La incógnita de Cuba ante las instituciones financieras internacionales

Luis Alberto Moreno, Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Luis Alberto Moreno, Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Alfonso Fernández

15 de agosto 2015 - 17:37

Washington, DC/(EFE).- Una de las grandes incógnitas tras el proceso de normalización diplomática de Cuba con EEUU es la hipotética reintegración del país en las instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Todos los analistas coinciden en que Cuba cuenta con grandes retos económicos, especialmente en infraestructura, inversión extranjera y acceso a reservas internacionales.

La mayor parte de ellos solo podrían ser encarados con la asistencia de estas instituciones, que hasta hace bien poco eran descalificadas por el régimen de los hermanos Castro como agentes del "imperio estadounidense".

"La asesoría y consejos de estas instituciones internacionales serán claves para la apertura y liberalización económica de Cuba, un proceso que conlleva unas reformas extremadamente difíciles", dijo a Efe Peter Schechter, director del área latinoamericana del centro de estudios Atlantic Council, al poner como ejemplo la transición de otros países desde el comunismo como Vietnam.

Cuba fue miembro tanto del FMI como del BM, pero abandonó ambas instituciones en 1960 y 1964, respectivamente, tras el triunfo de la revolución comunista liderada por Fidel Castro en 1959.

Por contra, nunca formó parte del BID, que se constituyó un año más tarde de la revolución castrista, en 1960.

Si bien el gran obstáculo para la reintegración cubana en estas instituciones es la ley Helms-Burton de 1996, que obliga a los representantes de EEUU a votar en contra de la entrada de Cuba en estos organismos internacionales, también es necesario que La Habana solicite formalmente su ingreso.

Ninguna de estas dos posiciones parecen haberse modificado desde que los presidentes estadounidense, Barack Obama, y cubano, Raúl Catro, anunciasen a finales de 2014 el restablecimiento de las relaciones diplomáticas.

Por ello, los analistas proponen un proceso gradual, pragmático y a medio plazo.

Así se expresó Alana Tummino, jefa del grupo de trabajo de Cuba y directora de política en el centro de estudios Council of the Americas, en una entrevista con Efe al asegurar que, por un lado, La Habana debe "mostrar voluntad de reintegrarse en la economía global" y pasar página "a los años de demonización de estas instituciones".

"Por otro, el presidente Obama, aunque no tiene poderes para modificar el embargo comercial, sí que podría allanar el camino para que Cuba pueda recibir asistencia técnica y afirmar explícitamente que apoya ese movimiento, lo que sería una señal importante", explicó Tummino.

Para Peter Schechter, esta señal "contundente" podría ser la visita de Obama el próximo año a Cuba, algo no confirmado oficialmente pero a lo que el mandatario se ha mostrado dispuesto.

En mayo, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, reconocía que al presidente de Estados Unidos le "entusiasmaría" la oportunidad de visitar Cuba antes de que concluya su mandato, en enero de 2017.

El objetivo sería avanzar hacia un posible "escenario intermedio" en el que Cuba, sostuvo Tummino, "no se convierta en miembro de pleno de derecho" de las instituciones, de manera que EEUU "no lo bloquee" y así "permita que se establezcan estos contactos técnicos".

En este punto, una posible solución pasa por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), institución de carácter subregional, por lo que no cuenta entre sus miembros a EEUU.

Esa vía evitaría los problemas asociados a los obstáculos legislativos en el Congreso estadounidense y al simbolismo negativo en Cuba respecto al FMI, el BM y el BID.

"Serían pasos más pequeños y más cortos, a través de la CAF, más enfocados a cuestiones técnicas, como por ejemplo cómo absorber el impacto derivado de la unificación del sistema cambiario dual en Cuba", agregó Tummino, algo que se estima que puede ocurrir "en uno o dos años".

En Cuba rige un sistema de doble moneda: el peso convertible CUC es la divisa fuerte en la que se vende buena parte de los productos y servicios de la isla, mientras que la mayor parte de los cubanos recibe su salario en pesos cubanos CUP.

Actualmente, un CUC, que tiene paridad con el dólar, equivale a 24 CUP y el consiguiente desequilibrio cambiario genera enormes distorsiones económicas.

En este contexto, y dada la complejidad legislativa y el peso de Estados Unidos, Tummino reconoció que el BID, que sería el "aliado natural" de Cuba en el proceso, quedaría "en cierto modo en segundo plano".

De acuerdo con la normativa del BID, para incluir a un nuevo miembro, éste deberá primero formar parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), algo a lo que ha sido invitado formalmente Cuba, pero que La Habana ha declinado por ahora.

"Desafortunadamente, el BID está atado por las leyes estadounidenses, así que prevemos que haya primero un movimiento por parte de la CAF", apuntó la experta.

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