Una madre logró sacar de Cuba a su hija de 10 años unas horas antes de la suspensión de visas
Migración
Muchas otras familias residentes en EE UU no tuvieron esta suerte y viven el drama de la separación
La Habana/Una semana antes de que entrara en vigor la suspensión de visados para cubanos, Tania recibió una llamada en la que le ofrecieron una oportunidad que pocos tuvieron. Trabajadora en una clínica de Miami y con residencia en EE UU, la cubana había comenzado hacía tiempo los trámites para que su hija se reuniera con ella. Con la prohibición a punto de iniciar, la Embajada de EE UU en La Habana tuvo que acelerar la mayor cantidad de trámites acumulados posible y su caso era de los que estaban primero en lista.
Su hija, le explicaron, debía presentarse con urgencia en la sede con los papeles en regla. Tania no tenía nada preparado, pero no podía dejar pasar la oportunidad. El viernes antes de que entraran en vigor las restricciones de viaje, su hija salió con su pasaporte estampado. Poco después, llegó a Miami, cuenta a 14ymedio.
La cubana sabe que tuvo mucha suerte de que su caso cayera entre los que pudieron resolverse en tiempo récord. Otros no han sido tan afortunados. Las restricciones de viajes y visados que implementó a principios de junio el Gobierno de Donald Trump para Cuba y otros países han acabado con las esperanzas de muchas familias de la Isla de reunirse a corto plazo. Quienes además dejaron atrás a sus hijos para asegurar un futuro en Estados Unidos y evitar los tragos amargos de la migración ilegal, se han visto de pronto desprovistos de una vía directa para reunificar a su familia, ante la suspensión de visas para familiares de residentes.
La cubana sabe que tuvo mucha suerte de que su caso cayera entre los que pudieron resolverse en tiempo récord
En un reportaje publicado este jueves por El Nuevo Herald, se recogen los testimonios de varias familias cubanas cuyos trámites de reunificación se han visto truncados con la proclamación de Trump, que solo autoriza a los ciudadanos estadounidenses a pedir la reunificación familiar y únicamente con parientes inmediatos –cónyuges, padres e hijos menores–, justificando su decisión en la necesidad de proteger al país de “terroristas extranjeros”.
Lia Llanes es una de las cubanas que, siendo residente en Estados Unidos desde hace algunos años, ya había iniciado el trámite para reunirse con su hija de 10 años. La petición había sido aprobada por la Embajada de EE UU en La Habana el pasado mayo y solo faltaba la entrevista y la entrega del visado. La nueva medida de Washington, no obstante, puso las vidas de ambas de cabeza.
“Es muy desgarrador saber que te aprueban la reclamación y pasa esto”, dijo al medio Llanes, quien administra su propia cafetería. Su hija, de la que publicó un video en redes sociales solicitando al presidente que “recapacite”, pasó varios días sin hablar con nadie tras enterarse de que no podría reunirse con su madre tan pronto como esperaba.
El caso es similar al de Clara Riera, quien llegó a Estados Unidos en 2019 y es dueña de un negocio de limpieza en Tampa. La cubana llevaba tiempo preparando la llegada de sus hijos de 16, 17 y 19 años al país, y que estaban también a la espera de la entrevista. Los adolescentes viven en Cuba con su abuela, a quien le fue diagnosticado un cáncer, lo que hizo más urgente la reunificación. Por si fuera poco, su hijo mayor tiene problemas cardiacos que, según Riera, se deben al estrés de la separación.
"Yo espero que las personas que están arriba tengan en cuenta que nosotros, los residentes permanentes, también tenemos a nuestros hijos en un país cárcel"
Tras la prohibición anunciada por la Casa Blanca, y con las camas de sus hijos ya compradas y acomodadas para recibirlos, Riera publicó un video en redes sociales. “Yo espero que las personas que están arriba y son las que firman y sacan las leyes tengan en cuenta que nosotros, los residentes permanentes, también tenemos a nuestros hijos en un país cárcel, y queremos tenerlos aquí con nosotros”, dijo devastada.
Los cubanos no son los únicos afectados por las suspensiones de visados y la limitación de viajes a nacionales de países que no cumplen con las medidas de seguridad migratoria que exige EE UU. Del continente, Venezuela y Cuba tienen restricciones parciales, mientras que Haití está incluido en una lista de 12 países con restricción total de entrada.
Otra cubana entrevistada, Glaydys Sardá, de 26 años, salió con su esposo en 2022 decidida a llegar a Estados Unidos a través de la frontera sur. Entonces, por miedo a los peligros del viaje, dejó a su bebé de tres años a cargo de sus abuelos. Ahora, con seis, el niño pide constantemente vivir con sus padres, quienes además esperan su segundo hijo. “Cuando estamos allí, los tres estamos muy felices, pero después de irnos, siento que lo dejo peor (…). “Ahora también estoy esperando mi segundo hijo, y me rompería el corazón ir a Cuba con un hijo, regresar con uno y dejar al otro”, confiesa.
Las restricciones de viajes y permisos de entrada no son la única política migratoria de Trump que ha afectado a los cubanos. Este jueves, el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense notificó a cientos de miles de inmigrantes de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití que las protecciones temporales para vivir y trabajar en el país que les concedió el anterior Gobierno ya no son válidas.