La guerra encarece los fertilizantes y evidencia la dependencia estratégica
En un sistema agrícola dependiente de los nutrientes para los cultivos, esto supone menos alimentos
Madrid/(EFE).- Con el inicio de la invasión rusa de Ucrania hace un año, la incertidumbre se adueñó del mercado internacional de los fertilizantes ante las dudas de que Rusia pudiera seguir exportándolos a pesar de las sanciones.
Rusia es responsable de un 15% de los fertilizantes nitrogenados comercializados en el mundo (que usan gas y amoniaco), mientras que suma con Bielorrusia un 40% de las ventas de potasio.
La situación empeoró ante la falta de potasio bielorruso por efecto de las sanciones, las restricciones de China a la exportación de fertilizantes y el aumento sin precedentes del precio del gas natural en Europa, que impactó en los costos de producción del nitrógeno.
Como consecuencia, la Asociación Internacional de Fertilizantes (IFA) calcula que el consumo global de fertilizantes se contrajo un 5% anual en 2022, si bien prevé que en 2023 se recupere un 3% y vuelva a niveles de 2019, en torno a los 194 millones de toneladas.
La portavoz del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (Ifpri), Charlotte Hebebrand, explica a Efeagro que grandes mercados de fertilizantes como India y Brasil lograron mantener sus importaciones, a diferencia de otros más pequeños como los de África subsahariana, donde la caída del consumo en 2022 ha llegado al 20%.
En un sistema agrícola tan dependiente de esos nutrientes para el desarrollo de los cultivos, esto supone menores rendimientos, menos producción de alimentos y, en definitiva, más hambre en los países pobres.
Moscú ha pedido la eliminación de las barreras que persisten para ampliar la exportación de grano y fertilizantes, especialmente a África
Hebebrand resalta que las exportaciones rusas de fertilizantes se recuperaron tras haber disminuido en los primeros meses de la guerra, en medio de la desconfianza de los intermediarios y aseguradoras que no querían verse afectados por las sanciones occidentales, que no se aplican a esos productos.
No obstante, las ventas de amoniaco de Rusia, responsable de un tercio de su comercio mundial, cayeron un 60% el año pasado respecto a 2021 por el cierre de una tubería que lo transporta a Odessa, en el mar Negro.
Moscú ha pedido la eliminación de las barreras que persisten para ampliar la exportación de grano y fertilizantes, especialmente a África, vinculándola a la extensión del acuerdo para facilitar la salida de cereal ucraniano bajo la mediación de la ONU y Turquía.
En la Unión Europea, la industria de fertilizantes se ha visto envuelta desde agosto en una crisis sin precedentes por los precios del gas "extremadamente altos y volátiles", que han obligado a distintos fabricantes a reducir o detener temporalmente su producción.
Fuentes de la patronal Fertilizers Europe señalan que el cierre de plantas llegó a afectar al 70% de la capacidad productiva en Europa y derivó en la importación masiva de urea en otoño, una situación que mejoró con el descenso progresivo de la cotización del gas pero que todavía en enero afectaba a una tercera parte de las fábricas.
Más allá de los esfuerzos de la UE y sus países miembros por mitigar los altos costes energéticos, la industria europea reclama más medidas, como asegurar un suministro de gas a precios competitivos para restablecer toda la producción.
También insiste en que se revierta la suspensión de los aranceles a la urea y al amoniaco, y se elabore una estrategia que garantice la autonomía estratégica a largo plazo para no depender de los fertilizantes de países terceros.
La UE ha decidido reducir la dependencia de Rusia y buscar fuentes alternativas y nuevos procesos productivos, en línea con su agenda verde
La UE ha decidido reducir la dependencia de Rusia y buscar fuentes alternativas y nuevos procesos productivos, en línea con su agenda verde.
En España, por ejemplo, el Gobierno ha optado por contrarrestar la subida de los precios con subvenciones a los agricultores por 300 millones de euros.
Fuentes de la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes (Anffe) sostienen que sus empresas han hecho "todo lo posible" por seguir abasteciendo a los agricultores y destacan que no ha habido desabastecimiento.
Según sus estimaciones, el consumo de fertilizantes en España cayó un 4% anual en 2021 y más del 20% en 2022 por factores como las menores siembras, la falta de agua de riego o la limitación al uso de fertilizantes.
Actualmente se ha reiniciado la actividad en muchas fábricas y las empresas están adaptando su adquisición de materias primas y sus sistemas de producción a las circunstancias cambiantes del mercado, según Anffe, que ha puesto de ejemplo un proyecto para fabricar amoniaco a partir de hidrógeno verde.
El sector también está intentando obtener nutrientes a partir de diversos orígenes para complementar las fuentes tradicionales de materias primas y reducir su dependencia del exterior siguiendo un modelo de economía circular.
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