Queremos para Cuba lo mismo que para Europa

La UE debe escuchar las voces europeas que piden más firmeza contra la dictadura

Los alemanes la emprenden contra el muro de Berlín, 1989 (CC)
El mismo muro del comunismo, que un día encerró a la mitad de Europa tras un telón de represión y miseria, aún se erige imponente frente a los cubanos. (CC)
José Ramón Bauzá

14 de noviembre 2021 - 13:43

Bruselas/Cuando noviembre despunta en Europa trae consigo los primeros días de frío, preludio de un invierno que ya asoma; pero lleva también al Viejo Continente la memoria de un pasado que aún nos hiela el alma a los europeos.

Esta semana estuvo cargada de simbolismo aquí. Recordamos la Noche de los Cristales Rotos, en la que los nazis desataron su terror antisemita y genocida en Europa; y en el Día del Armisticio, a las 11 del día 11 del mes 11, honramos a la juventud perdida en el suicidio colectivo que fue la Primera Guerra Mundial. Junto a la memoria del horror, también pudimos celebrar la esperanza que trajo la caída del Muro de Berlín y el fin de décadas de opresión comunista y de división entre europeos.

Lo que esta semana recordamos en Europa como un capítulo negro de nuestra historia es hoy una realidad muy viva y omnipresente en Cuba. ¿Por qué cerramos nuestros ojos ante ella?

Lo que esta semana recordamos en Europa como un capítulo negro de nuestra historia es hoy una realidad muy viva y omnipresente en Cuba. ¿Por qué cerramos los ojos ante ella?

El mismo muro del comunismo, que un día encerró a la mitad de Europa tras un telón de represión y miseria, aún se erige imponente frente a los cubanos, separando familias, anegando sueños y ocultando el horizonte de un futuro que se niega a la juventud de Cuba.

Pero, como el de Berlín hace treinta años, el muro del castrismo muestra ya las grietas que el tiempo y el fracaso de un modelo obsoleto han abierto: resquicios por los que, como en 1989, la voluntad torrencial de un pueblo decidido a recobrar su futuro se filtrará hasta derribarlo.

El caudal de cubanos valientes que salió a las calles en el ya histórico 11 de julio rompió la primera defensa del régimen, el miedo. Ese espíritu de dignidad, que fluyó libre por unas horas, es la fuerza que ahora inspira la Marcha Cívica del próximo día 15.

¿Seguirá Europa ciega ante el anhelo de cambio de los cubanos?

El Parlamento europeo nunca ha vuelto su rostro ante lo que ocurre en la Isla. Una y otra vez, la voz de esta Cámara que representa a 440 millones de europeos ha sido clara y constante en su rechazo al régimen. Y, por primera vez este septiembre, la condena a los crímenes del castrismo trascendió las divisiones políticas para sumar a diputados de la izquierda, que rompieron filas con sus socios españoles y su apoyo acrítico al régimen.

Pero ante esta mayoría democrática, expresada tantas veces por el Parlamento Europeo, el Alto Representante José Borrell y algunos países continúan resistiéndose a escuchar la voz de los ciudadanos, frenados por el sectarismo ideológico que impera en el Gobierno español.

La Unión Europea debe cambiar urgentemente el rumbo, y prestar su ayuda incondicional a quienes pueden construir el futuro de una Cuba democrática

En una muestra de cinismo que ya es imposible de ocultar, la Unión Europea sigue el dictado de Pedro Sánchez y los socialistas españoles, tratando a la dictadura castrista con una suavidad que contrasta, para nuestra vergüenza, con la dureza que Bruselas muestra con otros países ante abusos que palidecen frente a los cometidos diariamente por el régimen cubano.

No es vergüenza lo único que sentimos millones de europeos ante la pasividad de nuestros líderes, es también consternación. ¿Cómo Europa –que padeció en sus carnes el terror del comunismo– puede cerrar los ojos ante la misma opresión que hoy sufre un pueblo hermano? ¿En qué ha mejorado la vida de los cubanos la mano que Bruselas tendió al régimen? ¿Dónde están las sanciones que exigió una abrumadora mayoría del Parlamento europeo?

La Unión Europea debe cambiar urgentemente el rumbo, y prestar su ayuda incondicional a quienes pueden construir el futuro de una Cuba democrática: la juventud, los opositores sin miedo –como mi querido amigo José Daniel Ferrer– y la incombustible sociedad civil que el 11 de julio salió en masa a las calles para dar al régimen una lección de coraje y decencia.

En ese empeño batallamos diariamente quienes creemos en el derecho de los cubanos a vivir en democracia y libertad, y al que se suman cada día más europeos que no entienden cómo toleramos en Cuba un sistema cuya liquidación en Europa celebramos cada año.

El frío pasa, los muros se derrumban, las dictaduras caen. Y al igual que los europeos nos sacudimos hace tres décadas el yugo de la opresión comunista de medio continente, el valor y la determinación de los cubanos puede devolverle, en este mes de noviembre, la democracia y la esperanza a un pueblo que se ha hartado de esperar.

En esa lucha, vuestros amigos en Europa estaremos siempre a vuestro lado.

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Nota de la Redacción: José Ramón Bauzá es eurodiputado del partido español Ciudadanos y miembro de la Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo.

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