Los tanques incendiados en Matanzas fueron construidos por Venezuela hace apenas diez años

La Habana/La Base de Supertanqueros de Matanzas, en gran parte destruida por el incendio desatado el pasado 6 de agosto, era una instalación de reciente creación, producto de un acuerdo firmado entre Cuba y Venezuela hace apenas diez años.

El apoyo económico, logrado mediante los acuerdos de la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba), potenció el almacenamiento de hidrocarburos en el puerto de Matanzas y su zona industrial, ubicada en la bahía de esa ciudad.

La Base de Supertanqueros supera a cualquier otra de la Isla por su capacidad de almacenamiento de varios tipos de combustibles, que rebasa los 800.000 metros cúbicos (800 millones de litros). Cada uno de los tanques, dispuestos en dos líneas de cuatro, guarda una distancia de 50 metros con el resto.

Según un material difundido por Televisión Cubana, los tanques fueron ensamblados a partir de chapas, que a su vez conformaron cinco anillos superpuestos. La altura total de cada depósito es de 12 metros, mientras que su diámetro mide 74. Cada uno se encuentra tapado por domos geodésicos de aluminio, con el objetivo de reflejar los rayos solares y disminuir el riesgo de una descarga eléctrica.

La caída de un rayo como causa del incendio en uno de los depósitos fue, precisamente, la versión oficial del Gobierno, que no ha aclarado por completo las circunstancias en que ocurrió el siniestro. Tampoco se ha explicado por qué el circuito de tanques no contaba con un mecanismo de enfriamiento en las paredes del depósito para evitar la propagación del fuego, o con un comando de bomberos con más efectivos.

La Base de Supertanqueros supera a cualquier otra de la Isla por su capacidad de almacenamiento de varios tipos de combustibles

Algunos especialistas, como Alexandr Gofstein, socorrista y ex jefe del Centro de Preparación de Rescatistas de Rusia, han analizado que "el hecho de que el fuego se haya propagado de un reservorio a otros demuestra que había defectos en la estructura misma de la base, lo cual llevó a un desastre de tamaña proporción".

Gofstein aporta datos concretos que describen el protocolo habitual en estos casos y qué conductas son erróneas ante un siniestro así. "Encima de un fuego tan grande surge una columna de aire muy caliente, imposible de superar para los aparatos aéreos. Extinguir desde gran altura, donde el aire no es tan caliente, no ocasionaría efecto, pero si el avión baja, simplemente se quemará", explica el socorrista emérito de Rusia.

Añade Gofstein que, contra esta clase de incendios, es inútil lanzar agua, como ha hecho la Fuerza Aérea cubana, y que solo es útil esparcir espuma, agentes químicos y gas carbónico. También afirmó que "al construir semejantes bases de petróleo deben cumplirse determinados estándares", que evidentemente Matanzas no poseía, como establecer una "distancia mínima entre los reservorios y efectuar su vallado, lo cual permite prevenir el derrame del combustible".

"También se debe acondicionar las vías de acceso para los equipos de bomberos y montar los llamados 'tubos secos', no llenados de agua, destinados para enfriar los tanques de producirse un incendio, sin hablar ya de garantizar una segura protección contra los rayos", previno el especialista, que opina que "el fuego se extinguirá cuando no quede nada por arder".

Tampoco se ha explicado por qué el circuito de tanques no contaba con un mecanismo de enfriamiento en las paredes del depósito para evitar la propagación del fuego

La gravedad de las observaciones de Gofstein contrastan con el optimismo de los titulares de Granma, que aseguran que en breve "vamos a recuperar la Base de Supertanqueros", o el discurso de Díaz-Canel ante el Puesto de Mando de Matanzas: "Hoy ha sido el mejor día, victoria genera victoria".

Aunque la construcción de la Base de Supertanqueros es muy reciente, el enclave industrial en el cual se encuentra fue impulsado en la década de los años 80 con ayuda de la antigua Unión Soviética.

En el puerto ya existía una importante zona petrolera desde antes de la Revolución, con presencia de multinacionales como la estadounidense Texaco, que poseía un muelle y varios almacenes en Matanzas. Estas propiedades fueron confiscadas por el Gobierno, junto a distintas plantas de esa y otras empresas, en 1960.

En el puerto de Matanzas fueron edificados, además, cinco muelles para recibir barcos de petróleo y otros cargamentos, aunque el Gobierno alega que el embargo norteamericano restringe la llegada de naves. El último petrolero llegó a Matanzas en junio, con 700.000 barriles de fueloil, procedente de Rusia.

Además del crudo que recibe del extranjero, en la zona industrial se procesa el combustible extraído del propio territorio nacional, particularmente desde Varadero y la costa norte del Occidente cubano.

El enclave industrial en el cual se encuentra fue impulsado en la década de los años 80 con ayuda de la antigua Unión Soviética

Un oleoducto, proyectado a través de alianzas con la Unión Soviética y paralizado durante el Período Especial hasta 2007, cuando lo reabrió Venezuela, permite bombear el crudo desde Matanzas hasta la refinería de Cienfuegos.

Forman parte de las instalaciones de la zona industrial la central termoeléctrica Antonio Guiteras, que entró al Sistema Eléctrico Nacional en 1988, así como la empresa de fertilizantes Cubanitro y la célebre instalación de proceso textil conocida como la Rayonera, fundada en 1948. Estas dos últimas fueron fusionadas en la compañía Rayonitro, en 1984.

A pesar de que Televisión Cubana informa sobre el acuerdo entre el Alba y La Habana para ejecutar la construcción de la Base de Supertanqueros, no consta ninguna información adicional sobre el proyecto ni detalles sobre la empresa que ejecutó la construcción. Además, este diario constató que algunos sitios web que ofrecían información sobre la Base, como la entrada correspondiente en la enciclopedia oficialista Ecured, han sido eliminados.

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