Esas huestes de matones
Las décimas de esta semana están dedicadas a agentes y civiles que cargan a golpes contra quienes protestan
Nueva Jersey |
, Esas huestes de matones
de la junta militar
—que quieren intimidar,
con sus palos, sus camiones
al pueblo que, a borbotones,
ha salido a decir " basta",
y a hacerle frente a la casta
que se añeja en el poder—
ya no pueden contener
a una Cuba iconoclasta.
Esas huestes de matones
—que campean por el prado
con órdenes del Estado
de repartir bofetones
durante los apagones—
buscan callar el clamor
del pueblo con el terror
de esa junta militar,
de esa vergüenza sin par,
de ese cuerpo represor.
Esas huestes de matones
—y ese valor colectivo
del régimen verde olivo
que ha sacado los cañones
y que apunta a los balcones
de la población civil
porque lo ordenó un mandril—
provocan vergüenza ajena.
Soldado: ¿no te da pena
empuñar ese fusil?
Esas huestes de matones
—al grito de " Patria o muerte"
del régimen que convierte
escuelas en escuadrones
y que transforma en bribones
a todos sus seguidores—
son de la Isla los peores
ejemplos de cubanía.
La suya no es Guerra Fría.
Es inventario de horrores.
Esas huestes de matones
—escuadrones de la muerte
que, a la orden del Hombre Fuerte,
agarran palos, bastones
y patrullan las regiones
y barriadas disidentes
armados hasta los dientes
y dispuestos a matar
por la junta militar—
son tremendos delincuentes.
Esas huestes de matones
—que tergiversan los hechos
y no entienden de derechos
ni tampoco de razones
y carecen de emociones
y de sensibilidad—
se oponen a la verdad
de un pueblo que no se calla
y que libra su batalla
contra la continuidad.
Esas huestes de matones
—esos milicos sin gracia—
temen a la democracia
y le enfilan los cañones.
Como carecen de dones,
de amigos y de decencia,
se suman a la excrecencia
de esa dictadura vil,
y reptan como el reptil
que les nubló la conciencia.
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