pido la pena máxima para ese hombre salao que le hizo perder la vida a mi hija”.