Muere el músico británico Ozzy Osbourne, símbolo de caos y libertad

Obituario

El rockero visitó La Habana en 2016 para participar en la grabación de un documental de History Channel

En 1968 fundó Black Sabbath junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward.
En 1968 fundó Black Sabbath junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward. / EFE
14ymedio

22 de julio 2025 - 15:33

La Habana/El rockero británico Ozzy Osbourne ha muerto este martes a los 76 años, según confirmó su familia en un comunicado difundido a primera hora. “Estaba con su familia, rodeado de mucho cariño”, escribieron Sharon, Jack, Kelly, Aimee y Louis, quienes pidieron respeto por su privacidad en este momento. Así se va uno de los músicos más irreverentes, icónicos y excesivos del siglo XX, conocido como el Príncipe de las Tinieblas, fundador de la legendaria banda Black Sabbath y padre espiritual de varias generaciones de fanáticos del heavy metal.

El fallecimiento se produce solo tres semanas después de un simbólico acto de despedida: el último concierto junto a sus compañeros de banda, el pasado 5 de julio en Birmingham, su ciudad natal. A pesar del párkinson que lo aquejaba desde hacía años, Ozzy se empeñó en subir una vez más al escenario. Con voz gastada pero con esa presencia escénica intacta, interpretó los himnos que definieron su carrera y marcaron a fuego la historia del rock.

Tal vez pudo enterarse también de la persecución que sufrieron muchos jóvenes cubanos que escuchaban a escondidas su música

En enero de 2016, durante el deshielo de Obama, el músico llegó a La Habana junto a su hijo Jack para participar en la grabación de un documental de History Channel. Durante su estancia de casi una semana, fue fotografiado frente a la estatua de John Lennon en el parque habanero del mismo nombre, expresó emoción ante el homenaje a los Beatles, y recorrió lugares emblemáticos como el club Submarino Amarillo, la Plaza de la Catedral y la Plaza de Armas. Tal vez pudo enterarse también de la persecución que sufrieron muchos jóvenes cubanos que escuchaban a escondidas su música en los años 70.

Nacido como John Michael Osbourne en Aston, un barrio obrero de Birmingham, en 1949, Ozzy conoció desde temprano los rigores de la clase trabajadora británica. Su padre era obrero metalúrgico y su madre trabajaba en una fábrica de componentes eléctricos. Criado entre dificultades económicas y un sistema educativo que nunca lo atrapó, encontró refugio en la música de los Beatles, que según contaría más tarde, le cambió la vida.

Junto a su hijo Jack, frente a la estatua de John Lennon, en La Habana.
Junto a su hijo Jack, frente a la estatua de John Lennon, en La Habana. / Granma

En 1968 fundó Black Sabbath junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward. En un Reino Unido aún marcado por la posguerra y la desilusión juvenil, el grupo irrumpió con un sonido oscuro, sucio y pesadillesco que pronto definiría un nuevo género: el heavy metal. El álbum homónimo y su secuela, Paranoid, con canciones como Iron Man o War Pigs, se convirtieron en piedras angulares del rock duro y abrieron una senda que sería seguida por centenares de bandas.

Pero tan conocida como su música fue su personalidad autodestructiva. Consumo masivo de drogas, alcohol, episodios violentos y una leyenda que incluyó desde morder la cabeza de un murciélago en el escenario hasta ser expulsado de Black Sabbath por su conducta errática en 1979. Nadie apostaba por él entonces, pero Ozzy desafió los pronósticos.

Reorganizó su vida y lanzó una carrera en solitario que resultó aún más exitosa

Con la ayuda clave de su esposa y mánager Sharon, reorganizó su vida y lanzó una carrera en solitario que resultó aún más exitosa. Discos como Blizzard of Ozz y Diary of a Madman lo devolvieron a la cima y le permitieron reinventarse sin traicionar su esencia. Himnos como Crazy Train y Mr. Crowley consolidaron su estatus de leyenda viva del metal.

A pesar de sus múltiples excesos y batallas con la salud, Ozzy logró sobrevivir a casi todos sus contemporáneos. En 2002 protagonizó con su familia The Osbournes, uno de los primeros reality shows exitosos de MTV, que mostró una faceta más humana, a veces cómica, del músico que durante décadas fue visto como un símbolo de lo demoníaco.

En sus últimos años, Ozzy fue perdiendo movilidad y fue diagnosticado con párkinson en 2020. Aun así, no dejó de hacer música ni de planear nuevas giras. Su cuerpo empezó a fallar, pero no su voluntad. “No me quiero ir sin despedirme”, dijo a medios británicos en una de sus últimas entrevistas. Y lo cumplió. El concierto de julio pasado fue su manera de decir adiós, no desde una cama, sino desde el escenario, con guitarra distorsionada y luces estroboscópicas.

Excesivo, talentoso, polémico, entrañable y a veces incomprensible, pero auténtico

Ozzy Osbourne fue todo lo que se espera de una estrella del rock: excesivo, talentoso, polémico, entrañable y a veces incomprensible. Pero sobre todo fue auténtico. Nunca pidió disculpas por lo que era, y vivió exactamente como quiso. En un mundo donde las figuras públicas pulen cada palabra y gesto, él se mantuvo fiel a sí mismo, con todos sus errores y todas sus genialidades.

Su partida marca el fin de una era. Con él se va no solo un músico brillante, sino también un símbolo de resistencia, caos y libertad. En sus propias palabras: “No soy un héroe, pero tampoco soy un villano. Solo soy un loco por el tren”. Hoy ese tren ha hecho su última parada. 

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