Putin quiere Donetsk y Luhansk para poner fin a la guerra, según el 'Financial Times'
Ucrania
Zelenski dice que el rechazo de Rusia a un alto al fuego complica las negociaciones de paz
Jarkov (Ucrania)/El presidente ruso, Vladímir Putin, quiere que Ucrania entregue las regiones de Donetsk y Luhansk como condición para poner fin a la guerra, según reveló este sábado el diario Financial Times (FT). Putin planteó esta demanda al presidente estadounidense, Donald Trump, durante la cumbre del viernes en Alaska, señaló este medio, que sostiene esta información a partir de cuatro fuentes implicadas directamente en estas conversaciones de paz.
A cambio de esos dos territorios, ya ocupados por Rusia parcialmente desde hace más de una década, el mandatario ruso también habría ofrecido suspender el avance militar en las regiones de Jersón y Zaporiyia para acabar con el conflicto. Trump trasladó estas propuestas hoy al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y a los líderes europeos en una llamada telefónica, durante la que les pidió que "abandonen los esfuerzos para asegurar un alto el fuego de Moscú", expuso el FT.
Putin aseguró tras la cumbre del viernes que está "sinceramente interesado en poner fin" a la guerra, pero matizó, como ha hecho en numerosas ocasiones desde el comienzo de la campaña militar en 2022, que el arreglo al conflicto debe tener "un carácter sólido y duradero", de forma que se eliminen las causas que lo originaron. En respuesta a estas informaciones, el portavoz de Putin, Dmitry Peskov, declaró al FT que ambos mandatarios mantuvieron un diálogo "muy importante y sustancial que podría acercar un acuerdo". Asimismo, subrayó que el trabajo entre las partes continuará, pero, "naturalmente, el contenido de lo discutido no puede hacerse público".
El primer ministro polaco, Donald Tusk, advirtió tras la cumbre de Alaska que Putin ha vuelto a demostrar su astucia y que ha quedado en evidencia que Moscú solo respeta la fuerza
El primer ministro polaco, Donald Tusk, advirtió tras la cumbre de Alaska que Putin ha vuelto a demostrar su astucia y que ha quedado en evidencia que Moscú solo respeta la fuerza. En una publicación en X, el primer ministro polaco, que junto con varios homólogos europeos publicó este sábado una declaración conjunta que remachaba la necesidad de garantías de seguridad fiables para Ucrania, señaló que la partida en la que se juegan el devenir de Europa y el futuro de Ucrania ha entrado en una "fase decisiva".
La declaración conjunta emitida este sábado por Tusk, los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Finlandia, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, resalta la necesidad de que, como parte de un acuerdo, Kiev obtenga garantías de seguridad y no se impongan limitaciones a su Ejército. Además, una solución negociada debe reconocer la libertad de Ucrania de ingresar en la UE y en la Otan y no puede contener cesiones territoriales sin la aquiescencia de Kiev, remarcó la declaración.
En las partes de la región ucraniana de Járkov que fueron liberadas después de seis meses de ocupación rusa en 2022, la perspectiva de ceder territorio a Rusia como parte de un posible acuerdo de paz se enfrenta a una feroz resistencia, mientras que los recuerdos de la tortura, el hambre y el miedo alimentan una determinación colectiva para impedir el regreso de los rusos. “Rusia no ha logrado conquistarnos en los tres años y medio de invasión. No hay motivos para creer que logrará mucho más”, afirma Victoria Shcherbak, profesora de 58 años de Balakliya, una ciudad donde las heridas de la represión siguen abiertas.
Olena Shevchenko, otra residente, se hace eco de esta resolución mientras teje redes de camuflaje que ayudan a los soldados ucranianos a ocultar sus posiciones y equipos de los drones rusos. "Haremos cualquier cosa para evitar que los rusos regresen aquí", dice en un centro comunitario local, donde trabaja como voluntaria junto a Shcherbak y más de una docena de personas.
Shevchenko asocia la ocupación con el hambre, el frío y el miedo constante, recordando cómo los lugareños arriesgaban sus vidas para conseguir medicamentos vitales del otro lado de la línea del frente o hacían cola durante horas para recibir escasas raciones de pan mientras los soldados rusos saqueaban los suministros. "Era aterrador. Veías a un soldado ruso con un fusil de asalto y no sabías qué le pasaba por la cabeza", dice, recordando que los vecinos también tenían miedo de hablar ucraniano.
Aunque muchos en esta ciudad antes hablaban ruso, el centro de voluntarios ahora se oye sólo ucraniano, un cambio impulsado por la brutalidad de la ocupación
Aunque muchos en esta ciudad antes hablaban ruso, el centro de voluntarios ahora se oye sólo ucraniano, un cambio impulsado por la brutalidad de la ocupación. “No podemos seguir hablando ruso cuando matan a gente por hablar ucraniano”, explica un voluntario.
Durante la ocupación, decenas de personas sospechosas de oponerse al régimen ruso o de tener vínculos con el Ejército o la Policía de Ucrania fueron detenidas en una imprenta local reconvertida en “cámara de tortura”, una de las muchas establecidas por las fuerzas rusas en las ciudades capturadas. “Los sometieron a descargas eléctricas y les rompieron las costillas”, relata Shevchenko.
Shcherbak y su hija de 16 años se encontraban entre las detenidas. Cinco soldados rusos enmascarados irrumpieron en su patio y las llevaron a una prisión improvisada donde soportaron condiciones precarias con escasa comida y agua. “Lo peor era la incertidumbre: no saber cuánto tiempo nos tendrían retenidas ni por qué”, dice Shcherbak. Aunque ella misma no sufrió maltrato físico, presenció el sufrimiento de otras personas. “Mi estudiante era golpeada a diario, desnudada y amenazada con ser ejecutada”, recuerda. La joven, que yacía en su celda tras ser torturada todas las noches, fue obligada a grabar un video alabando la vida bajo la ocupación antes de ser liberada.
Durante su propio interrogatorio, Shcherbak buscó un equilibrio entre evitar la confrontación y a la vez negarse a traicionar a Ucrania. Uno de los encargados de interrogarla le dijo que mostraba "desprecio" en su mirada, y amenazó con golpearla y violar a su hija para cambiar su comportamiento. Al escuchar esta amenaza, Shcherbak se desmayó y fue hospitalizada, escapando posteriormente con su familia a territorio controlado por Ucrania. Tres años después, algunos detenidos siguen desaparecidos o cautivos en Rusia, completamente aislados de sus familias.
Después de la liberación de Balakliya en septiembre de 2022, Shcherbak regresó, aunque sigue desconfiando de los que no conoce de cerca, sospechando que algunos pueden proporcionar información a Rusia. La ciudad se salvó de una destrucción generalizada gracias a la rapidez de la contraofensiva de Ucrania en 2022, afirma el voluntario Sergi Bilous. Sin embargo, el camino a la ciudad presenta múltiples cicatrices de guerra, con edificios quemados o destrozados. Los drones rusos siguen atacando, llegando con rapidez y dejando poco tiempo a los residentes para buscar refugio.
Una sombría hilera de retratos de soldados caídos, incluidos algunos de los antiguos alumnos de Shcherbak, bordea la plaza central, un testimonio del alto coste de la agresión rusa. Muchos niños siguen desplazados porque sus familias tienen demasiado miedo de regresar, dice Shcherbak, y las clases se imparten por internet.
Los que se quedan apoyan a los soldados heridos que reciben tratamiento en Balakliya y organizan representaciones teatrales para levantar la moral
Los que se quedan apoyan a los soldados heridos que reciben tratamiento en Balakliya y organizan representaciones teatrales bajo la guía de Shcherbak para levantar la moral, manteniendo inquebrantable su determinación de evitar otra ocupación rusa.
Zelenski afirmó el sábado que la negativa de Rusia a acordar un alto al fuego antes de emprender la negociación de un acuerdo de paz dificulta la situación. "Vemos que Rusia rechaza los numerosos llamamientos a un alto al fuego y no ha determinado todavía cuándo pondrá fin a la matanza", declaró en un mensaje en X. "Si no tienen la voluntad de ejecutar una simple orden para detener los ataques, puede que conlleve mucho esfuerzo conseguir que Rusia tenga la voluntad de implementar algo mucho mayor, una coexistencia pacífica con su vecino durante décadas", lamentó el mandatario ucraniano.
No obstante, Zelenski aseguró que –junto con sus aliados– Ucrania está trabajando en pos de la paz y la seguridad. "Detener la matanza es un elemento clave para detener la guerra", insistió, y agregó que está preparándose para la reunión que mantendrá el lunes en Washington con Donald Trump.
"Es importante que todo el mundo esté de acuerdo en que tiene que haber una conversación a nivel de líderes para esclarecer todos los detalles y determinar qué pasos son necesarios y cómo van a funcionar", comentó Zelenski en relación a la propuesta de Trump de celebrar una cumbre trilateral con Putin.
En declaraciones anteriores, a lo largo del sábado, el presidente ucraniano fijó entre las prioridades, de cara a la negociación de un acuerdo de paz, la declaración de un alto al fuego en todos los frentes y la liberación de todos los ucranianos cautivos en Rusia.