Desnutrición socialista en una época de virajes políticos

Geopolítica

El mapa geopolítico en Hispanoamérica está girando otra vez, con un avance de las fuerzas liberales

El mapa geopolítico en Hispanoamérica está girando otra vez, con el socialismo desnutriéndose y un avance de fuerzas liberales.
El socialismo pierde, y pierde por goleada. / teleSUR
Federico Hernández Aguilar

02 de noviembre 2025 - 06:54

San Salvador/Un líder moderado, Rodrigo Paz Pereira, se agencia la victoria en el balotaje presidencial de Bolivia. Una semana después, Javier Milei, en Argentina, obtiene un triunfo colosal sobre el peronismo en unas elecciones legislativas que le otorgan la capacidad de maniobra suficiente para consolidar su programa de reformas económicas. En ambos casos el socialismo pierde, y pierde por goleada. Pero, ¿gana la estabilidad? Eso está por verse.

Tras casi 20 años en el poder, el partido político que Evo Morales encabezó en Bolivia ha recibido un golpe tremendo. El divisionismo interno, los efectos de una economía dañada, su amistad con regímenes despóticos y los señalamientos contra el propio Morales, le pasaron al MAS (Movimiento Al Socialismo) una factura gigantesca. Aparte de haber caído en la irrelevancia parlamentaria, el masismo apenas si consiguió conservar su personería jurídica.

El gane de Rodrigo Paz supone un giro histórico al sistema altamente ideologizado que convirtió a su país en estrecho aliado de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Hijo de un ex presidente y con una trayectoria como alcalde y congresista demócrata cristiano, Paz afirma su cercanía a las libertades cívicas y su clara distancia con el reciente pasado socialista. Promete normalizar las relaciones diplomáticas con Estados Unidos y dice apostarle a la diversificación comercial, lo que podría llevarle a reevaluar la interlocución de Bolivia en el escenario internacional.

El peronismo se encuentra en uno de los momentos más críticos de su historia

Todavía más claro en el orden de ideas es Javier Milei, que el 26 de octubre se agenció un respaldo legislativo importante, con alrededor del 40% de los votos, para estabilizar su Gobierno y mantener su agenda reformista de libre mercado. Estos comicios de medio término sometían al liderazgo de Milei a una prueba complicada, pues un mal desempeño significaba que sus promesas económicas no habían terminado de convencer al electorado. Su aplastante victoria, en cambio, ha demostrado que el fuelle político de La Libertad Avanza, el partido oficial, no exhibe el desgaste que sus adversarios peronistas advertían.

Con estos resultados tan auspiciosos, Milei tomará el control, vía alianzas, de unos 107 escaños, es decir, el 41% del legislativo, fuerza que le urgía para minimizar los obstáculos que sus opositores aún lograban imponer. Por otra parte, los enemigos declarados de sus políticas, aglutinados en el peronismo, apenas tendrán importancia a la hora de conformar mayorías parlamentarias. Más de 50 diputados le quedarían a La Libertad Avanza para negociar acuerdos y proteger así las decisiones del ejecutivo.

El fracaso del peronismo al tratar de emular su reciente triunfo en las elecciones provinciales ha exhibido a Axel Kicillof, el opositor gobernador de Buenos Aires, como un líder débil. La expresidenta Cristina Fernández, por su lado, continúa bajo prisión domiciliaria e inhabilitada para ejercer cargos públicos, lo que coloca al peronismo en uno de los momentos más críticos de su historia.

Y mientras Paz y Milei otorgan una bocanada de aire a la libertad en sus respectivos países –lo que tampoco garantiza en el tiempo la consolidación de sendas victorias–, Estados Unidos ha declarado que pretende recuperar a Bolivia como aliado y que recurrirá a préstamos para contrarrestar la influencia financiera de China en Argentina. Esto agrega tensiones geopolíticas sobre las dos naciones que, en el sur del continente, buscarán concentrarse en la disciplina fiscal y alejarse de las viejas utopías socialistas.

Maduro se va quedando sin recursos para el sostenimiento del aparato interno que le permite aferrarse al poder

En paralelo, la incógnita venezolana se mantiene viva, sin conocer desenlace real en un ambiente de creciente nerviosismo. El acorralamiento militar de EE UU sobre Nicolás Maduro ya provocó que el dictador chavista suspendiera su cooperación energética con Trinidad y Tobago, luego de calificar como “una agresión orquestada por Washington” la llegada de barcos norteamericanos a Puerto España, capital del país antillano.

Con los operadores de hidrocarburos bajo control de Estados Unidos, quien otorga las licencias, Venezuela ve más limitadas sus capacidades financieras al perder su segundo mayor campo gasífero en el mar Caribe, reduciendo no solo su producción sino sus márgenes de ganancia. Despojado de esta liquidez y obligado a realizar triangulaciones onerosas para escapar de las sanciones, Maduro se va quedando sin recursos para el sostenimiento del aparato interno que le permite aferrarse al poder.

Las acciones de desgaste realizadas por Washington incluyen la presión psicológica más fuerte que se haya realizado sobre una nación sudamericana en décadas. Por eso hay quienes opinan que solo es cuestión de tiempo para que el Gobierno chavista se desmorone como un castillo de naipes, tomando en cuenta que existen ofrecimientos jugosos para quienes, dentro de la propia Venezuela, faciliten la caída del régimen.

La impopularidad de Maduro y su grupo está fuera de toda duda. La supuesta heroica defensa ciudadana contra el “imperialismo” es un mito que solo Caracas se cree. Falta conocer si el despliegue naval estadounidense servirá para algo más que amenazar, aunque a la postre no termine en una invasión tradicional.

Pase lo que pase, el mapa geopolítico en Hispanoamérica está girando otra vez, con el socialismo desnutriéndose y un avance de fuerzas liberales cuyo desempeño habrá que examinar en los próximos años.

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