Gioconda Belli: "Nunca pensé que Daniel Ortega sería un peor tirano que Somoza"

Nicaragua

La escritora publica una columna en 'The New York Times' alertando de lo que supone para el exilio nicargüense el asesinato de Roberto Samcam

La escritora nicaragüense Gioconda Belli, en una imagen de archivo. (EFE/ Víctor Lerena)
La escritora nicaragüense Gioconda Belli, en una imagen de archivo. / EFE/ Víctor Lerena
EFE/14ymedio

06 de agosto 2025 - 05:05

Madrid/La escritora nicaragüense exiliada en España Gioconda Belli dijo este martes que nunca pensó de que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en el poder desde 2007, "sería un peor tirano" que el dictador Anastasio Somoza Debayle.

En una columna de opinión publicada en The New York Times, titulada El dictador de mi país me quitó la ciudadanía. Lo que me pasó es una advertencia, la escritora cuenta cómo fue privada de su nacionalidad hace más de dos años por el Gobierno que preside Ortega junto con su esposa, Rosario Murillo, y que, pese a que sabía lo que era el exilio, no estaba preparada para vivirlo otra vez después de cumplir los 70 años.

La novelista y poeta también alerta sobre el alcance del régimen sandinista en el exilio y pone como ejemplo el asesinato del opositor nicaragüense desnacionalizado y militar en retiro Roberto Samcam, ocurrido hace 47 días en Costa Rica.

En su texto, Belli recuerda que tenía 26 años la primera vez que tuvo que exiliarse. Era 1975, y salió de Nicaragua por ser parte de la resistencia al régimen de Somoza Debayle, "el último dictador de una dinastía que había gobernado el país durante casi medio siglo".

En ese entonces, dijo, era una revolucionaria comprometida, dispuesta a morir por su país en la lucha contra la tiranía somocista.

"Un exilio que me impuso quien ayudó a derrocar a Somoza con la promesa de que Nicaragua nunca volvería a estar bajo el yugo de un dictador"

"El exilio en el que me encuentro ahora, obligada a empezar una nueva vida en Madrid, es un exilio que nunca habría imaginado, un exilio que me impuso quien ayudó a derrocar a Somoza con la promesa de que Nicaragua nunca volvería a estar bajo el yugo de un dictador", reprochó.

En febrero de 2023, Belli, junto con el escritor Sergio Ramírez y otros cientos de intelectuales y disidentes nicaragüenses, fueron despojados de su nacionalidad acusados por "traición a la patria".

"Darme cuenta de que no tenía donde vivir me sacudió. No olvido cuan desorientada me sentí", confiesa la autora, quien asegura que sus "amigos y lectores españoles" la hicieron sentir bienvenida en Madrid.

Por otro lado, según Belli, aun quienes han encontrado refugio en el extranjero "ya no nos sentimos seguros" y citó el caso de Samcam, mayor en retiro del ejército y crítico declarado de Ortega, asesinado en su casa de San José, el 19 de junio pasado.

"Nadie ha sido detenido, a pesar de que se trata de al menos el sexto disidente nicaragüense atacado, secuestrado o asesinado en Costa Rica desde 2018", advierte.

Para Belli, el asesinato de Samcam "revela que nada queda del Ortega que luchó por la libertad y del que fue compañero en la batalla contra la tiranía" de los Somoza.

"Él (Ortega) ha demostrado ser, sin duda, un dictador. Igual que otros autócratas en el pasado ha usado el despojo de la ciudadanía y la inmovilidad como armas para castigar a sus oponentes políticos", argumenta.

"Es el mismo mensaje de los más sangrientos dictadores del mundo de que nadie está fuera de su alcance"

"Para colmo, ahora, parece que Nicaragua está entre los Estados que van más allá de sus fronteras para silenciar las voces que perciben como amenazas a su poder", alerta.

Para ella, "el régimen de Ortega está extendiendo su largo brazo más allá" de las fronteras y "lo que le pasó a Samcam se lee como una advertencia de que hasta quienes vivimos en el exilio estamos vigilados".

"Es el mismo mensaje de los más sangrientos dictadores del mundo de que nadie está fuera de su alcance", añade la escritora, quien enfatiza: "Nunca pensé que Ortega sería un peor tirano que Somoza".

A juicio de Belli, que formó parte del primer Gobierno sandinista (1979-1990), Ortega y Murillo "han dado rienda suelta a su paranoia" porque viven "temerosos de su propio pueblo".

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