La sombra de Rotilla vuelve a la playa Jibacoa

El Festival Rotilla.
El Festival Rotilla.
Zunilda Mata

30 de julio 2014 - 08:00

La Habana/Comienza agosto y a la escena alternativa cubana le asaltan los recuerdos del Festival Rotilla. Las instituciones culturales mantiene secuestrada esta fiesta independiente de música electrónica desde 2011, cuando crearon en su lugar un sucedáneo llamado Verano en Jibacoa. El próximo primero de agosto comenzará la sombra de lo que fue el evento musical más multitudinario de Cuba.

La espontaneidad se ha perdido, aunque el intenso calor y las carencias recreativas seguirán llevando a miles de jóvenes hacia aquellas revueltas arenas. En lugar de esos tres días y tres noches en los que se mezclaban los atrevidos conciertos y las proyecciones audiovisuales, sobre el escenario solo tocarán ahora las agrupaciones más cómodas para el oficialismo.

Karamba, Qva Libre, Gitanoʹs, los raperos Brebaje Man, Primera Base y Cuentas Claras han confirmado ya su participación. La música electroacústica llega de la mano de los DJs Alejandro Nuñez, Ryan, Dennis Ever, Xander Black, Arquitecto Vs Grench, DʹVazz Brotherʹs, AndroiD y Diemen Duff, mientras David Blanco y los rockeros Eddy Escobar, Zeus y Switch actuarán en la segunda jornada.

El Festival Rotilla fue creado en 1998 por Matraka Producciones y tuvo como escenario la playa del mismo nombre al Este de la capital cubana. Poco tiempo después, su sede se trasladó hacia la playa Jibacoa y comenzó rápidamente a ganar popularidad entre la gente más joven. Esta fiesta musical se celebró durante 13 años, caracterizada no sólo por sus ofertas melódicas sino también por las acampadas masivas y la presentación de cortometrajes y videoclips.

Uno de los recuerdos más intensos que nos dejó Rotilla fue el maratón musical que incluía a varios DJs para que la música no parara desde la inauguración del festival hasta su clausura. Trepidante y audaz, la cita alternativa empezó a molestar a las autoridades culturales, quién sabe si por su éxito, la gran afluencia de público que crecía cada año o la autonomía de sus organizadores. A partir de ahí, los días de Rotilla estarían contados.

Varias empresas cubanas colaboraban en el apoyo logístico y material, pero la ayuda principal llegaba desde el EXIT Festival, que se celebra en Serbia y que ayudó también a la proyección internacional del evento. En 2008, Rotilla había alcanzado unas dimensiones y una notoriedad que lo llevaron a rediseñar algunos de sus conceptos iniciales y ampliar a tres sus escenarios. El primero de ellos, Electro Stage, se mantuvo con música electrónica y sobre él los DJs más talentosos del país no dejaban que la melodía se apagara durante aquellos tres días.

El oficialismo secuestró el festival bajo la justificación de que no se correspondía con la "estrategia de programación y la política cultural del país"

Se incorporó el escenario Arena Stage, de mayores dimensiones y con un repertorio musical más amplio. Aquella era la plaza ideal para grupos musicales de mayor formato, mientras que el Cinema Stage se especializó en la proyección de los audiovisuales independientes fundamentalmente de realizadores cubanos y en las horas diurnas se sucedían debates y coloquios.

El crecimiento no paró y en 2009 se agregó el Fusion Stage para creadores de arte experimental y el Info Stage que brindaba información del evento, sus participantes y proyectos en realización.

En 2010, todos las mejoras y ampliaciones alcanzaron increíbles resultados al atraer a más de 20.000 personas al Festival Rotilla. Sin embargo, la siguiente edición fue secuestrada por el oficialismo bajo la justificación de que el evento no se correspondía con la "estrategia de programación y la política cultural del país". Los ataques llegaron más allá y varios sitios oficiales acusaron a Matraka Producciones de recibir financiación desde Estados Unidos para realizar el Festival. La imputación fue rechazada por sus organizadores, quienes refirieron la transparencia de sus fondos, provenientes del serbio Exit Festival y de las embajadas de Holanda y Noruega.

Sin embargo, un secreto gritado a voces era que el Ministerio de Cultura se había molestado especialmente por la norma de “no censurar” que regía en Rotilla. Sobre sus escenarios pudieron presentarse agrupaciones, cantantes y temas musicales que tenían las puertas cerradas en espacios estatales y en la programación televisiva o radial. Los Aldeanos, Porno para Ricardo y Eskuadrón Patriota, por ejemplo, fueron algunos de los músicos que se beneficiaron de esa pluralidad.

Tres años después del secuestro del festival por parte del Instituto Cubano de la Música y otras instituciones, el resultado ha sido el actual evento, sin personalidad propia, que intenta fagocitar la fama y popularidad del Rotilla original. Bajo un estricto control policial y con la propaganda oficial por doquier, las últimas ediciones de Verano en Jibacoa sólo han logrado ensalzar el recuerdo de Rotilla.

Los organizadores originales del Festival Rotilla no pierden las esperanzas de volver a las andadas musicales. El camino para este renacimiento se muestra difícil, especialmente en cuanto a la obtención de permisos para estrenar una nueva locación para el evento. No obstante, el público apoyaría con entusiasmo el regreso de los días más alternativos de la escena cubana y de las noches más intensas que hayamos pasado en una playa.

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