‘Crimen por encargo’: la historia de una cubana atrapada entre la miseria y la obsesión

Reseña

La serie de Carles Porta reconstruye el asesinato de Yalennis Valero en España y expone el engranaje de poder y violencia que marcó sus últimos años

La joven Yalennis Valero Jiménez había cumplido su sueño de emigrar de la Isla, hasta caer en la pesadilla de una relación asfixiante.
La joven había cumplido su sueño de emigrar de la Isla, hasta caer en la pesadilla de una relación asfixiante. / Collage
María Casas

14 de diciembre 2025 - 08:40

Miami/La vivienda olía a cigarro pero ninguna de las dos hermanas fumaba. Dos colillas son las primeras pistas que obtienen los policías en una casa de Càlig, Valencia, donde han sido asesinados una cubana y su amigo español. Antes de que ambos murieran de un tiro en la cabeza, la joven Yalennis Valero Jiménez había cumplido su sueño de emigrar de la Isla hasta caer en la pesadilla de una relación asfixiante. Una serie recién estrenada en la plataforma Movistar+ narra su trágico final. 

Crimen por encargo, del director Carles Porta, aborda uno de los casos más estremecedores de violencia machista ocurridos en España en este siglo. Lo que inicialmente pudo parecer un doble homicidio sin motivo aparente, terminó siendo un crimen cuidadosamente planificado a instancias de un empresario gallego que cercenó la vida de la cubana, de 26 años al momento de su muerte, y del joven vinarocense, Juan Manuel Mata, de 23.

El documental, dividido en dos episodios, mantiene el ritmo de una investigación que comienza enfocada en el posible robo en una vivienda de la calle Tortosa, que terminó con dos asesinatos, hasta ir definiendo una historia mucho más estremecedora: la de una mujer acosada, un hombre posesivo y la trampa que fue construyendo alrededor de la joven a la que finalmente le arrebató la vida. Las entrevistas con forenses, policías, abogados y periodistas van colocando las piezas y dándole voz a Valero y a su acompañante de aquel trágico 12 de junio de 2005. 

La noche del crimen, tras un pequeño accidente de tráfico, Valero regresó a su casa en Càlig, una localidad de apenas 1.500 habitantes, acompañada por su amigo Mata. Fue entonces cuando sicarios que habían estado vigilando la vivienda entraron por la fuerza, maniataron a ambos y les dispararon, ejecutando un plan preparado con anticipación por el empresario gallego Isauro López Hidalgo. La intención original incluía prender fuego a la casa con ella y su hermana dentro, aunque esa parte del plan no se consumó por una circunstancia fortuita. 

Todo comenzó en la discoteca del hotel Comodoro en La Habana

El desenlace trágico tiene su origen, sin embargo, muy lejos de ese punto de la geografía valenciana. Todo comenzó en la discoteca del hotel Comodoro en La Habana. Valero tenía apenas 16 años y había llegado a la capital cubana, desde Ciego de Ávila, espoleada por una crisis que empujó a miles de mujeres de la Isla a prostituirse con extranjeros. Eran los años en que Miramar, la playa de Guanabo y otras zonas turísticas se llenaron de adolescentes que compartían cama con desconocidos por unos pocos dólares, una invitación a un restaurante o la compra de un ventilador.

"La necesidad es muy apremiante ahí", detalla López sobre Cuba en uno de los interrogatorios que se escuchan en el documental. "Cuando el hambre aprieta, pues todo el mundo hace lo que sea", cuenta sobre aquella noche en que conoció a Valero y tuvieron también su primer contacto íntimo. Conocedor de su poder, al tener divisas en el bolsillo y conexiones en el régimen, el magnate de la construcción explotó al máximo su superioridad ante una joven deslumbrada por la oportunidad que se abría ante sus ojos.

"Ninguna de ellas, si no tuviera hambre, haría eso", concluye el empresario sobre las jineteras en la Isla, en unas palabras que Porta coloca con maestría en el segundo episodio. Veterano del true crime español, sabe que este género debe caminar siempre entre la fascinación y el respeto. El suyo es un enfoque narrativo que no borra el dolor de las víctimas, pero tampoco debe generar más del que ya existe. Por eso va reconstruyendo cada detalle que devuelva a Valero el contexto en el que vivió y sufrió.

Un par de palabras cruzadas en la barra del bar del Comodoro sellan el destino de la joven ante el empresario español que se pavoneaba de ser "capaz de mover sus influencias" al más alto nivel en la Isla, como asegura también uno de los entrevistados del documental. Desde aquel primer encuentro, Valero empieza a ser su amante y López la mantiene a salvo de carencias y estrecheces, en medio de un contexto donde la crisis del Período Especial atenazaba la vida cotidiana.

Según las investigaciones judiciales, Valero arribó a España a finales de 1998. Después de una breve estancia y un regreso a la Isla, la cubana retorna a la Península en 2003. López le proporciona entonces un auto, un empleo y le alquila una vivienda lejos de Galicia, donde el próspero empresario tiene esposa e hijos. El magnate llega incluso a costear el viaje de la madre de la joven y de Yairet, su hermana. Con el tiempo, la relación se torna controladora y asfixiante: él vigila sus salidas, sus amistades e incluso sus conversaciones telefónicas.

El juicio culminó con la condena de López a 28 años de prisión como autor por inducir a homicidio, mientras que el sicario recibió una pena aún mayor

Cuando Valero intenta terminar la relación, incluido un viaje a Italia en abril de 2004 para distanciarse, la situación se vuelve más dramática. En una carta dejada a su hermana, advierte de que si algo le sucede en el futuro, "el único responsable" sería el mismo hombre que la había rescatado de las garras de la miseria cubana para arrojarla a un calabozo de comodidad y control, recursos y miedos. En el audiovisual de Porta no hay sublimaciones estilísticas, solo la evidencia escalofriante de que el poder de un hombre sobre una mujer puede llegar a ser, literalmente, hasta la muerte. 

El juicio celebrado años después en la Audiencia de Castellón culminó con la condena de López a 28 años de prisión como autor por inducir a homicidio, mientras que el sicario recibió una pena aún mayor. López siempre negó su implicación, alegando conspiración, aunque el tribunal avaló la responsabilidad penal a través de testimonios y pruebas acumuladas durante una larga investigación. En 2024, el empresario salió de la cárcel, solo pasó 11 años tras las rejas.

El homicidio, conocido como el caso Càlig, sigue resonando como un símbolo trágico de cómo la obsesión, el poder y la violencia extrema pueden entrelazarse hasta convertirse en fatalidad. El documental de Porta retoma este hecho con sensibilidad y rigor, mostrando no solo el crimen en sí, sino también las dinámicas de control, dependencia y desigualdad que lo hicieron posible. Durante los dos episodios del documental solo se lamenta que la voz encargada de dar vida a Valero tenga un acento más colombiano que cubano.

Porta desgrana el crimen con paciencia detectivesca: entrevistas, informes judiciales, reconstrucciones precisas y una narrativa que traduce hechos en tensiones humanas. El resultado no es una serie de escalofríos sin contexto, sino una llamada de atención sobre cómo el poder –económico, cultural, patriarcal– se vuelve letal cuando se ejerce sobre alguien cuya vida se percibe, a ojos del agresor, como su propiedad. 

Para los conocedores de la realidad de la Isla, el documental es también un recordatorio de la historia de todas esas mujeres cubanas que, empujadas por el deterioro económico y social, terminaron casándose con extranjeros –especialmente españoles o italianos– para escapar de la precariedad. Para muchas, la esperanza de una vida mejor se tradujo en dependencia económica, aislamiento, violencia doméstica e incluso explotación sexual. ¿Cuántas están todavía atrapadas entre los barrotes de una peligrosa comodidad? ¿Cuántas han sido asesinadas? Crimen por encargo capta la sordidez de su situación de manera indirecta pero potente: la ilusión de refugio y la angustia del control. 

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