Corea del Norte, "un país de champiñones" con 310 nuevos eslóganes
Seúl/(EFE).- Convertir a las mujeres en "asistentes" de sus maridos, defender a Kim Jong-un con "anillos de fuerza" o construir "un país de champiñones" son algunos de los 310 nuevos eslóganes propagandísticos de Corea del Norte.
En las calles norcoreanas no existen los rótulos publicitarios. Su lugar lo ocupan carteles de propaganda con frases de alabanza a la dinastía Kim, al Partido de los Trabajadores y al progreso de la "patria socialista" que van a ser renovados con motivo del 70 aniversario del fin de la colonización japonesa.
"¡Que todos los militares y el pueblo formen anillos y anillos de fuerza en torno al respetado camarada Kim Jong-un!", reza uno de los nuevos lemas que, según anunció este viernes el régimen, ocuparán próximamente desde los paneles callejeros hasta cientos de miles de pósteres y folletos distribuidos a lo largo y ancho del país.
Los eslóganes de alabanza al joven Kim, a su padre y a su abuelo ocupan un lugar prioritario y están destinados, según indica a Efe el analista surcoreano Chang Yong-seok, a "promover la fidelidad" a la dinastía que gobierna el país con mano de hierro desde su fundación en 1948.
Chang, experto en asuntos norcoreanos de la Universidad Nacional de Seúl, destaca que muchos de los nuevos lemas muestran "la voluntad del régimen de mejorar la economía" y combatir la crónica escasez de alimentos que sufre al país desde los años 90.
"¡Que las esposas de los oficiales (militares) se conviertan en fieles asistentes de sus maridos!"
Así, en la lista podemos encontrar eslóganes tan pintorescos como "¡Transformémonos en un país de champiñones mediante su cultivo científico, intensivo e industrializado!" o "¡Hagamos caer las frutas en cascada y que su dulce aroma impregne el aire sobre un mar de manzanos!". Al margen de las consignas agrícolas también destaca por machista el siguiente lema: "¡Que las esposas de los oficiales (militares) se conviertan en fieles asistentes de sus maridos!".
Sobre este último el profesor surcoreano explica que, "a diferencia de las ideas originales del socialismo, Corea del Norte es una sociedad muy patriarcal y sexista" en línea con la tradición confucionista imperante durante siglos y todavía fuertemente arraigada en ambos lados de la península coreana.
Jang Jin-sung, un escritor norcoreano refugiado en Seúl que fue propagandista del régimen de Pyongyang, considera que los eslóganes sirven principalmente para "informar a la gente de la dirección política del Partido y el Ejército" y como advertencia, ya que desobedecerlos puede acarrear duros castigos.
En todo caso, Jang es escéptico sobre la efectividad de este tipo de propaganda al asegurar que "desde hace tiempo la gente se muestra indiferente" a los mensajes transmitidos por las élites y omnipresentes en la vida cotidiana de cualquier norcoreano.
En este sentido muchos expertos coinciden en que, desde el colapso del sistema de distribución estatal en los años noventa y la consecuente hambruna con entre 500.000 y dos millones de muertos según estimaciones, la otrora incondicional fe de los ciudadanos en su Gobierno ha caído en picado.
Los analistas apuntan que además de la represión, una de las mayores armas del régimen para controlar su población es la propagación del miedo a una invasión del "gran enemigo" EE UU y su aliado surcoreano, lo que se refleja en buena parte de los nuevos eslóganes de Pyongyang.
"¡Aplastemos con determinación las provocaciones militares y las conspiraciones de guerra de los belicistas de EE UU y Corea del Sur!", reza una de las consignas, que probablemente acabará impresa en un cartel sobre la azotea de un edificio de Pyongyang o al borde de una de las casi siempre vacías carreteras del país.