Los samuráis repiten la matanza ante Cuba en el Clásico Mundial

Cuba pierde ante Japón en el Clásico Mundial. (Granma)
Cuba debe ganar dos veces seguidas a Holanda si quiere pasar de ronda. (Granma)
Ernesto Santana

14 de marzo 2017 - 22:38

La Habana/Japón, que sigue invicto en el Clásico Mundial con 5 victorias, derrotó a Cuba por segunda vez, ahora 8 carreras por 5. También, por segunda vez, fue una pelea cuerpo a cuerpo en la que los antillanos no se amilanaron ante los asiáticos, y donde nuevamente, al calor de lo ocurrido en el terreno, la victoria de los cubanos no pareció imposible.

La dirección, encabezada por el mentor Carlos Martí, se decidió a hacer cambios fundamentales en la alineación de bateo que, aunque implicaron notables diferencias en las posiciones defensivas, funcionaron muy positivamente.

El derecho Tomoyuki Sugano comenzó lanzando por Japón y dio un fácil cero en el primer inning, ante un Domo de Tokyo repleto, apoyando a sus samuráis, cuyo primer bate, Tetsuto Yamada, le conectó un jonrón al abridor Vladimir Baños. Aunque luego se le embasaron dos hombres, Baños pudo terminar el capítulo perdiendo solo 1-0.

En el segundo inning, Alfredo Despaigne pegó un imparable y el utilísimo Yurisbel Gracial, que a batazos se ganó el puesto de quinto bate con un jonrón de línea, puso a Cuba 2-1 arriba en el marcador. Luego, como viene siendo frecuente, William Saavedra se ponchó. Y si el receptor Yosvany Alarcón dio un doble, después Jeferson Delgado y Víctor Víctor Mesa no pudieron traerlo a home.

Imperturbable a pesar de lo ocurrido en el inning anterior, Baños retiró en línea a los tres bateadores japoneses. Lo mismo hizo Sugano en la parte alta del tercero y, en la baja, Yoshitomo Tsutsugo dio un hit que empató 2-2 el partido.

En el noveno 'inning', salió Kazuhisa Makita para cerrar otro juego difícil en el que Japón logró imponerse

Aunque, a la altura del cuarto inning, Sugano daba ya su sexto ponche, la ofensiva cubana pudo poner el pizarrón 4-2 a su favor con un batazo de Víctor Mesa. El problema de Carlos Martí estaba claro: aunque le ganara a Japón, debía conservar buenos lanzadores para el juego contra Holanda. Por suerte, Baños seguía trabajando muy bien.

En el quinto inning la dirección japonesa sacó al lanzador derecho Yoshihisa Hirano, de los Búfalos de Orix, que retiró a los tres bateadores a los que se enfrentó. Pero Baños permitió un hit y regaló un boleto, y el dudoso Yoanni Yera lo relevó. Un batazo de out trajo una carrera que logró el empate a 4.

Hirotoshi Masui –a quien ninguna ofensiva ha tocado– fue el serpentinero japonés para abrir el sexto inning, pero Gracial no creyó en él, le dio un doblete, se fue a tercera y anotó con un batazo de Alarcón, dejando el marcador en 5–4. Yera, sin embargo, no estaba a la altura y se fue dejando dos hombres en circulación. Miguel Lahera acudió y, si hasta ahora nadie le había dado ni hit ni carrera, ahora tuvo uno de ambos y el marcador se igualó 5-5.

En el séptimo de tan dramático partido vino Yuki Matsui a colgarle un cero a Cuba y Lahera pagó con igual moneda. Ryo Akiyoshi puso otro cero en el octavo, donde un error de Saavedra, seguido por un hit, puso 6-5 el marcador, que otro cuadrangular de Yamada convirtió en 8-5. Esa fue la puntilla. En el noveno, salió Kazuhisa Makita para cerrar otro juego difícil en el que Japón logró imponerse.

Así, en esta segunda ronda, los japoneses ocupan el primer puesto de la lista con 2-0, seguidos por Holanda e Israel, ambos con 1-1. Cuba es zaguera con 2-0 y, si ya tenía el camino cuesta arriba, ahora tiene un reto de alpinista. Está obligada a ganar dos veces seguidas a Holanda. A eso se le puede llamar deporte extremo.

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