24 horas en la vida de un mercado con precios ’topados’

El de la calle San Rafael ya mostraba los nuevos precios máximos que han sido impuestos a los puntos de venta de gestión privada

Mercado agropecuario de la calle San Rafael, en La Habana. (14ymedio)
Mercado agropecuario de la calle San Rafael, en La Habana. (14ymedio)
Marcelo Hernández

16 de agosto 2019 - 20:26

La Habana/El jueves era novedad pero el viernes ya parecía costumbre. En el primer día de los precios 'topados' las afueras del mercado agropecuario de la calle San Rafael, en La Habana, se veían como casi cualquier otro día si no fuera por pequeños detalles apenas perceptibles para quienes no visitan con frecuencia uno de los puntos de venta de vegetales, frutas, viandas y carne de cerdo más importantes de la capital cubana.

“Apúrense ahora qué esto no se sabe cuánto va a durar”, sentenciaba en la entrada un joven que trajo en el maletero de su Chevrolet algunas piezas para la carnicería. Una vendedora de girasoles y rosa le pedía a una amiga que le comprara tres libras de frijoles negros “ahora que están más baratos” y una joven se quejaba de que “todos los aguacates están verdes”.

Las tablillas, escritas en tizas algunas y otras impresas con tinta, ya mostraban los nuevos precios máximos que han sido impuestos a los mercados de gestión privada, cooperativa o por cuenta propia a lo largo de la capital. Un emborronado aquí, un papel que todavía dejaba ver el viejo número debajo, un gesto de incredulidad allá y otro de alivio del lado de acá de las tarimas, así se vivió la primera jornada de precios topados: una puesta en escena en la que en cualquier momento podían irrumpir los inspectores.

“Al final, lo que ha quedado claro es que el aumento salarial lo vamos a pagar de nuestro bolsillo”, sentenciaba en la tarde un carnicero, cuando ya todo el producto que tuvo que vender por debajo de los 45 CUP la libra había “volado” de la tarima. Mientras se sacudía las moscas de la cara y en el pequeño espacio sin aparatos de refrigeración donde se venden las costillas y las patas de cerdo, el comerciante mostró su inconformidad con la decisión oficial.

“Todo el dinero que dejamos de ganar nosotros y el que se le quita al productor para que invierta en su negocio y engorde a sus animales es el que le han puesto en el bolsillo a los trabajadores estatales, que no nos hagan cuento, que eso no es un regalo del Gobierno”. El hombre, devenido economista a la carrera, opinaba que “en dos meses aquí no habrá ni grasa de puerco”.

Las nuevas medidas son así, lo mismo fuerzan a los comerciantes a que bajen el precio de un producto que le dan un cómodo límite hasta donde subirlo

Un señora, feliz de que la yuca no supere los 4 CUP la libra aprovechó para llenar la jaba con una decena de estas raíces, aunque también criticó que la col, de mala calidad y pequeña, se estuviera vendiendo a 4 CUP la libra, el nuevo precio topado, cuando antes “no costaba ni la mitad”. Las nuevas medidas son así, lo mismo fuerzan a los comerciantes a que bajen el precio de un producto que le dan un cómodo límite hasta donde subirlo.

La oferta apenas se resintió en cuanto a la variedad que el mercado de San Rafael muestra comúnmente. Los vendedores no hicieron una protesta pero los clientes tampoco parecían estar de fiesta. Durante las primeras 24 horas de precios topados, cada parte ejecutó su papel y siguió el guion. Cuando el local abrió sus puertas este viernes, el joven del Chevrolet no había llegado, el carnicero le advirtió a los compradores que hicieran una cola ordenada porque tenía pocos bistecs, y la tarima de la yuca estaba vacía.

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