Los trabajadores privados en Cuba se resisten a afiliarse al sindicato único
Cuba
El diario 'Trabajadores' recoge las críticas de los particulares a la CTC: “¿Sindicato para qué sirve, solo para cobrar?”
La Habana/La Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el sindicato controlado por el Partido Comunista, vive horas bajas, especialmente en el sector privado, al que no consigue seducir. El periódico de la organización, que hace un año creó un buró sindical para “nuevos actores económicos” precisamente para atraerlos, consignaba este domingo que entre los más de dos millones de afiliados en el país con fecha al cierre de septiembre, apenas el 23,3% eran particulares y que, a pesar de haber crecido 6.000 afiliados este año, el total es inferior a 2024.
“¿Sindicato para qué sirve, solo para cobrar?”, recogía Trabajadores de una cajera en una cafetería en Santiago de Cuba. La nota proseguía: “Cuando se les pregunta por qué no se afilian, muchos trabajadores del sector no estatal en todo el país expresan, además de otros argumentos, criterios concordantes con el de la joven santiaguera. No encuentran atractivo alguno para formar parte de una sección sindical que tampoco los representa como aspiran ellos”.
Se trata de la opinión de una persona que nunca estuvo afiliada. La de los que tuvieron esa experiencia y figuran citados en la nota oficialista es peor. “El precedente les dejó un mal sabor” y no quieren “volver a pasar por lo mismo”, consigna Trabajadores, que accede a proteger sus apellidos “por lo que pueda traernos como consecuencia”.
“A muchos nos parece que el sindicato te quita más que lo que te da”
“A muchos nos parece que el sindicato te quita más que lo que te da”, confiesa Juan, zapatero de Camagüey. “En su etapa estatal sintió que era una obligación estar sindicalizado; ahora que es el dueño de la zapatería cumple con el pago de los tributos y punto final”, acota el periódico del sindicato único.
Por su parte, Paco, carnicero de Santiago de Cuba, recuerda con Trabajadores “momentos de enfrentamiento a decisiones arbitrarias de la administración”, en los que la CTC, con la que “siempre cumplió deberes”, jamás hizo nada por sus derechos. A modo de ejemplo, pone haber pasado por enfermedades sin acompañamiento ni preocupación. “Mejor sigo tranquilo, luchando por lo mío, sin pertenecer a nada”, refiere al diario.
Los actuales sindicados también reconocen el “desafío” de atraer a los particulares. Así Leobanys Ávila Góngora, miembro de la Comisión Organizadora del 22 Congreso, quien advierte que “la falta de representación alimenta las insatisfacciones de los afiliados y frena el crecimiento del movimiento en el sector privado”.
Trabajadores propone “recuperar el vínculo entre el sindicato y los trabajadores” procurando “respuesta ágil” a las quejas, o estimulando a los particulares al “insertarlos en el sistema de distinciones y condecoraciones de la CTC”. Además, el diario ve “un aliento” en el nuevo Código de Trabajo, cuyo anteproyecto de ley se discute, hasta el 30 de noviembre, en los centros de trabajo.
Sin embargo, en la nueva norma sigue sin haber libertad sindical: la Central de Trabajadores de Cuba sigue siendo el único sindicato legal y su papel es clave para los procedimientos de reclamación, pese a que es sabido su nulo interés en confrontar a las direcciones empresariales estatales.
Aunque las autoridades se refieren a la próxima ley como una profunda reforma, otro de los principales derechos de los trabajadores, el derecho a huelga, seguirá ausente.