“La Iglesia tiene la responsabilidad de acompañar al pueblo por nuevos caminos”

José Conrado Rodríguez en el momento de recibir el premio del Instituto Patmos
José Conrado Rodríguez en el momento de recibir el premio del Instituto Patmos
Luz Escobar

08 de noviembre 2015 - 14:12

La Habana/A la larga lista de galardones y elogios que ha recibido el sacerdote José Conrado Rodríguez Alegre, se le ha agregado la pasada semana el premio del Instituto Patmos, entregado por la iglesia bautista. El párroco aseguró que en su vida ha hecho “un camino personal de mucha amistad con hermanos protestantes”. Sobre esa actitud ecuménica y la actual situación de la Iglesia católica en Cuba versa esta entrevista que nos ofreció vía telefónica desde la ciudad de Trinidad.

Pregunta. A pocas semanas de la visita del papa Francisco a Cuba, ¿cuál considera que ha sido el legado más importante de su paso por la Isla?

Respuesta. Ha sido una experiencia extraordinaria para todos nosotros, los católicos y los cubanos en general. Francisco hizo un llamamiento a una vida más comprometida, más fiel con la justicia y la verdad, pero también nos ha invitado a vivir en la misericordia. Él nos ha llamado a ver el rostro de los que sufren, que esperan una mano amiga, un aliento. Nos ha mostrado esa actitud de cercanía a los más necesitados, a los más pobres, a los ancianos, a los niños.

Son momentos de una nueva sensibilidad para acudir al llamado de nuestra gente, que ha pasado por épocas muy difíciles

P. La Iglesia cubana está abocada a algunos cambios con el fin de la labor como arzobispo de La Habana de Jaime Ortega y Alamino ¿Cómo avizora esa nueva etapa que viene?

R. Los tiempos que corren exigen de nosotros una presencia más intensa al lado de la gente, un mayor compromiso con el pueblo y al lado del pueblo. Diría que son momentos de una nueva sensibilidad para acudir al llamado de nuestra gente, que ha pasado por épocas muy difíciles. Nuestro pueblo ha tenido que enfrentar a lo largo de estos años muchas dificultades y la Iglesia tiene la responsabilidad de acompañar al pueblo por nuevos caminos. Para ello hace falta una nueva inspiración, una capacidad renovada de buscar caminos de esperanza que nos lleven a la responsabilidad de cada persona con lograr una Cuba mejor.

P. Ha trabajado durante mucho tiempo en los barrios y poblados pobres de Santiago de Cuba, pero ahora está ubicado en Trinidad una ciudad más próspera debido al turismo ¿Qué diferencias ve entre una comunidad y otra?

R. También en Trinidad hay mucha pobreza, sobre todo en el campo. Es una región de contrastes. Alguna gente va sobreviviendo con un poco más de amplitud, pero también hay mucha necesidad. Eso ha traído como consecuencia que la gente se materialice, se vuelque un poco a resolver los problemas materiales y por lo tanto a veces a olvidar la dimensión espiritual de la vida y el compromiso con los demás.

P. Acaba de recibir el premio del Instituto Patmos, de filiación bautista ¿Es posible conciliar las diferencias religiosas por el bien de Cuba?

R. No cabe dudas que sí. Cuando uno se pone en una actitud de verdadero amor. El amor no excluye, el amor incluye. El amor traspasa las fronteras y derriba los muros que separan a los seres humanos.

P. ¿Cómo valora este galardón?

R. Me da mucha satisfacción que personas de otra denominación cristiana valoren positivamente mi conducta, pero sobre todo que lo hayan hecho pensando en Cuba.

El reto es luchar por la justicia, la solidaridad con aquellas personas a quienes le son violados sus derechos

P. ¿Cuáles considera que son los mayores retos de la Iglesia católica en Cuba hoy?

R. El reto de luchar por la justicia, la solidaridad con aquellas personas a quienes le son violados sus derechos o viven agobiadas y ahogadas por el peso de una vida muy difícil. Buscar esos caminos en los que las personas se realicen a partir de su toma de decisiones pero sin olvidar a los demás, sin olvidar esa dimensión de apertura de amor que tiene que haber siempre en el cristiano.

P. ¿Qué tipo de labor desarrolla desde su parroquia?

R. Ayudamos a los niños dándoles al mediodía el almuerzo a los que viven lejos de la escuela. Muchas aulas rurales han tenido que cerrar por cuestiones económicas y entonces se han concentrado a los niños en los pueblos más grandes, pero les queda lejos y volver a sus hogares para comer significaría que no puedan volver a la sesión de la tarde. Es un problema realmente.

También visitamos a los enfermos, los atendemos. El apoyo a los presos y a los familiares de los presos, forma parte de nuestra labor. Estamos allí, en esas situaciones en que el ser humano está desvalido, sufriendo la injusticia, sin ser escuchado. La labor pastoral es de acompañamiento, de escucha, de atención, de estar ahí para la gente.

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