El sector privado cubano busca soluciones para sobrevivir a la crisis

Un informe describe los puntos débiles para los próximos meses y sugiere a las autoridades que tomen algunas medidas para ayudar a los negocios

Desde su aprobación a mediados de la década de los 90, el trabajo por cuenta propia ha ido creando un entramado de contactos, apoyos y acuerdos internos. (14ymedio)
Desde su aprobación a mediados de la década de los 90, el trabajo por cuenta propia ha ido creando un entramado de contactos, apoyos y acuerdos internos. (14ymedio)
Marcelo Hernández

16 de mayo 2020 - 18:28

La Habana/Hasta hace seis semanas Omara tenía una rutina. Se levantaba temprano y comenzaba a hacer el desayuno para los turistas alojados en su casona de La Habana Vieja. Seis cuartos, con baño incluido, a pocos metros de la Plaza de San Francisco, le garantizaban clientes todo el año, pero con la crisis del covid-19 el hostal "parece un cementerio de tanto silencio", se lamenta.

Su situación es parecida a la de muchos pequeños empresarios y se ve reflejada en un informe que acaba de publicar la consultora Auge, creada hace unos seis años por cuatro profesionales cubanos. El documento analiza los efectos de la pandemia sobre el sector privado, describe los puntos débiles para los próximos meses y sugiere a las autoridades que tomen algunas medidas para ayudar a los negocios.

"En los últimos años he tenido ingresos bastante altos, a pesar de algunos momentos de baja, pero era rara la semana que no tuviera al menos tres habitaciones ocupadas", comenta Omara a 14ymedio. "Ahora, no puedo hacer otra cosa porque los que estamos en el giro de la renta para turistas no podemos convertirnos como han hecho algunos restaurantes que ahora brindan servicio a domicilio".

Con el cierre de las fronteras y la suspensión total de la entrada de turistas, Omara ha tenido que pedirle a sus empleados que no vayan a trabajar

Con el cierre de las fronteras y la suspensión total de la entrada de turistas, Omara ha tenido que pedirle a sus empleados que no vayan a trabajar. "Les pagué el mes de marzo como si estuvieran haciendo sus tareas normalmente, porque ya somos casi como una familia, pero ahora mismo no puedo seguir dando ese dinero", explica. "Nada más que en el mantenimiento de la casa, para que nada se deteriore, tengo que seguir invirtiendo".

Dos empleadas de limpieza, un cocinero y un custodio, que vigilaba la entrada y cuidaba los autos de los turistas parqueados en la calle, son algunos de los que han perdido los ingresos que recibían de Omara. A los que se le suma el mensajero que mantenía el abastecimiento de frutas, vegetales y otros productos para elaborar el desayuno y las cenas. Hasta la profesora de baile cercana, que lograba muchos clientes en la casona, ha perdido su trabajo.

Desde su aprobación a mediados de la década de los 90, el trabajo por cuenta propia ha ido creando un entramado de contactos, apoyos y acuerdos internos que apuntalan el día a día de los pequeños negocios. Si el hombre que vende el pescado no tiene ya la posibilidad de trasladarse desde la zona de pesca hacia la paladar por la cancelación del transporte, la oferta gastronómica disminuye y los ingresos caen. Así de simple.

En el informe de Auge, certeramente titulado El emprendimiento privado en Cuba. Un paciente positivo a la covid-19, se advierte de que la pandemia "puede considerarse como la amenaza más grande que ha debido enfrentar el emprendimiento privado desde que en 2010 las autoridades cubanas decidieran retomar el trabajo por cuenta propia". Una percepción que recorre todo el sector particular.

En el portal de la casa de Mauro, en el municipio de Diez de octubre, las sillas han sido colocadas sobre las mesas cubiertas con un plástico para evitar que se deterioren en estos días sin usarse. La barra también está protegida por un amplio nailon. Hace tres años, este emprendedor de 38 años abrió una cafetería que poco a poco se fue convirtiendo en un pequeño restaurante de barrio con una amplia oferta de cerdo, pollo, pizzas y tragos.

"Tratamos de resistir y de mantenernos vendiendo por una ventana para respetar las medidas sanitarias por el covid-19, pero al final hemos tenido que cerrar porque no logramos comprar lo que necesitamos", comenta. "La única forma de mantener ahora mismo el servicio sería arriesgándonos a comprar por la izquierda los productos y eso no vamos a hacerlo, prefiero pasar necesidades que terminar en la cárcel".

A falta de un mercado mayorista, los cuentapropistas han tenido tradicionalmente que comprar su productos en la red de tiendas minoristas donde ahora, debido al coronavirus, las cantidades están estrictamente reguladas por cada cliente. "Me paso horas en una cola y solo me permiten comprar un paquete de pollo o dos de salchichas ¿A quién se le ocurre que con eso puedo mantener este negocio funcionando?"

El informe de Auge resume 14 problemas que han golpeado duramente al emprendimiento y uno de ellos es justamente el "desabastecimiento de materias primas para trabajar. Pérdida de las vías formales e informales para obtener abastecimientos". El pronóstico a corto plazo es aún más sombrío según la consultora, que concluye que "en las próximas semanas" muchos de los negocios que han resistido hasta ahora no podrán seguir abiertos.

"Esta es la industria del sudor, nadie va a venir al gimnasio porque la gente tiene miedo de contagiarse de otro que está cerca sudando y moviéndose en un aparato", opina Ramón, dueño de un gimnasio en la calle Belascoaín, en Centro Habana. Su negocio, para mayores males, está ubicado dentro de una de las zonas de más estricta cuarentena debido a la presencia de numerosos casos positivos por covid-19.

"En un principio alejamos los aparatos para que los clientes pudieran entrenar sin estar tan cerca uno de otro, pero no sirvió de mucho porque todo lo que no es urgente ni imprescindible se ha caído como negocio, todo el mundo está priorizando ahora cuidarse la salud y tratar de buscar comida", añade. "Nadie quiere tocar una bicicleta estática donde hasta hace unos minutos había otra persona, aunque le asegures que hemos limpiado bien".

Con el cierre del gimnasio de Ramón perdieron su empleo, al menos temporalmente, dos entrenadores y una trabajadora de limpieza

Con el cierre del gimnasio de Ramón perdieron su empleo, al menos temporalmente, dos entrenadores y una trabajadora de limpieza. La inversión que estaba haciendo el dueño para habilitar otro espacio y renovar varios aparatos ha sido paralizada. La "interrupción de inversiones para la creación de nuevos negocios o para la ampliación de los ya existentes" es otro de los problemas que describe el reporte de Auge.

En medio de la incertidumbre, Omara, Mauro y Ramón no saben qué les depara el futuro a corto plazo. Sin embargo, no se dan por vencidos y están buscando soluciones para salvar sus negocios.

"Mi hermano en Miami está dispuesto a ayudarme mandándome nuevos aparatos para el gimnasio, lo que me ahorraría dinero que podría yo usar para cubrir las pérdidas de estos meses", opina el dueño del gimnasio. "Pero una cinta de correr o una máquina de hacer dorsales no cabe en una maleta, solo puede venir como importación comercial", reconoce.

Esta es precisamente una de las medidas que sugiere Auge al Gobierno para ayudar el sector privado: "permitir las importaciones con carácter comercial luego de haber modificado las regulaciones aduanales vigentes. Flexibilizar las regulaciones aduanales para la importación de productos de primera necesidad". Hasta ahora la importación y exportación comercial ha sido un monopolio que el Estado no parece dispuesto a soltar.

Otra medida que propone la consultora: "propiciar la utilización de las divisas en la inversión y creación de empleo y brindar facilidades para la implantación digital de los negocios mediante precios preferentes por parte de Etecsa". "Establecer una tregua fiscal, eliminar el impuesto de la fuerza de trabajo y evaluar la posibilidad de condonar el pago de los impuestos".

La arrendadora Omara se está preparando para "una larga sequía de clientes". Es también la conclusión a la que llegan los investigadores de Auge. Pronostican que muchos negocios serán "incapaces de reiniciar sus actividades" y que la imposibilidad de viajar al extranjero cortará los suministros proporcionados por el mercado informal, como los necesarios productos de aseo, las especias y otros ingredientes para la comida de los turistas.

Mauro, sin embargo, es optimista. Cree que su pequeño restaurante podrá mantenerse a flote cuando termine la pesadilla

Mauro, sin embargo, es optimista. Cree que su pequeño restaurante podrá mantenerse a flote cuando termine la pesadilla. "Quizás no podremos vender los mismos productos que antes, pero la gente tampoco será la misma y ya estoy pensando en pasarme al negocio de la comida para llevar, a una versión más modesta como una fonda o a otra variante que tenga más nicho de mercado tras la pandemia".

Por el momento, Mauro ha colgado un anuncio en varios portales de clasificados ofreciéndose como mensajero. "Tengo una moto eléctrica y voy a cualquier lugar llevando encargos, comida a domicilio de otros restaurantes o paquetes, pero no hago colas", advierte su texto. "Es lo que puedo hacer para sobrevivir y alimentar a mi familia", dice a 14ymedio. "Cuando esto pase ya trataré de volver a abrir mi propio negocio".

Hasta que llegue ese momento tan esperado, las sillas y las mesas seguirán resguardadas debajo de sus plásticos.

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