Los grupos de poder en Cuba intentan retomar la iniciativa ante los retos del 11J y la pandemia

Amiguitos de la Sierra, 'conejillos talibanes', Gaesa, FAR y Minint se posicionan

Policías arrestan a manifestantes frente al capitolio de Cuba, en La Habana, el 11 de julio de 2021. (EFE/Ernesto Mastrascusa)
Policías arrestan a manifestantes frente al Capitolio de Cuba, en La Habana, el 11 de julio de 2021. (EFE/Ernesto Mastrascusa)
Jorge Tintorero

26 de septiembre 2021 - 16:47

Nueva York/Comenzaré disculpándome con los llamados cientistas sociales por la intervención de un profano en sus predios. También advierto que no me considero politólogo ni cubanólogo, aunque sí un cuidadoso observador de la realidad cubana. El presente artículo pretende aportar una visión, lo más objetiva posible, acerca de los diferentes estamentos de poder en Cuba y su relación con lo acontecido el pasado 11 de julio, su reacción ante el estallido social y su posible reestructuración en lo adelante, en el marco de la actual lucha por los cambios en Cuba.

Aunque el poder en Cuba, simbolizado por el Gobierno y sus estructuras, siempre ha insistido en presentarse como algo monolítico y para muchos hasta ha llegado a parecerlo, no lo es en absoluto. Incluso durante el largo reinado de Castro I y a pesar del verdadero terror inculcado entre todos sus subordinados, siempre existieron diferentes grupos dentro del poder, ya sea por su cercanía al máximo líder, por sus orígenes e incluso por sus intereses. Es un hecho que todos se cuidaban de manifestar su pertenencia o simpatía hacia uno u otro pues el Poder, con mayúsculas, encarnado en Fidel, consideraba que sólo podía existir un grupo y una posición: Su grupo y la total obediencia hacia él y todo lo que decidiera, así cualquier desviación, por los motivos que fuera, era considerada traición y como tal, tratada; no obstante, eran conocidas ciertas divisiones internas, que incluso fueron aprovechadas, en múltiples ocasiones, por el maquiavélico líder.

Durante el largo reinado de Castro I y a pesar del verdadero terror inculcado entre todos sus subordinados, siempre existieron diferentes grupos dentro del poder

El alejamiento del ejercicio del poder primero y su desaparición física después, dio la posibilidad a que las divisiones se mostraran con mayor claridad, aunque no constituyendo, de momento, una amenaza real al mantenimiento de la dictadura. Cuánto pueden profundizarse estas divisiones y hasta qué punto serán capaces de mantener un acuerdo entre los diferentes grupos con tal de sobrevivir, está por ver todavía. Ya la larga sombra de Saturno hace mucho que quedó atrás y la pequeñita de su hermano parece destinada a desvanecerse en breve tiempo.

Analicemos entonces los diferentes grupos que conforman eso que llaman Gobierno y que manejan las riendas del poder en el momento actual.

Amiguitos de la Sierra

Este grupo, formado por el núcleo duro del castrismo, estructurado alrededor de la figura de Castro I y luego de su hermano heredero, constituido a partir de las relaciones de lealtad y subordinación originadas en la lucha en la Sierra. Aunque tiempo atrás este grupo estaba formado por dos facciones, los "fidelistas" y los "raulistas", se trataba más bien de afinidades personales hacia uno u otro Castro, pues todos, incluyendo a Raúl, debían demostrar lealtad incondicional al máximo líder. La lucha entre ambas facciones quedó resuelta con la salida del poder de Castro I y la sustitución de los "fidelistas" por "raulistas" en un plazo relativamente breve.

Los Amiguitos de la Sierra es lo más parecido a un club exclusivo con estrictas reglas de admisión para sus miembros, donde tuvieron cabida muy pocos elementos no "combatientes", a excepción de algunos personajes procedentes del Partido Socialista Popular (PSP) a los que siempre se les concedió una condición de invitados (Carlos Rafael Rodríguez e Isidoro Malmierca, por ejemplo).

Es el grupo que realmente ha detentado el poder y ejercido la dictadura por 62 años. Por razones biológicas, está en franca decadencia debido al deterioro físico, mental y de imagen de sus figuras sobrevivientes

Es el grupo que realmente ha detentado el poder y ejercido la dictadura por 62 años. Por razones biológicas, está en franca decadencia debido al deterioro físico, mental y de imagen de sus figuras sobrevivientes. Su máximo exponente en este momento es Raúl Castro, si es que no se confirman los rumores de su muerte antes de publicarse este artículo. El resto de figuras de este grupo con algún peso, aunque ya más simbólico que real, son Ramiro Valdés y José Ramón Machado Ventura.

No se conoce la reacción de Castro II ante el 11J, más allá de su exhibición en la apresurada pachanga organizada por Díaz-Canel en La Piragua, como muestra de que seguía vivo. Independientemente de esto, para nadie es un secreto que mientras continúe oficialmente vivo es quien detenta el verdadero poder en Cuba. De la reacción de Machado Ventura, tampoco hay noticias y el caso de Ramiro Valdés es el único que merece mención particular.

El video que rodó por las redes mostrando la apresurada huida de Ramiro Valdés de Palma Soriano, casi cargado en peso por sus guardaespaldas ante el abucheo sufrido y los gritos de asesino, al menos a mí en lo personal, además de resultarme extremadamente reconfortante, me provoca un par de interrogantes: ¿alguien lo mandó o fue allí por su propia voluntad? Y si nadie lo mandó, ¿qué razones realmente lo llevaron allí?

Parece evidente, en base a la línea de tiempo de desarrollo de los acontecimientos del día 11, que Ramiro Valdés se encontraba en la zona oriental, ya sea disfrutando en alguno de sus sitios de descanso o por razón de las frecuentes "visitas de inspección" que acostumbra a realizar. Conociendo al personaje, y a pesar de que ya, al menos oficialmente, no forma parte de la nomenclatura de cargos que ejerce el poder, me cuesta trabajo creer que Díaz-Canel u otro advenedizo haya tenido la osadía de ordenarle que acudiera a Palma Soriano a aplacar las protestas.

La lápida política de Ramiro Valdés está ya esculpida, su defunción oficial es sólo un trámite burocrático pendiente

Por razones de rango y de poder real, el único en posición de haberlo hecho sería Raúl, pero dadas las pésimas relaciones personales que mantienen ambos, también resulta difícil de creer que esto haya sucedido, lo que lleva a pensar que fue allí por su propia voluntad, posiblemente en un intento de reforzar su imagen y ganar el pulso frente a un Raúl Castro al que ha prometido sobrevivir, de cara a hacerse con las riendas del poder real. Si ese fue el cálculo que realizó, el tiro le salió por la culata, pues después de su precipitada retirada, las acciones del cancerbero de la revolución, como él mismo se dio en llamar, cotizan a la baja y no parece que puedan recuperarse en el futuro. Su lápida política está ya esculpida, su defunción oficial es sólo un trámite burocrático pendiente.

Este grupo hace rato que está disfrutando del botín obtenido con la conquista del poder y casi todos sus herederos están bien situados, ya sea en la misma estructura de poder como en el extranjero, incluso posando como exiliados. Ellos y sus herederos, hace rato que colocaron sus activos fuera de Cuba y están preparados para desaparecer del escenario en caso de ver en peligro su pellejo. Su máxima aspiración parece ser disfrutar de los años que le quedan de vida. No les interesa para nada promover o secundar cambios en Cuba y saben, por experiencia, que cualquier cambio es peligroso para sus intereses.

Conejillos talibanes

Este es el grupo que en este momento ostenta el poder nominal en la estructura de la dictadura. Su figura principal es Miguel Díaz-Canel, que funge o finge como "presidente", rodeado de una cohorte de ministros, secretarios del Partido, gobernadores y demás funcionarios salidos de los mismos laboratorios donde se originó él.

Como no podía ser de otro modo, se trata de un grupo de personajes grises, caracterizados en su mayoría por una incapacidad manifiesta de generar ideas propias, al menos en cantidad y calidad suficiente como para garantizarles su permanencia en el poder. Son el resultado de cíclicas purgas en los criaderos de "hombres nuevos" de la revolución, donde aprendieron que la supervivencia dependía de adivinar a tiempo las ideas y deseos de Castro I o II y replicarlas como suyas. Aprendieron que cualquier destello de independencia o pensamiento propio, aún cuando fueran a favor del poder, podía resultar letal, los fantasmas de Carlos Lage, Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque son recurrentes en sus pesadillas.

Su figura principal es Miguel Díaz-Canel, que funge o finge como "presidente", rodeado de una cohorte de ministros, secretarios del Partido, gobernadores y demás funcionarios salidos de los mismos laboratorios

Para colmo de males, la horneada de conejillos vencedora en la carrera por heredar el poder fue la procedente de la finca de cría de Castro II, tipo gris él mismo, enemigo de las confrontaciones y los heroísmos, quien tan pronto recibió el poder de manos de su hermano mayor, procedió al exterminio de los cachorros del rey anterior para imponer los suyos, en este caso, los peor preparados para heredar.

Ahora, que supuestamente deben ejercer el poder para el que fueron entrenados, o será mejor decir amaestrados, en ausencia de un amo que les dicte cada paso a dar, andan descolocados ante las circunstancias que los sobrepasan cada día y únicamente son capaces de repetir gastados lemas, como novicias rezando el rosario en noche de tormenta.

Es significativa la ausencia en este grupo de descendientes del exclusivo club Amiguitos de la Sierra. Las únicas figuras presentes son los herederos de un par de invitados al club: Bruno Rodríguez y Rodrigo Malmierca.

Estos Conejillos talibanes, a pesar de gozar de los privilegios del poder, no cuentan con poder efectivo, pues su poder "político" radica en los estamentos del Partido o del aparato administrativo y en el deteriorado e ineficiente aparato empresarial estatal. No es un elemento que incline la balanza en una situación de cambio o definiciones.

Si las órdenes que desataron la represión el 11J fueron dadas por Castro II o si fue iniciativa del "presidente", el hecho es que la ruptura pública del supuesto "pacto social" entre el "pueblo" y la "revolución" es cien por ciento achacable a Díaz-Canel, lo que lo coloca en la peor situación posible. Sobre los miembros de este grupo cae toda la responsabilidad del mal manejo de la crisis creada por la pandemia y el desastre económico provocado por las medidas de choque implementadas en el peor momento posible. De más está decir que son todos desechables a los efectos del mantenimiento de la dictadura en Cuba. La presencia o ausencia de alguno de ellos o de todo el grupo en su conjunto no cambia en nada el ejercicio del poder real en Cuba.

Sobre este grupo cae toda la responsabilidad del mal manejo de la crisis creada por la pandemia y el desastre económico provocado por las medidas de choque implementadas en el peor momento posible

Aunque sus miembros disfrutan de privilegios y liban de las "mieles del poder", su papel en la administración empresarial carece en lo absoluto de un peso económico suficiente como para generarles verdadera riqueza, lo que no quita que algunos de ellos, consigan rapiñar beneficios económicos personales, pero nada comparables con los que obtiene el siguiente grupo de poder.

Si algo tiene claro este grupo es que el sistema, el socialismo, la revolución o como quieran llamarle, no es reformable. Cualquier intento por modificar las relaciones entre el poder y el pueblo, ya sea referida a economía, propiedad o derechos ciudadanos los llevaría a una espiral de cambios que traería como consecuencia el derrumbe del sistema. Lo que a muchos puede parecer obcecación o falta de inteligencia, no es más que puro instinto de conservación, de ahí su empecinamiento en ser "continuidad" o dicho de un modo más claro, "morir matando".

Gaesa y sus 40 ladrones

El Grupo de Administración Empresarial S.A. (Gaesa) se originó dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y ha extendido sus tentáculos por toda la economía productiva, sobre todo después de la llegada al poder de Castro II. Para hacer más eficiente el expolio, ha ido reclutando tecnócratas capacitados, pero el verdadero dueño del tinglado es Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, con grados de general y vínculo por partida doble con el primer grupo de poder: hijo del General Guillermo Rodríguez del Pozo y ex yerno de Castro II.

La mayoría de los miembros de este grupo, además de ser descendientes sanguíneos de los Amiguitos de la Sierra, comparten la formación militar de su cara más visible, Rodríguez López-Calleja. En este caso se trata de militares formados en academias, que su ascenso en el escalafón militar lo deben fundamentalmente a su origen de cuna y sus conexiones con el verdadero poder. Sus medallas y grados por "misiones internacionalistas" son en realidad trofeos de caza por safaris en África más que el resultado de su participación en acciones combativas.

Este grupo detenta el verdadero poder económico en la Cuba actual y se considera por derecho propio heredero de esa lucrativa marca comercial llamada "revolución cubana". Es lo suficientemente inteligente como para entender que la ideología es solo una coartada para detentar y ejercer el poder. Su intención es entronizarse en el poder y, de ser posible, ejercerlo tras bambalinas, maquillando la dictadura de manera que, si no queda otro remedio, pueda pasar por democracia y ganar el acceso al mercado que verdaderamente le interesa y hoy les está vedado: EE UU.

Este grupo detenta el verdadero poder económico en la Cuba actual y se considera por derecho propio heredero de esa lucrativa marca comercial llamada "revolución cubana"

En mi opinión y esto ya es una especulación, de este grupo y de su líder en particular, fueron las manos que movieron los hilos para llegar al famoso "deshielo" de la Administración de Obama. Con agentes de influencia lo suficientemente bien situados, supieron encontrar el momento propicio para promover su agenda y hacerla coincidir con la de un presidente empeñado en dejar un "legado" aún a costa de dar la espalda tanto a los cubanos de la Isla, como a los del exilio. Aunque la cara visible de las negociaciones fue la de Alejando Castro Espín, el heredero de Castro II, no creo que su participación haya ido más allá del papel de simple recadero de confianza capaz de guardar secretos. El beneficiario inmediato de esa operación resultó este grupo: hoteles, cruceros, inversiones y un horizonte lleno de promesas.

De llegar a una situación límite, en la que vean en peligro sus intereses económicos, no dudarían en sacrificar a los Conejillos talibanes y negociar una transición pactada, sobre todo luego de promover su propia oposición. No es desechable que aspiren a un modelo como el ruso, ahorrándose la fase de liquidación de los activos del Estado que permitió el surgimiento de oligarcas desligados del poder; los activos del Estado cubano, al menos los de algún valor, ya pasaron a sus manos hace rato y lo que resta es un trámite burocrático para su legalización a los ojos del mundo.

No hay en este grupo apego alguno a la ideología política comunista o revolucionaria, están conscientes de que solamente una economía de mercado puede crear riquezas, pero no están interesados en un libre mercado, sino en uno controlado por ellos en función de su enriquecimiento personal donde la democracia no tiene cabida más allá de un decorado que les permita mantener las riendas tras bambalinas.

La relación con el verdadero dueño del poder actual, Castro II, está dada por el compromiso de protección hacia los herederos de éste, ya sea por lealtad como por los propios lazos sanguíneos que existen entre López-Calleja y parte de la familia Castro-Espín.

Militares (Minint y FAR)

Lejos de lo que muchos piensan y de lo que algunos publican, sobre todo fuera de Cuba, este estamento está dividido en dos grupos perfectamente diferenciados: el Ministerio del Interior (Minint) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), con dos funciones perfectamente diferenciadas, aunque ambos se subordinan, al menos nominalmente, al máximo representante del poder, cualquiera que sea este.

El traspaso de poder de Castro I a Castro II, por lo progresivo y previsible, no significó cambio alguno en estos grupos, máxime cuando la "disputa" Minint versus FAR fue resuelta a favor de éste último en el verano de 1989, concediéndole tiempo suficiente a Castro II para hacerse con el control completo del Minint. Si esa "victoria" redundó en una consolidación del estamento militar daría para mucho más que un artículo, así que prefiero pasarla por alto en el presente.

Dejemos a un lado ese pretendido halo heroico con que han querido cubrir a los servicios de inteligencia y contrainteligencia, pues se trata de aparatos dedicados a ejercer la violencia

El Minint, si lo definimos crudamente con la menor cantidad de palabras, es el aparato de represión de la dictadura. Dejemos a un lado ese pretendido halo heroico con que han querido cubrir a los servicios de inteligencia y contrainteligencia, pues se trata de aparatos dedicados a ejercer la violencia por métodos un poco más refinados o, en última instancia, a recopilar información para el ejercicio de la violencia, dentro y fuera de las fronteras de la Isla.

El carácter represivo de esta institución, es parte consustancial de todas sus ramas desde su fundación e incluso antes. Sus filas están formadas, en su inmensa mayoría, por elementos "profesionales" que han escogido voluntariamente (independientemente de la motivación personal de cada uno) formar parte del aparato represivo. Incluso, los reclutas que pasan su servicio en el Minint lo hacen "voluntariamente" pues tienen la opción de pasarlo en las FAR.

No creo que a éstas alturas de la historia, alguien decida formar parte de un aparato eminentemente represivo al servicio de una dictadura si no tiene dentro de su ADN cierta vocación de represor; claro está, no todos tendrán la misma predisposición innata a ejercer la violencia contra sus semejantes, pero en general estamos en presencia de individuos dispuestos a ejercerla. Ya se ocupará la institución de cultivar esos instintos, ya sea estimulando su componente pseudo ideológico o simplemente acudiendo a las más bajas pasiones presentes en el ser humano. El hecho de que los miembros de esta institución sean cada vez más jóvenes y con menos nivel cultural, no es una casualidad. Esas tropas vestidas de negro o sus variantes de boinas de diverso color son la máxima expresión de ello.

Esta es la institución que desde el 1 de enero de 1959 más crímenes tiene en su haber y más sangre en sus manos, mientras que por otra parte, se trata de una de las instituciones más penetradas por la corrupción, al mejor estilo tercermundista latinoamericano. Estos dos factores provocan que sea la institución que con más decisión y violencia va a defender al poder, pues saben que un cambio puede significar tener que rendir cuentas y pagar por sus crímenes. A algunos de sus miembros, literalmente, le va la vida en ello.

La mayor parte de los altos cargos del Minint está formada por descendientes de los Amiguitos de la Sierra o de ex altos cargos de esa misma institución. El Minint se opondrá totalmente al cambio o se decantará por aquel grupo que les garantice, como mínimo, impunidad por sus crímenes.

El Minint es la institución que desde el 1 de enero de 1959 más crímenes tiene en su haber y más sangre en sus manos

El otro grupo que compone el estamento militar es las FAR, que por definición se ocupa de defender la nación de amenazas militares extranjeras, aunque durante muchos años actuó como legión particular en manos de Castro I para satisfacer sus ínfulas de Napoleón tropical.

Inicialmente, la alta oficialidad de las FAR estuvo constituida por elementos procedentes de la lucha insurreccional (de los cuales quedan unos pocos), pero con el tiempo y por requerimientos evidentes de nivel cultural y técnico, se fue nutriendo de oficiales formados en academias militares de la ex URSS y algunas cubanas. Esos oficiales de academia son los que forman hoy la mayor parte de los mandos de tropas en los tres ejércitos que componen las FAR y en el resto de sus direcciones y departamentos.

La mayor parte de esa oficialidad, sobre todo los que ostentan hoy grados de coronel en adelante (generales de división, brigada, etc.), avanzó en el escalafón militar gracias al desempeño mostrado en múltiples teatros de combate. Son los que llevaron sobre sus hombros el mando de tropas en Angola, Etiopía, Nicaragua y tantos otros lugares donde fueron enviados a morir los cubanos. Muy pocos de ellos provienen de familias de la nobleza verde olivo. Entre ellos se han forjado fuertes lazos de amistad y lealtad que van más allá de ideología alguna y que mucho tienen que ver con sus experiencias de vida y de combate.

Estos generales y altos oficiales, disfrutan de privilegios por razón de su cargo, pero no tienen acceso a verdaderas fuentes de riqueza. Muchos de ellos radican en comunidades militares donde conviven con las familias de oficiales de menor rango y pueblo llano, así que no son ajenos a la situación real del país. Sus privilegios ni de lejos se comparan con los de los oficiales y miembros del Minint. Es común ver un coronel de las FAR en una guagua o en una bicicleta, mientras cualquier tenientico represor del Minint, como mínimo, anda en una moto.

Estas diferencias son las que siempre han creado fricciones entre esas dos instituciones y que en la situación actual no hacen más que agravarse. Por otra parte estos oficiales también desprecian a los "generales MBA" que hoy forman parte de Gaesa y sus 40 ladrones, pues resultan su antítesis perfecta, grados ganados por relaciones, no se han probado como hombres en el combate y disfrutan de todo lo que ellos carecen.

Los oficiales de las FAR desprecian a los "generales MBA" que hoy forman parte de Gaesa y sus 40 ladrones, pues resultan su antítesis perfecta, no se han probado como hombres en el combate y disfrutan de todo lo que ellos carecen

Ya descrita la situación de la alta oficialidad, hablemos de los oficiales de menos graduación, clases y soldados, que son los encargados en última instancia de cumplir las órdenes, o sea, de halar el gatillo y disparar llegado el caso.

En Cuba, a diferencia del resto de las dictaduras latinoamericanas y de una buena parte del mundo, a excepción del antiguo campo socialista, los soldados del ejército no son soldados profesionales, la tropa está formada por reclutas, obligados por ley a prestar un servicio militar.

Estos jóvenes reclutas, en su inmensa mayoría, ni tienen vocación de soldados ni se sienten comprometidos en modo alguno con la "épica" revolucionaria. Lo más que pretenden es pasar el tiempo que están obligados a cumplir, con la menor cantidad de problemas posible. Son los mismos jóvenes que salieron a protestar el día 11 buscando cómo cambiar la situación o si no lo consiguen, tratarán de marcharse de Cuba.

Llegado el caso de un levantamiento popular a gran escala, en la que los esbirros del Minint y sus tropas de choque se vean sobrepasados por el pueblo, el último recurso del poder pudiera ser acudir a las FAR para controlar la situación, pero, y aquí está el pollo del arroz con pollo, no existe la menor garantía de que la tropa cumpla esas órdenes, pues aunque la alta oficialidad se pusiera del lado del poder, los soldados, encargados en última instancia de ejecutarlas son, en definitiva, parte del pueblo. Este no es un detalle menor y desde fecha tan lejana como 1994, durante el Maleconazo, fue una conclusión a la que arribaron los altos mandos de esa época y los cambios de allá a acá no inspiran a pensar que pueda haber cambiado esa percepción.

En realidad, el fantasma de sacar los tanques a la calle, le quita más el sueño a los dueños de los tanques que al pueblo. La caída de la dictadura en Rumanía debe estar fresca aún en la memoria de muchos y la posibilidad de una reedición tropical no es de desdeñar.

La caída de la dictadura en Rumanía debe estar fresca aún en la memoria de muchos y la posibilidad de una reedición tropical no es de desdeñar

Este grupo tiene el peso suficiente como para inclinar la balanza en uno u otro sentido en un momento de definiciones. Su poder de fuego es infinitamente superior al del Minint y todas sus fuerzas especiales, por lo que, llegado el caso, puede someter a éste a escala nacional.

Para propiciar un cambio en Cuba, debe ser prioritario ganar a éste grupo, de ser posible, comenzando por la alta oficialidad, pero haciendo especial énfasis en mantener el vínculo constante con los soldados, hijos y hermanos de los mismos que salieron a protestar el 11J, pues es la única garantía de que permanezcan de parte del pueblo.

Dinámica post 11J

Transcurridos dos meses y medio, es tiempo suficiente para apreciar cuál ha sido la dinámica en las relaciones entre estos grupos para enfrentar el reto lanzado el 11 de julio pasado, analizar la evolución de la situación en Cuba así como especular sobre las estrategias que estos grupos parecen haber adoptado o adoptarán en el futuro.

Posteriormente al 11J se ha producido un agravamiento acelerado de la crisis, fundamentalmente a partir de una segunda ola pandémica mucho más agresiva que la primera, con una explosión descontrolada en los casos de contagiados y fallecidos que resulta imposible ocultar. Al mismo tiempo, la irresponsabilidad e ineficiencia del Gobierno y todas sus instituciones ha provocado una ola de protestas de baja intensidad en la población, que sólo ha sido manejada con un incremento de la presencia policial y de la represión, acompañada por la aprobación apresurada de más decretos diseñados para acallar las voces que disientan del discurso oficial.

Más allá de alguna aparición en los medios de Machado Ventura recomendando cultivar plantas medicinales o de Ramiro Valdés condecorando a los policías de tránsito que le facilitaron la huída de Palma Soriano, los Amiguitos de la Sierra han hecho mutis. Tan es así que, después de la fugaz aparición de Raúl Castro en la pachanga de La Piragua, se han disparado las especulaciones sobre su muerte. La conclusión a la que podemos llegar es que han dejado el manejo de la crisis en manos de los Conejillos talibanes, a menos que las cosas se salgan de control y decidan intervenir, cosa que resulta perfectamente lógica, al menos para ellos.

Por su parte, los Conejillos talibanes, encabezados por Díaz-Canel, lo único que han hecho es repetir lo único que conocen: más represión, más discursos vacíos y más acusaciones a EE UU, el "bloqueo", la CIA y todos los culpables de siempre. La ronda de visitas por barrios de La Habana y la propaganda montada en los medios, que algunos han comparado con las prolongadas sesiones de fotos de las quinceañeras, son un intento burdo de copiar la estrategia comunicacional del difunto máximo líder, pero solamente han servido para incrementar los memes y burlas en las redes sociales.

Respecto a las condiciones que llevaron a la explosión social del 11J, el Gobierno se ha limitado a la aprobación de algunas medidas que podían haber adoptado desde hace mucho, pero que no van a resolver la crisis. El único efecto visible de estas medidas es la constatación por parte de la gente de que el cambio está en sus manos, ya sea visibilizando los problemas en las redes o protestando en las calles.

Más allá de repartir algunas donaciones recibidas de sus aliados habituales, Rusia, China, Venezuela y ahora México, Díaz-Canel y su equipo no han podido enfrentar con recursos la crisis de medicinas, oxígeno, insumos médicos y alimentos que afronta la nación. En mi opinión, esto obedece a que las arcas del Estado están vacías, y cuando digo Estado, me refiero a este grupo en particular, que es quien administra el presupuesto "oficial" del Gobierno y se nutre de los ingresos del sistema empresarial estatal; o sea, la parte improductiva de la economía.

Gaesa y sus 40 ladrones continúa con la construcción a todo tren de hoteles y no ha desviado ni un centavo de sus arcas para financiar los recursos que el Gobierno requiere con urgencia para enfrentar la crisis

Mientras esto sucede, el Minint continúa en pié de guerra desde el día 11 de julio y hasta la fecha no ha reducido la intensidad de su presencia en las calles, sino todo lo contrario. Conjuntamente con estas acciones de terror generalizado, ha incrementado el hostigamiento contra todas las figuras de la oposición o la sociedad civil que no están tras las rejas, con especial énfasis en los periodistas independientes. Mientras tanto, las FAR se han mantenido fuera de la ecuación hasta hace unas semanas, cuando comenzó a dar apoyo en la producción y distribución de oxígeno medicinal como respuesta a la debacle con este producto en plena pandemia.

Un detalle que resulta curioso y que en su momento estimuló las especulaciones, fue la ausencia de representantes de los altos mandos de las FAR en la alocución de Díaz-Canel llamando a desatar la represión el 11J. No creo que fuera resultado de una casualidad u "olvido", pues dada la gravedad de la situación, nada más lógico que el "presidente" en su carácter de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, según la Constitución, contara con la presencia de los máximos jefes de esa institución en un momento como ese.

Mientras todo esto sucede, Gaesa y sus 40 ladrones continúa con la construcción a todo tren de hoteles y no ha desviado ni un centavo de sus arcas para financiar los recursos que el Gobierno requiere con urgencia para enfrentar la crisis. Lo que pudiera interpretarse como una acción hasta cierto punto suicida, admite una segunda lectura con objetivos a más largo plazo.

A pesar de que estos personajes viven en una burbuja de opulencia, son lo suficientemente inteligentes como para estar al tanto de lo que sucede y no dudo de que en sus cálculos esté aprovechar la crisis actual para alcanzar sus intereses. Analizando esta estrategia de mantenerse al margen, no resulta descabellado especular un posible curso de acción para hacerse de una vez con el poder.

El guion pudiera ser el siguiente: negarle los recursos para enfrentar la crisis al grupo que ostenta el poder nominal, lo que traería como consecuencia una profundización de la crisis y el desgaste en imagen y credibilidad de este grupo, sobre todo haciéndole cargar con el desastre del enfrentamiento a la pandemia en el momento más crítico de esta, y que de una manera u otra calculan que debe comenzar a remitir en los meses finales del año o en el primer trimestre del próximo.

Al comenzar a remitir la pandemia o quizás antes, es de esperar un incremento de las acciones de protesta, si no se produce otro estallido social, a lo que hay que sumar las acciones de desobediencia civil que ya comienzan a organizarse. Todos estos factores combinados pudieran llevar al país a un clima de ingobernabilidad que no haría otra cosa que profundizar la crisis actual y que resultaría imposible solucionar con más represión. Ese sería el momento perfecto para que este grupo pase a la acción.

Lo primero sería la remoción de Díaz-Canel y su gabinete y su sustitución por un grupo de tecnócratas, supuestamente "ajenos" al poder, combinado con la promesa de una apertura caracterizada por cierta liberalización económica

Lo primero sería la remoción de Díaz-Canel y su gabinete y su sustitución por un grupo de tecnócratas, supuestamente "ajenos" al poder, combinado con la promesa de una apertura caracterizada por cierta liberalización económica y quizás hasta ciertos cambios políticos. El sacrificio de los Conejillos talibanes sería acogido favorablemente dentro y fuera de Cuba y serviría de señuelo para ocultar su jugada. Por otra parte, crearía las condiciones ideales para que la Casa Blanca reanudara su política de deshielo con más concesiones.

Estos "cambios" darían paso a una transición pactada con una "oposición" construida al efecto, a la que ya se le ha comenzado a dar visibilidad y que cuenta con sus propios "medios independientes", contactos con el lobby lópez-callejista y buenas relaciones con la izquierda internacional, en especial, la de EE UU. El resto de la oposición tendría básicamente dos opciones: mantenerse intransigente o llegar a un acuerdo para participar en el pastel supuestamente democrático. ¿Qué hará cada organización, grupo o líder de la oposición? Eso lo sabremos llegado el momento, pero vista la historia de nuestra tribu no me arriesgaría mucho en apostar por lo primero.

Por último, quedaría el asunto del exilio y la diáspora. Aquí cabe esperar un comportamiento similar al de la oposición, sobre todo si se usan dosis adecuadas de oportunidades de negocios y facilidades económicas y de inversión combinadas con promesas de democratización, resarcimiento a partir del reconocimiento de este "nuevo Gobierno". No se puede perder de vista la actuación de grupos y organizaciones en diversos países, sobre todo en EE UU, que promueven un "acercamiento".

El único factor que queda fuera de los cálculos en este escenario es el pueblo. Tanto los Conejillos talibanes como Gaesa y los 40 ladrones parecen apostar por lograr controlarlo, uno con represión pura y dura y el otro con un cambio fraude. ¿Funcionará alguno de esos dos mecanismos?, ¿Serán capaces las organizaciones opositoras y la sociedad civil de asumir estos retos y junto al pueblo conseguir un verdadero cambio?, ¿Se producirá una explosión social o levantamiento popular definitivo que precipite los acontecimientos?, ¿Entenderán finalmente los líderes de la oposición, influencers y demás personajes que la gente se está cansando de tanto estrellato? Son demasiadas preguntas, pero si algo quedó claro el 11J es que la Historia, con mayúscula, conserva la capacidad de sorprendernos y prefiero confiar en que el pueblo vuelva a darnos, a todos, una nueva lección. Se aceptan apuestas.

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