Camilo, por ninguna parte
La Habana/Cada 28 de octubre la acción se repite, convertida ya en una tradición, en las escuelas primarias de todo el país. Los niños llevan flores a las aulas y de ahí parten a arrojarlas en el mar como recordatorio del comandante Camilo Cienfuegos, desaparecido en 1959 en extrañas circunstancias. Con el tiempo, los detalles históricos se han ido desdibujando, la versión oficial de lo sucedido se ha vuelto sumamente esquemática, mientras los estudiantes hacen comparaciones o preguntas más incómodas.
Esta mañana, en una escuela de La Habana, una maestra de preescolar intentaba explicarles a sus alumnos de cinco años que "el Señor de la Vanguardia" se perdió en el mar y de él no quedó "nada de nada", ni un solo rastro. La respuesta de uno de los infantes desconcertó a la enérgica profesora: "Sí, maestra, una vez fui a la playa con mi primo y a él se le perdió en el agua un juguete que nunca apareció... lo buscamos por todas partes y nunca, nunca lo encontramos".
Para las nuevas generaciones de cubanos, Camilo es ese señor de sombrero grande, risa diáfana... del que no quedó "nada, nada".