Silvio Rodríguez se resiste a "botar el sofá"
La Habana/Silvio Rodríguez vuelve a provocar una polémica en las redes con la letra de una nueva canción, aún sin música, que compartió el pasado domingo en su blog Segunda Cita. Esta "canción editorial", como la califica el propio autor, se titula Para no botar el sofá.
"Los vi truncar publicaciones / inteligentes / y descalificar canciones / por diferentes" o "los vi cebando las hogueras / de la homofobia,/en nombre de falsas banderas / y tristes glorias", son algunos versos que estrena el cantautor desde la perspectiva de quien mira desde la distancia.
Con el mismo estilo coloquial de clásicos como Resumen de noticias o Canción en harapos, el trovador toca puntos álgidos de la actualidad nacional como la emigración en masa de los más jóvenes, la censura, la intolerancia, la homofobia y la constante evocación de que el "enemigo acecha".
Rodríguez ha sido especialmente crítico en los últimos años a pesar de pertenecer a la Asamblea Nacional. A mediados de septiembre generó titulares cuando reconocía ante la cadena Deutsche Welle que "la revolución que tuvimos en un inicio en la mente no es lo que ha resultado".
El propio Silvio, que en noviembre próximo cumplirá 70 años, explica en los comentarios de su texto que la expresión "botar el sofá" se refiere a un "cuento popular cubano en el que un hombre llega a su casa y encuentra a su esposa haciendo el amor con otro hombre sobre el sofá. El ofendido, para evitar que aquello vuelva a ocurrir, lanza el sofá por la ventana".
Silvio Rodríguez presentó a finales del pasado año su disco Amoríos, compuesto por 14 canciones de amor escritas entre 1967 y 1980 y que nunca se habían editado. En septiembre pasado se cumplieron seis años del concierto que inició su "gira por los barrios" y que hoy suman más de setenta.
Casi al finalizar escribe: "para pronunciar el nosotros/ para completar la unidad, /habrá que contar con el otro / las luces y la oscuridad".
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Para no botar el sofá (canción editorial)
Qué feos se ven los cuadrados
queriendo imponer su patrón,
en nombre de lo inmaculado
y de una sagrada razón.
Sofismas, le llaman algunos;
paquetes decimos acá.
Y yo, que no creo en ninguno,
les veo botar el sofá.
"Silencio, porque llega el lobo
y te devora;
el enemigo acecha todo
y a toda hora."
Y mientras se imaginan majos
de la conciencia,
la realidad es un relajo
de ineficiencia.
La juventud se fuga en masa
y ellos se alteran
porque una boca no es de raza
o de su acera.
Y, como el cónyuge burlado,
una mañana
tiran lo menos complicado
por la ventana.
Qué poco favor a las luces,
qué inútil y amargo disfraz,
mientras lo prohibido seduce
sin tener que usar antifaz.
No quiero el abrazo con horma
ni el beso como obligación,
no quiero que vicios y dogmas
dispongan en mi corazón.
Los vi truncar publicaciones
inteligentes
y descalificar canciones
por diferentes.
Los vi cebando las hogueras
de la homofobia,
en nombre de falsas banderas
y tristes glorias.
Los vi, confiados y seguros
lanzando dardos,
aparentando jugar duro
pero a resguardo.
Los vi, y no es que lo quisiera
o lo buscara;
los vi en el parto de una era
que se alargaba.
Para pronunciar el nosotros,
para completar la unidad,
habrá que contar con el otro
las luces y la oscuridad.
Es grande el camino que falta
y mucho lo por corregir.
La vara, cada vez más alta,
invita a volar y a seguir.