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Los artistas cubanos son víctimas de la corrupción de las empresas estatales

Las quejas de los músicos encuentran repentinamente eco en la prensa oficial y sugieren posibles cambios en el sector

Los artistas cubanos llevan años reivindicando poder actuar al margen de las empresas del Estado. (14ymedio)
14ymedio

21 de marzo 2023 - 17:12

La Habana/"Es evidente que la orden de atacar a las empresas artísticas fue dada", cuenta Ofelia, una cantante habanera para quien la pandemia marcó un punto de inflexión en su carrera. Apenas se ha subido a los escenarios, dice a 14ymedio, y cuando lo ha hecho no ha sido a través de una agencia de representación o una empresa estatal, a pesar de que es la única forma legal de actuar en Cuba.

Después de leer la primera parte del especial publicado por Cubadebate ¿Representan bien las empresas de la música en Cuba a sus artistas? reconoce al cien por cien los problemas del aparato estatal: ineficiencia, corrupción, incumplimientos laborales, cobros a destiempo, burocracia y un sinfín de males que, sin embargo, poco tienen de novedosos.

"Yo creo que esto es para autorizar las mipymes [micro, pequeñas y medianas empresas] de representación artística y eliminar de una vez las empresas estatales, porque esto se lleva planteando mucho tiempo y nunca ha pasado nada", considera la solista, que sospecha que la Tarea Ordenamiento pudo ser el desencadenante de un eventual cambio. "Siempre han necesitado a estas empresas para controlar a los artistas, pero ahora que el peso no vale nada... a lo mejor se han dado cuenta de que no pueden mantenerlas. Una mipyme quizás sí es más rentable y puede funcionar para lo que debería ser una empresa que represente artistas", opina.

"Yo creo que esto es para autorizar las 'mipymes' de representación artística y eliminar de una vez las empresas estatales, porque esto se lleva planteando mucho tiempo y nunca ha pasado nada"

Para Ofelia esto sería eficaz para agrupaciones exitosas o artistas con cierto nivel o fama, capaces de proporcionar un buen negocio a la empresa. Mientras, para un artista menos comercial, como los que animan las veladas en bares o restaurantes, bastaría a su juicio con una licencia para actuar y pagar los impuestos que correspondan.

La posibilidad apuntada por Ofelia no parece tan lejana. El extenso reportaje de Cubadebate contiene un bloque en exclusiva dedicado a los recientes mensajes del Partido Comunista –de los cuales la nota es sin duda heredera– contrarios al sistema de empresas artísticas y favorables a un cambio fundamental.

"Las empresas y agencias de la música y los espectáculos demandan de una profunda revisión de sus bases estructurales y funcionales", indicaba un informe sobre el sistema empresarial presentado en la Asamblea Nacional y citado este martes en el texto.

Además, se citan las palabras de Miguel Díaz-Canel en 2019 ante la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac): "Se escucha mucho la queja de que el sistema empresarial o las llamadas industrias culturales, con relación a la creación artística, en cuanto a su producción, promoción y comercialización, se han quedado atrás", expuso, para, a continuación, precisar: "Sobran las insatisfacciones de artistas y creadores que deben gestionarse absolutamente todo para difundir o promocionar su trabajo, mientras quienes tendrían la responsabilidad de hacerlo ejercen una suerte de parasitismo desde la inactividad. Los artistas tienen el deber de pagar sus impuestos, pero no deberían tener que abonar a las empresas si estas no han tenido nada que ver con los contratos de trabajo, con su promoción ni con su amparo jurídico".

Los ejemplos de que en esta ocasión tenía razón el mandatario, sin que se haya hecho nada por solucionarlo, sobran

Los ejemplos de que en esta ocasión tenía razón el mandatario, sin que se haya hecho nada por solucionarlo, sobran. No solo recitados en el reportaje de Cubadebate, que ha guardado el anonimato de sus fuentes, también confirmados a este diario por Ofelia.

"El sistema no es rentable: no funciona por meritocracia, sino por palancas que tienen los artistas, corrupción, sobornos desde arriba hasta abajo... Por ejemplo: te contratan en un lugar y te pagan equis cantidad de pesos, pero la directora de Cultura municipal te puede pedir 4.000 para ella. Eso conmigo, no quiero pensar cómo será con los reguetoneros estos que reúnen a tanta gente", se queja.

En la Isla, repasa el reportaje, hay 14 empresas provinciales y una municipal, dos centros provinciales, dos nacionales y seis agencias de representación artística que agrupan a 4.081 unidades artísticas (669 subvencionadas y 3.412 no subvencionadas) integradas a su vez por 21.335 artistas y personal de apoyo.

Sin embargo, este mastodonte, heredero de los antiguos centros provinciales de la música –que se convirtieron por ley en empresas en 2012– no sirve para nada y carece de todo. "Cuando existían dos monedas podías actuar en pesos cubanos o en CUC. Si lo hacías así, el porciento de la ganancia que en teoría se quedan las empresas iba a parar, en realidad, al Instituto Cubano de la Música, que es el brazo ideológico en todo esto. Eso se lo cogían ellos, la empresa no podía hacer uso de la divisa para comprar sus cosas, arreglar un carro... Si había que imprimir una factura no había papel, no había tóner en la impresora... En esas condiciones no se puede trabajar", recuerda Ofelia.

De 2015 rememora una de las historias más deshonrosas conocidas en la capital, cuando un colega suyo llegó a escribir una carta publicada en Juventud Rebelde en la que denunciaba que la dirección de su empresa había gastado un cuarto de millón de pesos en una obra no autorizada dejando sin dinero a la compañía y embolsándose parte de él. Por otra parte, es habitual que los artistas tarden hasta dos meses o más sin cobrar por una actuación.

"A veces es porque no hay transporte, otras no hay trabajadores que puedan ir al banco ni dinero para pagarles, o van al banco y son ellos quienes no pueden imprimir ni el estado de cuentas", sigue la artista.

"A veces es porque no hay transporte, otras no hay trabajadores que puedan ir al banco ni dinero para pagarles, o van al banco y son ellos quienes no pueden imprimir ni el estado de cuentas"

Los testimonios citados por Cubadebate no se quedan atrás. Incluso el ganador del polémico certamen San Remo Music Awards, Aníbal Ramos, tiene que denunciar el incumplimiento de contrato después de vencer en el concurso. Uno de los premios era la categoría de profesional, pero un año más tarde aún no tiene el aval. "Toqué muchas puertas, y una de ellas me resolvió una audición que demoró más de nueve meses. Para entrar en la empresa no importa el nivel artístico o escolar que tengas porque existe un sistema paralelo de evaluación", revela Ramos.

También interviene en el reportaje el trovador Ariel Díaz, uno de los pocos en dar su nombre real, y lo hace para lamentar que las empresas ni promueven el trabajo ni se ocupan de la publicidad, la logística, la producción y, por supuesto, la representación legal. No se tienen noticias de que alguna vez se haya entablado una demanda de nadie ante la institución a pesar de la larga lista de incumplimientos por parte de esta, afirma el músico.

El catálogo de quejas expuesto en la prensa oficial es interminable y se espera al menos una segunda nota a juzgar por la numeración que lleva el texto, pero su publicación, cuando hace años que dejaron de ser siquiera un secreto a voces, invita a pensar que algo se mueve en el mundo de la música.

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