La ONU denuncia que las matanzas en Birmania tienen "el sello de un genocidio"

La relatora de derechos humanos para el país analiza las matanzas de minorías en el país

Musulmanes de la minoría rohinyá entran en Bangladesh, en Telnaf. (EFE/Str)
Musulmanes de la minoría rohinyá entran en Bangladesh, en Telnaf. (EFE/Str)

01 de febrero 2018 - 10:21

Seúl/(EFE).- Las matanzas de minorías que está perpetrando el Ejército de Birmania tienen "el sello distintivo de un genocidio", denunció este jueves la relatora de la ONU sobre los derechos humanos en ese país, Yanghee Lee, en un duro alegato tras su visita a campos de refugiados de la etnia musulmana rohinyá.

"Insisto en lo que ya dije el pasado octubre: todo esto lleva el sello distintivo de un genocidio. Pero un genocidio debe ser demostrado por una corte fiable y eso llevará tiempo", explicó Lee en Seúl sobre las matanzas en poblados rohinyás documentadas principalmente en el estado de Rakáin.

A ese respecto, consideró que "lo que Naypidó dice que son operaciones militares regulares son en realidad violaciones de derechos humanos" y estimó que "la comunidad internacional debe incrementar la presión sobre aquellos que cometen esas atrocidades".

"Un genocidio debe ser demostrado por una corte fiable y eso llevará tiempo", explicó Lee en Seúl sobre las matanzas en poblados rohinyás"

La relatora de la ONU también tuvo palabras muy duras para la presidenta de facto birmana, la nobel de la Paz Aung Saan Suu kyi, de la que dijo que "no ha dado ninguna señal de querer mostrar un liderazgo moral" para terminar con esta situación y le recomendó "dar un paso al frente antes de que sea demasiado tarde".

Lee ofreció su declaración de fin de misión tras reunirse con representantes de grupos de diferentes minorías birmanas exiliados en Tailandia y visitar el gigantesco campo de refugiados rohinyás de Cox's Bazar en Bangladesh, al que desde agosto pasado han llegado unos 688.000 miembros de esa minoría huyendo del Ejército.

Lee lamentó la "continua erosión del espacio democrático" en Birmania y que el "el Gobierno de la Liga Nacional por la Democracia (LND) esté usando prácticas de la época de la junta (militar)" en lo que concierne a la violación de los derechos humanos en el país.

La psicóloga surcoreana también subrayó que durante su viaje pudo certificar que los miembros de estas etnias son refugiados -pese a que Birmania no los reconozca como tales- que quieren regresar a sus hogares "y que llevan años en campamentos en los que no se les garantiza el respeto a sus derechos más básicos".

También destacó la demanda que hacen los representantes de minorías exiliadas como los rohinyás, los karen, o los shaan, para ser reconocidos como ciudadanos de Birmania. "No piden benevolencia, sino igualdad", aseguró.

También destacó la demanda que hacen los representantes de minorías exiliadas como los rohinyás, los karen, o los shaan, para ser reconocidos como ciudadanos de Birmania

De su visita a Cox's bazar dijo que "no hay fotos ni vídeos suficientes" para explicar la dura situación y la envergadura de este campo de refugiados, "que se extiende hasta más allá del horizonte", y al que siguen llegando rohinyás cada día.

Varios imanes le contaron cómo durante los ataques del "tatmadaw" (ejército) a los poblados de Rakáin los soldados arrojaron a bebés a las llamas o se llevaron a las mujeres para matarlas después de violarlas.

"También un pequeño me relató algo que un niño jamás debería ver. Me dijo literalmente: 'trocearon a mi padre'", rememoró Lee, al explicar que "la comunidad de Cox's Bazar no se va a mover de momento" y señalar el gran peligro al que se enfrenta el campamento con la llegada del monzón dentro de dos meses.

La última crisis de los rohinyás comenzó el pasado agosto, tras un ataque de un grupo insurgente de esta comunidad contra instalaciones policiales y militares en Rakáin, una acción a la que el Ejército respondió con una campaña de represión que aún continúa.

Birmania no reconoce a los rohinyás como una comunidad del país y los considera bangladesíes, mientras que Bangladesh, donde ya antes de esta crisis vivían unos 300.000 miembros de esa minoría, los ha tratado siempre como extranjeros, por lo que la mayoría de miembros de la comunidad son apátridas.

"También un pequeño me relató algo que un niño jamás debería ver. Me dijo literalmente: 'trocearon a mi padre'", rememoró Lee

En Tailandia, la relatora se reunió con lideres de las etnias kachin y shaan, quienes le aseguraron que en otras regiones también se han producido ataques del Ejército y denunciaron la "falta de compromiso del Gobierno (birmano) para firmar la paz".

Lee, que presentará el 12 de marzo el informe de su visita el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, cree que lo importante para que los refugiados puedan retornar a Birmania, aparte de contar con la construcción de asentamientos, es que se garanticen su seguridad y el respeto a sus derechos básicos.

También quiso denunciar la mala situación de los periodistas y "el creciente miedo de la gente a hablar con la prensa", y destacó el caso de Wa Lone y Kyaw Soe Oo, reporteros de la agencia Reuters encarcelados desde diciembre acusados de violar la ley de secretos oficiales durante su cobertura de las matanzas en Rakáin.

"Su valeroso trabajo subraya lo necesario de este oficio. Deberían ser liberados de inmediato y se les deberían retirar todos los cargos porque el periodismo no es un crimen", sentenció Lee.

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