Academia Cubana de la Lengua, entre bienvenidas y ausencias

Jorge Fornet durante su discurso ante la Academia Cubana de la Lengua. (14ymedio)
Jorge Fornet durante su discurso ante la Academia Cubana de la Lengua. (14ymedio)
Víctor Ariel González

26 de noviembre 2014 - 07:50

La Habana/En presencia de una treintena de asistentes, a Jorge Fornet le fue otorgada la medalla que reconoce su ingreso a la Academia Cubana de la Lengua (ACL). El acto se celebró en la tarde de ayer martes, en el hemiciclo del edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes.

Fornet estuvo todo el tiempo al frente de la audiencia acompañado por Nancy Morejón, directora de la ACL, y por Roberto Fernández Retamar. Este último, refiriéndose al galardonado, afirmó que "pocas veces puede decirse que se ha sido testigo de algunos de los primeros pasos de un intelectual", dando a entender que le conoce desde que era muy joven. El padre de Jorge es Ambrosio Fornet, también miembro de la Academia.

Licenciado en letras y literatura hispánica en la Universidad de La Habana, el nuevo miembro de la ACL posee una maestría y un doctorado en literatura hispánica por El Colegio de México. Ha participado además, como conferenciante o ponente, en multitud de eventos internacionales. Su currículum, que no termina ahí, fue leído dos veces durante la ceremonia.

La pertenencia a esta institución de intelectuales es vitalicia. Todo nuevo miembro es electo por mayoría simple de votos de sus integrantes, y la candidatura para pertenecer debe ser presentada por al menos tres integrantes de dicha sociedad. En la actualidad está compuesta por 21 miembros, de 27 posibles.

Si no el de menos edad, Jorge Fornet es uno de los integrantes más jóvenes del grupo de académicos. Su discurso de introducción, que duró cerca de una hora y media, estuvo centrado en el conflicto generacional entre escritores. Elementos recurrentes en su intervención fueron el desplome del campo socialista a fines de los ochenta, la "nueva narrativa latinoamericana" –dispersa y sin tendencias dominantes, "un fenómeno más etario que estético"– o el "paradigma garciamarquiano".

No faltaron las pinceladas antinorteamericanas o las críticas a figuras como Mario Vargas Llosa

Asimismo, el discurso tocó el "liberalismo económico y político" desde un punto de vista negativo, mencionó al "aplastante protagonismo editorial español", y no faltaron las pinceladas antinorteamericanas o las críticas a figuras como Mario Vargas Llosa.

Desde cierta perspectiva, las palabras de Jorge Fornet dieron la idea de una nostalgia paradigmática. Aquel romance de antaño, que en política tuvo su génesis y momento cumbre en la Revolución Cubana, alguna vez contó con el respaldo de escritores de la talla de García Márquez que ya no están o quizá cambiaron de bando. También parece que la realidad literaria mundial dista mucho de los deseos editoriales de la intelectualidad oficial en Cuba.

Pese a cierta apertura o al reconocimiento tardío de escritores no del todo "cómodos", dentro de la Isla es en extremo difícil conseguir obras literarias de autores desafectos al régimen. En ninguna editorial o siquiera en una biblioteca propiedad del Estado –las independientes son ilegales– se pueden encontrar títulos de Cabrera Infante, Reinaldo Arenas u otros intelectuales que obtuvieron reconocida fama internacional.

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