La NBA comparte con las selecciones nacionales de básquet

Dikembe Mutombo supervisa a dos jugadores de la selección cubana. (14ymedio)
Dikembe Mutombo supervisa a dos jugadores de la selección cubana. (14ymedio)
Víctor Ariel González

26 de abril 2015 - 07:50

La Habana/La exhibición permitía entrar a cualquiera este sábado al tabloncillo bajo "La Mariposa”para ver a los jugadores de la selección nacional de básquetbol recibiendo un entrenamiento muy especial. Por primera vez se realiza una actividad apoyada nada menos que por la National Basketball Association (NBA) de los Estados Unidos, la misma que trae a la mente equipos tan conocidos como los Chicago Bulls o el Miami Heat.

Se conoce que los cubanos, además del béisbol, también se han vuelto amantes del fútbol. Y esto, no sin cierto desagrado por parte de un sector muy conservador de las autoridades del Instituto de Deportes (INDER). Pero incluso antes de seguir ligas como la española por los canales de la televisión nacional, ya existía cierta pasión –siempre underground– en la Isla por las espectaculares encestadas de Michael Jordan o, más recientemente, de Lebron James. El básquet en Cuba tiene, de hecho, un poco más de tradición.

Por ello no resulta nada insignificante que una misión de buena voluntad de la NBA haya arribado aquí. Los medios oficiales casi no han dado importancia al asunto; sin embargo, la organización norteamericana es una de las mayores de su tipo en el mundo, comparable a la de Grandes Ligas de Béisbol (MLB) o a la de Fútbol Americano (NFL).

A los cubanos les costaba un poco al principio entender las indicaciones en inglés españolizado, pero luego todo salía

Tal vez ese poco entusiasmo hay sido el causante de la ausencia de público en La Mariposa, si bien no se trataba de un juego entre jugadores estadounidenses y cubanos. El entrenamiento forma parte de un campamento que los norteamericanos quieren comenzar a hacer regularmente, para aumentar la calidad de este deporte en Cuba.

Vinieron exjugadores y personal asociado a las organizaciones que coordinaron el encuentro. A los cubanos les costaba un poco al principio entender las indicaciones en inglés españolizado de sus entrenadores norteños, pero luego todo salía. Los visitantes trajeron de todo: uniformes nuevos, pelotas, camisetas con el logo de la NBA que alcanzaron hasta para el portero, y todo un espíritu de camaradería. Con sus cámaras inmortalizaron todos los detalles del evento.

En las gradas, subrepticiamente, circulaba el ron y se notaba cierta alegría, como la de quienes recién estrenaron pacotilla nueva. Una contentura legítima, si se toma en cuenta las malas condiciones del deporte cubano, sobre todo de aquellas disciplinas que no constituyen prioridad para el todopoderoso INDER.

Este domingo, a las nueve de la mañana, comienza una serie de juegos, también de exhibición, entre las selecciones nacionales de básquet. Primero las juveniles –mujeres y hombres, en ese orden– y luego las de mayores. Será el último día que los estadounidenses compartirán con los deportistas del patio, por esta vez. La ocasión deja algunas preguntas abiertas, como cuánto se podría avanzar en esa misma dirección, y en otros deportes.

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