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La biblioteca de Ciego de Ávila, otra vez a la calle

El enésimo traslado del centro se traduce en cada día menos páginas y menos lectores

La Biblioteca Roberto Rivas Fraga de Ciego de Ávila. (Blog Ciego de Ávila. Cuba)
Elvira Fernández

24 de noviembre 2014 - 18:54

Ciego de Ávila/El inmueble que ocupa la biblioteca provincial Roberto Rivas Fraga, en Ciego de Ávila, en fecha próxima debe pasar al Ministerio de Educación, por acuerdo del Consejo de Ministros, para convertirlo en un preuniversitario urbano. Los fondos de la biblioteca provincial serán metidos otra vez en cajas y lanzados al camino en busca de otro paradero.

El desalojo de los libros consiste casi en una tradición urbana. La biblioteca pública provincial, en lo que lleva de existencia, ha sido removida al menos unas seis veces. Esto ha motivado que intelectuales de la provincia, sobre todo miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), hayan suscrito una carta de inconformidad colectiva que dirigieron al viceministro Miguel Díaz-Canel y al ministro de Cultura, en la que recuerdan los vaivenes a los que ha sido sometida la biblioteca. En su misiva, repasan el historial de mudanzas forzosas.

En una triste labor detectivesca, se puede seguir el paso de los libros por distintos inmuebles de la ciudad. Donde una vez estuvo la biblioteca, hoy radican la Fiscalía Provincial, el Poder Popular Municipal, un restaurante, una imprenta, un museo, etcétera. Y como es lógico, con los trajines de cada traslado, los fondos bibliográficos, que nunca han disfrutado condiciones ni mínimamente óptimas, se siguen deteriorando, disminuyen y hasta desaparecen. Además, cada reacomodo, significa un intervalo de varios meses en que la institución sencillamente no existe.

Con los trajines de cada traslado, los fondos bibliográficos, que nunca han disfrutado condiciones ni mínimamente óptimas, se siguen deteriorando

La presente manzana de la discordia, la sede actual de la biblioteca, se reconoce como el antiguo edificio del Instituto de Segunda Enseñanza, para el que fue originalmente construido y cuyo nombre aún consta en su fachada. Este es uno de los inmuebles más amplios de la ciudad, posee valores patrimoniales y, como el resto de la arquitectura más sólida y funcional que existe en el centro urbano, se construyó en fecha anterior a 1959. Desde entonces, cada vez que ha hecho falta un buen edificio, en vez de construirlo, se ha optado casi siempre por readaptar las funciones de los ya existentes.

El Ministerio de Educación, en Ciego de Ávila, necesita hoy un preuniversitario que acoja a unos 700 estudiantes de la zona centro-oeste, pero, si no cuenta con financiamiento para reparar viejas escuelas, menos podría construir una nueva.

Este tipo de centros estudiantiles nunca se construyeron dentro de la ciudad, obligando así a los jóvenes a pasar por las escuelas en el campo y trabajar en la agricultura si querían graduarse de bachiller o aspirar a la universidad. Hoy estas antiguas escuelas en el campo están sin uso, son naves de varios pisos que naufragaron entre distantes naranjales. Entonces le ha vuelto a tocar el turno a nuestra insigne biblioteca de peregrinar hacia otro lado, como una muestra de cultura ambulante que nunca encuentra sitio por largo tiempo. Una especie de maldición que se salda con cada día menos páginas y menos lectores.

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