La democracia a prueba en Guatemala

Cartel de campaña de Jimmy Morales, ganador de las elecciones de Guatemala en la primera vuelta. (Jimmy Morales/Google+)
Cartel de campaña de Jimmy Morales, ganador de las elecciones de Guatemala en la primera vuelta. (Jimmy Morales/Google+)
Henry Constantin

25 de octubre 2015 - 14:42

Camagüey/Este domingo los guatemaltecos deciden quién será su próximo presidente a partir del 14 de enero de 2016, entre el humorista devenido político Jimmy Morales, por el Frente de Convergencia Nacional FCN-Nación, y la exprimera dama Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza, UNE.

Todas las encuestas y la vox pópuli dan como vencedor a Jimmy Morales, quien se beneficia de su imagen de candidato nuevo en la política, lo cual lo favoreció notablemente en la primera vuelta, y determinará su resultado en la segunda.

Gran parte de la ciudadanía guatemalteca desconfía de la política tradicional, a la que tacha de corrupta, sobre todo a raíz del caso La Línea, que involucró al Gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, presidente y vicepresidenta, respectivamente, y los llevó a la cárcel, tras multitudinarias protestas pacíficas y sentencias judiciales. Finalmente, otra víctima indirecta de este proceso fue el excandidato presidencial Manuel Baldizón, favorito antes de la primera vuelta, pero que terminó en tercer lugar, cuando su propio compañero de fórmula resultó señalado por problemas de corrupción y él mismo terminó siendo percibido como representante del establishment.

A Jimmy Morales lo favorecen su alianza con sectores militares y la Iglesia evangélica, su capacidad comunicativa, su proyección audiovisual

A Jimmy Morales lo favorecen también su alianza con sectores militares y la Iglesia evangélica, su capacidad comunicativa, su proyección audiovisual, las simpatías entre la emigración guatemalteca y el buen desempeño de su campaña en las redes sociales, donde ha descollado desde los inicios del proceso.

Sandra Torres tiene a su favor el respaldo en áreas rurales ganado durante su labor como primera dama, a través de la implantación de programas sociales –tachados de clientelistas por parte de la prensa. Así mismo, cuenta con una base política y partidista más sólida, y dispone de mayor experiencia gubernamental e ideas más claras en algunos temas –lo cual es un bumerán en la Guatemala de hoy, bruscamente decepcionada de los políticos profesionales. Otra de sus desventajas es el hecho de ser mujer, en un país donde todavía predominan conceptos machistas de subordinación sobre el rol de las féminas.

Ninguno de los candidatos parece entusiasmado en presentar reformas profundas que solucionen los percibidos como grandes problemas del país –corrupción a todos los niveles, subdesarrollo industrial y productivo, analfabetismo alto, pobreza extrema, delincuencia callejera, violencia. En sus debates televisados, Morales y Torres concentraron su tiempo en ataques mutuos –más frecuentes por parte de Sandra Torres– que en presentar visiones y propuestas concretas para vencer estos problemas.

Si gana Morales, los analistas le auguran un mandato complicado, porque la ciudadanía será más exigente con los altos funcionarios públicos

Si gana Morales, los analistas le auguran un mandato complicado, porque la ciudadanía será más exigente con los altos funcionarios públicos y se siente capaz de poner en aprietos a sus gobernantes, aunque las movilizaciones de los últimos meses no generaron organizaciones sólidas que puedan mostrar alternativas duraderas. Morales tendrá el reto de conservar a esa gran parte de sus votantes que no se le sumaron por simpatía sino por desconfianza con los otros candidatos, y el agudo problema de que su base política en el Parlamento es muy reducida.

Este domingo Guatemala es otra vez el terreno de prueba de la democracia, tanto a nivel local como para el continente latinoamericano. Ya se puso a la cabeza en la región con el derrocamiento pacífico y legal de su presidente, y ahora seguirá siendo observada con lupa, en un contexto hemisférico en el que hay otras democracias salpicadas por escándalos de corrupción –Brasil–, antidemocracias a las que se les acerca el reto electoral –Venezuela– y hasta una dictadura que rehúye aún competir por el favor de los ciudadanos en un escenario de elecciones libres –Cuba–. Esperemos que, más allá de quien tenga más votos este domingo, Guatemala siga ganando, y su espíritu se contagie.

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