¿Quién destruyó el cine Tosca?

Ferretería enclavada donde una vez estuvo el cine Tosca (Foto 14ymedio)
Ferretería enclavada donde una vez estuvo el cine Tosca. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

09 de noviembre 2015 - 10:18

La Habana/En su reciente discurso en Mérida, el general presidente Raúl Castro, rememorando su primera visita a México, recordó que se había asilado en la embajada de ese país en La Habana porque fue acusado de poner una bomba en el cine Tosca en la capital y aclaró: "Yo no sé todavía ni dónde queda ese cine. Creo que existe".

No fue precisamente una bomba, sino un petardo lo que estalló en la noche del 9 de junio en la pequeña sala cinematográfica de la barriada de Santos Suárez. La acusación contra Raúl Castro formaba parte de una denuncia más amplia, radicada en la Causa no. 297 de 1955 por los delitos contra los poderes del Estado. Eran 19 los encartados y entre ellos figuraban José Antonio Echevarría y hasta algunos exiliados como el expresidente Carlos Prío Socarrás.

El Tribunal de Urgencias hizo pública la causa el jueves 16 de junio de aquel 1955 y al otro día Fidel Castro se presentó en dicho tribunal a presentar por escrito una denuncia donde se mencionaba un plan para asesinarlo a él y a su hermano. Allí se especificaba que la acusación a Raúl no tenía sentido porque el joven estaba el día de los hechos en Marcané, un pueblo del entonces municipio Holguín en la provincia de Oriente, visitando a su padre que estaba enfermo. Ese viernes la embajada de México concedió asilo político a Raúl Castro, quien había regresado de forma clandestina a La Habana y llevaba días hospedado en el hotel Siboney, en Prado y Virtudes.

Para darle continuidad a su denuncia Fidel Castro pretendió el lunes 20 publicar un artículo en Bohemia, con el premonitorio título de Aquí ya no se puede vivir, pero Miguel Ángel Quevedo, director de la prestigiosa revista se negó a publicarlo.

Señor presidente, con todo respeto debo anunciarle que el cine Tosca ya no existe

En la tarde del viernes 24 Raúl Castro acudió al aeropuerto José Martí para volar a México. Fueron a despedirlo sus hermanos Fidel, Lidia y Enma junto al periodista Luis Conte Agüero. Las leyes migratorias de la época pasaron por alto que sobre el cubano que traspasaba la frontera pesaba una acusación (que hoy clasificaría de terrorismo), por la cual ni siquiera había sido juzgado. Así de cruel era aquella tiranía.

Todo parece indicar que en ese momento Raúl Castro era inocente de aquella explosión donde hubo más ruido que daños.

Señor presidente, con todo respeto debo anunciarle que el cine Tosca ya no existe. Solo los mayores de 40 años recuerdan vagamente su desaparición. En su lugar, en el número 1007, hay ahora una ferretería con el nombre de Brimart, que nadie sabe qué significa. En la acera de enfrente sobrevive una panadería que conserva el nombre de la heroína del drama de Sardou que Puccini inmortalizara en su opera.

(Todos los datos históricos aquí mencionados aparecen en el libro Lucharemos Hasta el Final, Cronología 1955 editado por la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado bajo la autoría de Rolando Dávila Rodríguez)

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